CREADOR DE LA MISA CRIOLLA

Ariel Ramírez: adiós al maestro

Nacido en Santa Fe, su obra trascendió al mundo hasta convertirlo en un embajador cultural del país. Murió anoche, a los 88 años.

Ariel Ramírez: adiós al maestro

A los 4 había conocido el piano. Su Misa Criolla vendió más de 10 millones de placas en todo el mundo; además, como pianista grabó 40 placas discográficas y 400 composiciones. Foto: ARCHIVO EL LITORAL

 

DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL

[email protected]

Ariel Ramírez, uno de los mayores exponentes del folclore argentino, murió anoche, a los 88 años, por un cuadro de neumonía agravado por un problema renal. Sus restos eran velados hoy en el Congreso de la Nación, a partir de las 11, según informó una fuente de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic), de la que Ramírez fue presidente por cinco mandatos consecutivos, hasta 2004.

La inhumación será mañana en el panteón del Sadaic en el cementerio de la Chacarita. Está previsto que el cortejo fúnebre haga un alto ante la sede de esa entidad, en Lavalle al 1500, como homenaje a uno de sus mayores propulsores.

El músico estaba internado desde hacía más de una semana en terapia intensiva de una clínica de la localidad bonaerense de Monte Grande, en el sur del conurbano, donde se lo trataba además de problemas neurológicos. El artista sufría desde hace años una enfermedad degenerativa que incluso afectaba su memoria.

Los sonidos de la tierra

Ramírez logró infundir a los sonidos de la tierra una resonancia universal. Esa repercusión fue particularmente lograda en su obra maestra, la Misa Criolla, en la que consiguió templar la solemnidad ceremonial religiosa con la vivacidad del charango. La estrenó a mediados de los ‘60, tras más de una década de gestación, y fue la obra de raíz folclórica nacional más interpretada en el mundo y con más versiones, inclusive una del tenor José Carreras. Toda su obra, de una musicalidad melodiosa, tuvo sólida inserción en el acervo musical argentino y extendido eco en el exterior, entre otras razones porque fluía de una concepción abierta del folclore que lo llevó a abordar géneros variados y a crear con gran libertad.

Ramírez había nacido en Santa Fe el 4 de septiembre de 1921 y tras recibirse de maestro se mudó a Córdoba, donde conoció a otro gran compositor folclórico, Atahualpa Yupanqui, con quien hizo una recorrida por el norte y el oeste del país que fue fuente de inspiración el resto de su vida.

Ya instalado en Buenos Aires, entre 1946 y 1956 grabó una veintena de discos para el sello RCA y estudió en el Conservatorio Nacional. También vivió en Perú.

En la década del 50 vivió en Roma varios años y dio conciertos por Europa, especialmente en universidades. Según relató él mismo, fue en una ciudad alemana donde, en 1952, comenzó a esbozar la Misa Criolla, que grabó en 1964 con Los Fronterizos como solistas y el Coro de la Cantoría de la Basílica del Socorro.

El histórico disco Philips 820 39 LP, que inmediatamente alcanzó extraordinaria difusión, ofrecía otro estreno: “Navidad Nuestra”, villancicos en coautoría con el historiador Félix Luna. El disco salió en Buenos Aires en 1965, pero el estreno público de la Misa Criolla interpretada con el elenco original se realizó el 12 de marzo de 1967, en la Rheinhalle, de la ciudad alemana de Dusseldorf.

La primera gira con esa obra incluyó Alemania, Holanda e Italia, y concluyó con una audición en Radio Vaticano. La Misa sonó en la Expo Sevilla 92 y en lugares tan remotos como Japón, donde fue presentada en 1998 en el Suntory Hall de Tokio a sala llena.

Mensaje de amor y paz

En 1981, con el estreno de su nueva obra coral Misa por la Paz y la Justicia, Ramírez renueva su vibrante mensaje de amor y paz realizado con indudable jerarquía a través de la participación de artistas notables como Alfredo Alcón, Oscar Cardozo Ocampo, Zamba Quipildor, Damián Sánchez y Domingo Cura. Al igual que en su anterior obra religiosa, estuvo guiado en los fundamentos teológicos por el presbítero Osvaldo Catena, su entrañable amigo desde los años juveniles en Santa Fe.

Entre las numerosas giras artísticas guardan especial importancia aquellas realizadas en Israel, donde las presentaciones de Misa Criolla recibieron siempre los más calurosos elogios de la crítica.

En 1987 el famoso tenor español José Carreras grabó en la iglesia La Bien Aparecida en las montañas de Santander (España), una nueva versión de Misa Criolla para el sello Philips Classics Productions; en los años siguientes se la pudo apreciar en las más prestigiosas salas del arte lírico y, entre otras presentaciones memorables, se destacó la realizada en Ciudad del Vaticano.

En 1992 presentó su espectáculo Misa Criolla en el Auditorio Manuel de Falla de Granada y en la Expo ‘92 de Sevilla. Con el mismo espectáculo tomó parte en el “Meeting per l’amicizia fra I popoli” de la ciudad de Rimini, con la presencia como solista del tenor español José Carreras, reeditando en vivo el éxito del CD grabado en 1987 en España.

En el mismo año, con motivo de celebrar sus 50 años con la música, realizó memorables conciertos en el Teatro Colón y en el Luna Park, donde ofreció un programa dedicado a sus propias creaciones interpretadas por artistas de la talla de Eduardo Falú, Jairo, Facundo Ramírez, Domingo Cura y Zamba Quipildor.

