La vigencia de un clásico

Discreto, atemporal y sofisticado, el negro vuelve a erigirse como símbolo de la elegancia y despliega toda su magia para ofrecer una imagen tan vanguardista como clásica.

TEXTO. CARMEN MARTÍN. FOTOS. EFE REPORTAJES.

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Con el beneplácito de los gurús de la moda, el negro, la ausencia de color, se impone en el vestidor femenino para tornarlo más sobrio, más sofisticado y más femenino. “Una mujer nunca se sentirá poco o demasiado vestida con un traje negro”, dice Karl Lagerfeld.

El negro estuvo ligado íntimamente al luto y a los uniformes del servicio del hogar hasta que, en 1926, Coco Chanel lo integró en la vida cotidiana de la mujer urbana con la creación de la “petite robe noire”, un vestido con largo a la rodilla, cuello a la caja y mangas entalladas, de gusto exquisito y muy favorecedor.

Una prenda sencilla, de líneas puras y sobrias, y concebida para lucir delicados complementos y resaltar el encanto femenino que, al día de hoy, es un clásico de la moda y la pieza favorita de la mayoría de las mujeres.

A partir de ese momento, el negro, que se convirtió en la bandera de la exquisitez, también se instaló en las prendas de las divas de Hollywood. Muchas actrices de los años ‘40, ‘50 y ‘60 se rindieron ante su calidez y su elegancia.

Quién no recuerda a Rita Hayworth, en la película “Gilda”, enfundada en un impresionante vestido de raso negro, o a una exquisita y delicada Audrey Hepburn en el filme “Desayuno con diamantes”.

Más atrevido fue el modisto español Cristóbal Balenciaga, que en 1949 realizó una colección totalmente teñida en negro, color que se convirtió en símbolo de la aristocracia.

Tras él, diseñadores como Christian Dior, Mary Quant e Yves Saint Laurent impondrían el negro en la vestimenta femenina. En la década de los años noventa, diseñadores como Ralph Lauren o Donna Karan servían sus diseños minimalistas bañados en la oscuridad del “no color”.

NUEVAS TENDENCIAS

Ahora, muchos diseñadores proponen el versátil e imbatible color negro para encarar la crisis y su fantasma, una apuesta tan segura como elegante que tiñe todas las tendencias.

Creadores como Prada, Miguel Palacio, Stella McCartney, Lanvin, Dolce&Gabbana, Giorgio Armani, Roberto Cavalli, Versace, Louis Vuitton o Nina Ricci han decidido venerar al “look noir” esta temporada.

Los vestidos que llegan son asimetrías atrevidas, encajes, frunces, transparencias o vertiginosos escotes, mientras que los pantalones muestran su estrechez en patrones pitillos.

Chaquetas con hombreras, minis, camisas, camisetas, trajes de noches, zapatos, bolsos y sandalias no se quedan atrás y también entonan su personal oda al negro.

“El negro me parece alegre y sofisticado. Además, vestirse con ese color tiene su recompensa: te hace tres kilos más delgada”, explica la diseñadora Diane Von Furstenberg, icono de la moda americana.

“Las prendas negras estilizan la figura, levantan el ánimo y aportan elegancia, sofisticación y porte. Es una seña de identidad y crea adicción. Las mujeres a las que les gusta el negro lo adoran y lo visten siempre, porque no aburre tantos como otros tonos y es más fácil de combinar”, explica la estilista Pepa Fernández.

“Combinado con blanco y beige es un acierto, pero esta temporada se impone con autoridad el negro sobre el negro, es decir la superposición de tejidos y texturas. Vestir con un solo color implica carácter y, más aún si se trata del noir”, dice la estilista.

Ahora, el negro se asocia a las personas más “fashion”, así como a diseñadores de vanguardia como Alexander Wang o Balmain. “Pero hay clásicos negros que no pueden faltar en el guardarropa femenino: esmoquin, blazer, pantalones pitillo, abrigo, vestido de cóctel, jersey de cuello pico, cazadora de cuero, botines, zapatos de salón y bolso”, detalla Pepa Fernández.

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muchos diseñadores proponen el versátil e imbatible color negro para encarar la crisis y su fantasma, una apuesta tan segura como elegante que tiñe todas las tendencias.