ESPECIAL PARA EL LITORAL

OTRA MIRADA

 

 

Un lugar en el mundo

 

por Rubén Rossi (*)

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Las grandes obras las sueñan los genios, las ejecutan los luchadores, las disfrutan los cuerdos y las critican los inútiles.

Casa Fútbol ha sido producto de la capacidad de concretar esas cosas que a uno siempre le parecen imposibles de realizar, esas que uno cree que invariablemente la tendrán los demás.

Frecuentemente consideré que si bien la necesidad agudiza el ingenio es la convicción la verdadera madre de las acciones que cambian el curso de la historia en las instituciones deportivas y sustentado en esas ideas es que hoy el club asiste a un momento histórico, indudablemente el tiempo es un maestro de ceremonia que siempre acaba poniendo a las cosas y a los hombres en su justo lugar.

Es impresionante el paisaje al que uno asiste cuando ve el predio del club a la vera de la autopista Santa Fe-Rosario, será porque en definitiva el paisaje es un estado del alma al que observamos con los ojos de adentro, en donde habitan los ideales y los sueños del hombre, esos que en la mayoría de los casos no se concretan nunca y que a veces hacen pensar que vivir tanto tiempo sin que a uno le sucedan este tipo de cosas es realmente vergonzoso.

Para bien o para mal, me considero un hombre obligado a soñar con el pasado, será porque ese pasado del que hablo fue sinónimo de muchas alegrías ligadas al club. Pero este presente institucional no deja de sorprenderme con su esplendor, el que hoy se refleja en la concreción de un lugar como el que ahora tiene Colón para que los espíritus del fútbol en su estado más puro permanezcan inalterables en su rojo sangre de vida y su negro luto de muerte.

Estuve con el Dr. Lerche reunido después de la derrota en Chile y él me preguntaba si estaba todo en orden, si no necesitábamos algo, y pensé para mis adentros: ¿cuán grande son sus convicciones, cómo le puedo seguir pidiendo cosas a un hombre que acaba de renunciar a un sueño? Después de reflexionar un rato tuve la respuesta, lo del martes fue un anhelo, sólo se perdió un partido, porque su sueño sigue intacto.

Me gustaría que Casa Fútbol sea un lugar donde se guarden los recuerdos y se pierdan los olvidos, porque si para algo sirve la memoria es para conservar vivos a los que lo han merecido, para acordarse siempre de los hombres buenos, que es al final de cuentas, lo único que vale la pena haber sido, porque en definitiva como decía mi admirado Osvaldo Soriano: “El fútbol no es más que pura fantasía, dibujitos animados

para mayores”.

(*) Director Ejecutivo del fútbol amateur de Colón.