Son dignos de mención los conciertos que dio en Polonia durante 1993, que culminó con su actuación en la Sala de Conciertos de la Filarmónica Nacional, en Varsovia y en la Iglesia de Cracovia.

En 1995 presentó Misa Criolla por primera vez en Londres, con la participación de coro más importante de Gran Bretaña, la Royal Choral Society. Con el patronazgo de Su Majestad La Reina Isabel II y la Presidencia de Su Alteza El Duque de Kent, dicha entidad musical celebró sus 125 años cantando la muy difundida Misa Criolla, dirigida por su autor, ante tres mil espectadores.

La Universidad de Sud Africa editó en 1995 el nuevo “Piano Examination Album” donde incluye cuatro listas de cuatro obras cada una, correspondientes a distintos períodos del arte pianístico. En la última lista, que representa a autores del siglo XX, aparece el Estudio Nº 2 Bailecito, de Ariel Ramírez, una muestra más del prestigio internacional alcanzado por sus composiciones.

En 1998 Sony Music reeditó en Holanda y Alemania la grabación original de la Misa por la Paz y la Justicia, que pronto se ubicó al tope de las preferencias discográficas. Ese año tuvo lugar la primera presentación en Japón, con un concierto memorable, a sala llena.

A comienzos del 2000 se reúne con José Carreras para actuar en el Palau de la Música Catalana, y el 9 de Julio, para celebrar la fecha patria, Misa Criolla es ejecutada por su autor en la Expo 2000 de Hannover, con coro alemán y elenco de Argentina. En sus continuas giras por el exterior Ramírez corroboró, con el paso de los años, la vigencia internacional de su obra.

Honores

Ariel Ramírez fue destacado como Músico Ilustre de la Provincia por la Cámara de Diputados, en 2000. Ese mismo año recibió la distinción de Profesor Honorario de la Universidad Nacional del Litoral, entre decenas de reconocimientos que recibió en todo el mundo.

/// LA CLAVE


Ariel Ramírez: adiós al maestro

En una visita a Santa Fe, junto a Mercedes Sosa, con quien la unía una entrañable relación. Foto: ARCHIVO EL LITORAL

Ariel Ramírez: adiós al maestro

Con su hijo, el actor, compositor y pianista Facundo Ramírez, en El Litoral en 1994.

Foto: ARCHIVO EL LITORAL

La obra

Sus canciones han sido objeto de múltiples grabaciones de artistas internacionales y se conocen versiones versiones registradas en inglés, italiano, francés, hebreo y árabe.

Algunas de las más difundidas son: “Alfonsina y el mar”, “La peregrinación”, “Los Reyes Magos”, “La anunciación”, “Antiguo dueño de las flechas”, “Juana Azurduy” y “Navidad en verano”, todas ellas con poesía de su más frecuente colaborador, el historiador Félix Luna.

El docente

Su vocación docente se concreta en el campo de la pedagogía musical, al componer estudios para facilitar la interpretación pianística de la música popular. El álbum, publicado en 1975, es texto de estudio en los Conservatorios. Asimismo compuso una serie de canciones provincianas escritas para las voces iguales de los niños, álbum que tuvo gran aceptación en la escuela primaria.

Desde su función al frente del Centro de Divulgación Musical de la Municipalidad de Buenos Aires, proyectó un programa de asistencia a la educación musical en escuelas primarias, “La música va a la escuela”, destinado a la difusión de las culturas musicales regionales.

También puso en funcionamiento un programa de divulgación de manifestaciones musicales -tanto populares como académicas, con presentaciones -al aire libre y con acceso gratuito- de organismos estables sinfónicos y corales, grupos instrumentales y solistas. Un millón de personas concurrió a esos encuentros en el verano de 1988.

El defensor

Ramírez desarrolló una intensa labor en defensa del derecho de autor. “Me hice dirigente autoral porque me robaron una obra. Fue en Francia que grabaron con otro título mi obra “La Peregrinación’. Sentí mucha pena. Y pensé que si a un tema tan difundido y de un autor al que le grabaron muchísimas composiciones le hacen esto, qué será a los menos difundidos. Tras sentir en carne propia el daño moral y material que eso significa, decidí ponerme al lado de los que tanto lucharon y siguen luchando por los derechos autorales”, declaró el artista en 1970.

Como dirigente de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic), ocupó numerosos cargos nacionales e internacionales. Fue presidente de la entidad durante cinco períodos, y fue el primer latinoamericano elegido para presidir la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores.

Ariel Ramírez: adiós al maestro

Con Domingo Cura en el Teatro Municipal, 1993.

Foto: ARCHIVO EL LITORAL

Lazos con Santa Fe

La infancia y la adolescencia de Ramírez transcurrieron aquí, igual que sus primeras armas en la música. De su vínculo con el cine santafesino, cabe resaltar el tema “Los inundados” que Fernando Birri incorpora a su película del mismo título y abre el film en los créditos iniciales.

Sus compañeras de la Escuela Normal San Martín, donde Ariel Ramírez se recibió de maestro a fines de la década del treinta, recuerdan su cordialidad y la tranquilidad interior que transmitía en su trato. La música ya era su vocación y en las clases de Educación Física las chicas adolescentes hacían los ejercicios acompañadas por el piano de Ariel.

Una de ellas recuerda que cuando la profesora dejaba el aula le pedían que tocara música ligera y todos se ponían a bailar alegremente.

/// el dato