Radiografía del país

Magnanimidad educativa

No es una cuestión de cantidades sino de efectos. ¿ Cuál es el futuro sin educación?

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La oportunidad de la educación, una necesidad de todos.

Foto: Archivo /El Litoral

 

Guillermo Villarreal

polí[email protected]

DyN

La Iglesia Católica le puso un cero al gobierno en materia educativa y le reclamó “magnanimidad” para tratar la educación como una verdadera cuestión de Estado, al fogonear la polémica por el número de jóvenes que no estudian ni trabajan en el país, que estimó en casi un millón.

El ministro de Educación, Alberto Sileoni, relativizó esa cifra y aseguró que son 500 mil en esa condición, aunque reconoció que la problemática existe, es preocupante y afecta en particular a los sectores más pobres. “Sean un millón, 500 mil ó 10 mil, siempre duelen, y obligan a toda la sociedad, incluida la Iglesia, a revertir esa realidad de exclusión y marginación”, dijo el arzobispo José María Arancedo.

En tanto, ministros provinciales del área coincidieron en que la deserción escolar en la enseñanza media es de alrededor del 50 por ciento, al tiempo que advirtieron en las zonas rurales apenas el 10 por ciento completó ese ciclo. Esos guarismos corroboran la preocupación de los obispos católicos, pero las estadísticas relevadas por la Universidad Católica Argentina (UCA) son todavía más lapidarias.

Constatación

El Observatorio de la Deuda Social de esa casa de altos estudios constató que en el ciclo secundario, la falta de oportunidades y la pobreza excluyen a los adolescentes de la educación formal. Según un sondeo de 2009, el 19 por ciento de los adolescentes en los primeros años del nivel medio y el 41 por ciento en los últimos años no asisten a la escuela o están atrasados respecto de su edad.

En este grupo, el déficit educativo guarda alta correlación con el estrato socioeconómico, siendo claramente más regresivo y temprano a medida que disminuye el segmento social al que pertenece. Así un adolescente de entre 13 y 17 años perteneciente al 25 por ciento más pobre del país tiene 9,5 veces más posibilidades de no asistir al colegio que otro joven del 25 por ciento más rico.

Frente a este panorama, el titular de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, obispo Jorge Casaretto, reiteró esta semana que la educación es la “herramienta vital” para lograr la inclusión social, y pidió a las autoridades que la escuela secundaria garantice una salida laboral y favorezca la relación con los empresarios, además de facilitar la reinserción de los alumnos que dejan el sistema.

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Inversión

En tanto, Sileoni recogió el guante y se comprometió en público a desarrollar acciones para favorecer la escuela secundaria, que según dijo será el nivel en el que el gobierno invertirá más en los próximos dos años.

El responsable de cartera educativa nacional anticipó además que la presidenta Cristina Fernández hará anuncios en este sentido la semana próxima, con el objetivo de retener a los estudiantes en las aulas e incorporar a aquellos que quedaron afuera.

Pero las promesas de una mejor calidad educativa, pudo constatar DyN, no convencen a los obispos, que esperan medidas urgentes, en particular en el ciclo secundario, cuya recuperación la Iglesia considera acertada y necesaria tras el fracaso del Polimodal.

Sin embargo, el titular de la Comisión Episcopal de Educación Católica, arzobispo Héctor Aguer, puso en duda que pueda cumplirse la obligatoriedad que se propone para el nivel medio, al considerar que el problema es “la pobreza, la indigencia o la miseria en la que viven vastos sectores de nuestro pueblo”.

El prelado platense se preguntó en este sentido cómo podrán sostener esa escolaridad, por más gratuita que sea, las familias “arrastradas por un aluvión alarmante de decadencia material, cultural y moral”.

“Sin educación no es posible la inclusión social, pero sin inclusión social no es posible una auténtica educación”, aseveró Aguer esta semana en Salta en el marco del Curso de Rectores organizado por el Consejo Superior de Educación Católica (Consudec).

En tanto, para el arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, el compromiso real con la educación requiere trabajar para mejorar el sistema, cultivar la calidad educativa e incluir a todos, porque, advirtió, “en una sociedad del conocimiento y de la intercomunicación, no estudiar significa casi no ser en la consideración de los otros”.

En este contexto de crisis educativa, donde los jóvenes no tienen futuro ni expectativas de progreso, un obispo dijo a esta agencia que los versos de Rubén Darío se actualizan, aunque a modo de interrogante: “¿Juventud, divino tesoro?”


Indec

La UCR, el Peronismo Federal, la Coalición Cívica y el socialismo realizarán una audiencia pública el jueves en el Senado para “regularizar el Indec”, por la que desfilarán directores nacionales desplazados del instituto, economistas, estadísticos y representantes del Consejo Académico.

“En una sociedad del conocimiento y de la intercomunicación, no estudiar significa casi no ser en la consideración de los otros”.

Mons. Mario Cargello,

arzobispo de Salta.

“Sean un millón, 500 mil o 10 mil, siempre duelen, y obligan a toda la sociedad, incluida la Iglesia, a revertir esa realidad de exclusión y marginación”, dijo el arzobispo José María Arancedo”.

José María Arancedo,

arzobispo de Santa Fe.