Dramática autoevacuación de 40 familias en Arroyo Leyes por la crecida del río


Pescadores resisten al costado

del camino la furia del agua

En la tarde de ayer se abrió una filtración en una defensa precaria del Arroyo Leyes. Los lugareños comenzaron a abandonar sus viviendas y subir a la zona alta, hasta la vera de la Ruta Nº 1. Allí están armando sus ranchos con tirantes, chapas y nylons. La asistencia llega lentamente.

Pescadores resisten al costado del camino la furia del agua

Agua en las rodillas

Los lugareños dejan su casa que ya fue tomada por el agua tras el desborde del río. Son 40 las familias de pescadores autoevacuadas que se están asentando al costado de la Ruta Nº 1, pasando el arroyo Leyes. Foto: Néstor Gallegos

 

Luciano Andreychuk

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Eran desterrados a la vera de la ruta, pescadores que habían huido a tiempo del desborde intempestivo del río luego de que se abriera una defensa. Eran pescadores embarrados, sucios y tristes, que comenzaban a levantar sus ranchitos con troncos, chapas y nylons, en la zona alta: como si vivieran un pasaje del relato bíblico, habían subido hasta su monte Ararat escapándole al agua. Pero perdonaban en silencio a ese río que, aunque hoy los despoja de sus pertenencias, desde siempre les dio de comer.

Ayer a la tarde, un grupo de 40 familias que en su mayoría viven de la pesca para subsistencia, asentadas en inmediaciones del Arroyo Leyes -en jurisdicción de Santa Rosa de Calchines, sobre la Ruta Nº 1-, debieron abandonar sus asentamientos porque se abrió una filtración en un terraplén de defensa y desbordó el río. Se fueron instalando al costado de la ruta, en el sector oeste, mientras comenzaba el pedido desesperado por ayuda. Padecieron en la desazón y la intemperie, hasta que la comuna de la mencionada localidad costera -en conjunto con Protección Civil de la provincia- comenzó a asistirlos.

Ya esta mañana y bajo una incesante lluvia, se les había provisto elementos para construir viviendas precarias en esa zona; también se les brindó asistencia sanitaria y se instalaron baños químicos. Personal policial trataba de ayudar en lo que se podía, acercando provisiones y controlando el tránsito en ese sector. Todavía había algunas familias que no habían podido salir de la zona inundada.

Resistir hasta que duela

“Nos estamos arreglando como podemos, con lo que tenemos”, dijo a El Litoral Mario Sosa, mientras macheteaba y luego clavaba unos troncos que sería la estructura de su rancho. “De acá no nos vamos, no nos podemos ir. Somos pescadores, el río nos da de comer... Mirá, allá tengo mi bote”, señalaba Fernández -otro damnificado- hacia un punto borroso y lejano en el agua. Al mismo tiempo, otro vecino arrastraba una chapas que serían las paredes de su refugio.

“Nos ayudaron bastante hasta ahora. Nos quedaremos acá hasta el final. Nos trajeron agua y otras cosas, pero necesitaríamos que nos acerquen alimentos. También algunos colchones y frazadas”, pidieron humildemente José e Isabel, abuelos de edad avanzada. Se les sentía el olor a pescado impregnado la piel. “Ojalá que al menos pare de llover”, rogaron. Pero la lluvia no cesaba.

La ayuda

Sobre la calzada de la ruta los camiones pasaban despacio. Algunos choferes se detenían a ofrecer una mano, otros miraban con indiferencia y seguían. Elbio Yossen, presidente comunal de Santa Rosa de Calchines, se quejaba de que el celular le sonara tanto. Lo llamaban de las radios, desde otras localidades costeras, desde el gobierno. “Estamos ayudando con lo que haga falta a las familias que se autoevacuaron. Lamentablemente todo fue muy rápido, encima el tiempo no ayuda, cayeron 40 milímetros más”, se lamentó.

“La parte este no está inundada, pero si sigue lloviendo es muy probable que también el agua pase. Ahí tenemos unas 35 familias más que también se tendrían que autoevacuar”, se sinceró con un pronóstico para nada alentador. “Es tan bajo este terreno que casi estamos en el lecho del río, era esperable una situación así. Hay que ponerle el pecho a la circunstancia y estar con las familias perjudicadas, ayudando en lo que se pueda”, dijo.

Los pescadores seguían levantando sus refugios bajo la lluvia impiadosa. No dejarán el lugar, y deberán esperar a que bajen las aguas, quizás varios meses, para retornar a sus hogares. Sobrevivirán su suerte al costado del camino.

Garantizan la asistencia

El subsecretario de Protección Civil de la provincia, Marcos Escajadillo, confirmó a El Litoral que se ha coordinado con la Comuna la asistencia que recibirán las 40 familias que permanecen desde ayer a la vera de la Ruta 1. “Les llevaremos alimentos, agua potable y se hará una instalación segura para que cuenten con suministro eléctrico en ese lugar”.

El funcionario dijo que esta situación “estaba prevista”, y que por eso “ya habíamos llevado chapas, tirantes y plásticos”. Según estimó Escajadillo, el precario asentamiento permanecerá junto a la ruta hasta que baje el río, es decir “en unos dos o tres meses, por lo que será un proceso largo”.

Pescadores resisten al costado del camino la furia del agua

Construyendo el refugio

Una familia levanta los tirantes que darán estructura a la precaria vivienda a la vera de la ruta. Los pescadores aseguraron que no dejarán el lugar, y aguardarán a que el agua baje para retornar a sus hogares. Foto: Néstor Gallegos

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Más lluvias

El Servicio Meteorológico Nacional anticipa en su pronóstico extendido la continuidad de las lluvias, al menos hasta el domingo, en la ciudad de Santa Fe y zonas aledañas.

Sólo durante la jornada del sábado no se registraría precipitaciones pero el cielo se presentaría nublado.

/// el dato