Conflicto entre dichos y hechos
Mentiras bicentenarias
Tras el “caso Redrado”, el gobierno afrontará el desafío de cómo preservar el “modelo” o cómo explicar su hundimiento con denuncias conspirativas.
Sergio Serrichio
CMI
Es dudoso que Néstor y Cristina Kirchner logren preservar la viabilidad política del “kirchnerismo”, pero hay que reconocer que bajo su influjo la política argentina se resignó a la táctica como ejercicio permanente.
Así, por caso, Julio Cobos sopesa qué hacer en el caso del antes removido y ahora renunciado ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, a la luz de un doble desafío: despegarse de él y, a la vez, no convalidar los manejos del gobierno del que institucionalmente es parte, para no debilitar su rol de contracara del kirchnerismo, sobre el que edifica su candidatura presidencial.
A Alfonso Prat-Gay, ex titular del Central y hoy diputado de la Coalición Cívica, la renuncia le alivió el difícil equilibrio entre la demanda de su partido y de su líder, Elisa Carrió, de no dar más letra a la decisión del gobierno, y su convicción de que el golden boy fue un funcionario acomodaticio y fracasó en su principal misión: combatir la inflación.
Más sencilla es la situación de Gustavo Marconato, el representante del oficialismo, su “dictamen” estaba pre-escrito, y lo mantendrá.
A la especulación de los miembros de una comisión que debía pronunciarse sobre algo ya decidido, el gobierno agregó, tras la renuncia de Redrado, la decisión de no aceptársela, aunque, de otro lado, no lo reconocía como tal. En suma, una perfecta farsa. Y así fue desde el principio, como muestran los argumentos oficiales respecto del origen del conflicto: el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 2010, por el cual el gobierno ordenó al Banco Central constituir el “Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad (Fobide)” con 6.569 millones de dólares de sus reservas. Primero, el dinero era una “garantía”, luego era para pagar deuda, más tarde para sostener el gasto público corriente, y ya se dice que servirá para repartir entre las provincias.
Según la presidenta, quienes se oponen al Fobide son socios de los “buitres” y quieren endeudar al país. Pero el DNU 2010 es parte de un plan para que el gobierno se endeude a lo grande (otro decreto autoriza la emisión de bonos por 15.000 millones de dólares, sólo en Estados Unidos) y dio a los buitres el mejor argumento que tuvieron en años para litigar contra el país. Otro paso es el canje al que apuesta el ministro de Economía, Amado Boudou.
UN TALIBÁN K
En sus denuncias sobre buitres y conjuras, la presidenta omite señalar una conexión directa en sus propias filas: Sergio Chodos, el nuevo hombre fuerte del kirchnerismo en el Banco Central.
Chodos asesoró a Boudou en su paso por la Anses y fue uno de los autores intelectuales y jurídicos de la reestatización del sistema previsional y del DNU 2010.
En un paréntesis de sus faenas en los gobiernos K (antes de director del Central, fue asesor en Economía, secretario de Finanzas, funcionario de Medio Ambiente y, tras la reestatización jubilatoria, titular del Fondo de Garantía de la Anses), Chodos trabajó en el estudio Bruchou, Fernández Madero, Lombardi & Mitrani, desde el cual participó como asesor jurídico en la última gran emisión externa de bonos de Buenos Aires, por 475 millones de dólares.
El titular de ese estudio es Enrique Bruchou, hermano de Juan Bruchou, presidente en la Argentina de Citibank, una de las tres entidades -las otras son Deutsche Bank y Barclays Capital- que propusieron al gobierno el canje de deuda y tienen mucho para ganar en el mismo, pues compraron a precio de remate gran parte de los bonos en default.
Si el canje y el Fondo del Bicentenario prosperan, esos bancos embolsarán cientos, tal vez miles, de millones de dólares de ganancia. No habría, en principio, nada ilegal en ello, del mismo modo que el juez Norberto Oyarbide no encontró nada ilegal en el astronómico enriquecimiento de los Kirchner, entre cuyos ítems destacados figuran rendimientos bancarios en dólares que envidiaría un buitre.
HECHOS VS. PALABRAS
Con Redrado fuera de escena, la desesperación oficial por hacerse de fondos será más y más evidente, y el discurso deberá confrontarse con los hechos. Valgan, para empezar, un par de datos sobre el “desendeudamiento”: tras la reestructuración de 2005 (en palabras de Néstor Kirchner, “la mejor negociación de deuda de la historia”) la deuda pública se redujo en 67.000 millones de dólares, a 126.000 millones. Después del pago al FMI, de siete años de superávits, del Fobide, del nuevo canje y de la “reinserción financiera”, superará los 160.000 millones.
¿Cómo entender tanta disonancia entre hechos y palabras?