Ya fueron colocados

La estación Belgrano estrena relojes

Están ubicados en la boletería y en los andenes. Se adecuan al estilo y forma que tenían los originales. Las réplicas fueron fabricadas por un especialista que realiza estos trabajos para los edificios más emblemáticos del país.

La estación Belgrano estrena relojes

En el sector de las boleterías, en el hall central, luce ahora una réplica del reloj original. Como los primeros, tiene agujas expuestas a la intemperie.

Foto: Néstor Gallegos

 

De la redacción de El Litoral

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En el marco de las obras de restauración y puesta en valor encaradas por la Municipalidad, ahora se fabricaron e instalaron dos relojes que, por sus características, imitan las maquinarias originales que otrora marcaban las horas en las que llegaban y partían los trenes.

La misión de recuperarlos fue encargada a Jorge Campos, quien lleva 32 años trabajando con la relojería más emblemática del país, pasando por maquinarias en el Cabildo de Buenos Aires, el Teatro General San Martín, la Estación de Retiro, la Presidencia de la Nación, municipalidades, casas de gobernación, universidades, hoteles y shoppings, entre otras torres y edificios.

En el caso de la Estación Belgrano, se le solicitó la fabricación e instalación de dos relojes hechos a medida, de 65 y 120 centímetros de diámetro, que están ubicados en el sector de la boletería y los andenes, respectivamente.

“Los relojes antiguos merecen esa atención que los devuelva a la vida por muchos años. Su reparación lo mantendrá vivo y ello implica la conservación de su valor”. Esas palabras, que son la carta de presentación de Serviclock -la empresa de Jorge Campos-, resumen el espíritu con el que se avanzó en este trabajo.

Rescate del tiempo

“Nos basamos en fotografías. Yo les mostré a las autoridades municipales trabajos que teníamos hechos y allí vieron el que había realizado en la Estación de Ferrocarriles de Retiro, por ejemplo. Eligieron el modelo que más se aproxima a los relojes que había originalmente en la estación de Santa Fe”, recuerda Campos sobre el comienzo del trabajo que le llevó unos 45 días y que hoy se lucen en dos privilegiados sectores de la Estación Belgrano.

El reloj del sector de boleterías ocupa la totalidad del alojamiento disponible en la mampostería, con 65 centímetros de diámetro, cuadrante de acrílico símil opalina y numeración aplicada tipo ferroviaria. Por su parte, el reloj que está en la zona de andenes, tiene características similares pero suma 120 centímetros de diámetro.

“Si bien tienen algunas pequeñas diferencias, son como los de 1908, que eran pintados a mano. Para ello, hicimos una copia en vinilo de sus números”, relata Campos.

Ambos relojes, además, “cuentan con un dispositivo inteligente marca Siemens que compara el estado del reloj con la hora real y, si se produjo un corte de luz, en forma automática se corrige”, explica el especialista en torno al sistema de recuperación de hora de estas maquinarias.

Cabe aclarar que estos relojes tienen agujas expuestas, como los de comienzos del siglo XX: “Originalmente los relojes de torre y de vía pública se construían con agujas expuestas a la intemperie y ello es una tradición que mantenemos hoy en día”, aclara Campos.

Las horas que vienen

En 1991, partió el último tren de la estación Belgrano. Y aunque su destino por ahora no sean los rieles, estos relojes marcarán el inicio de nuevas y convocantes actividades para todos los vecinos. De todos modos, desde el municipio se han iniciado gestiones y se estudian alternativas para recuperar en Santa Fe la actividad ferroviaria, por ejemplo a través de un tren urbano, pero aún sin resultados concretos.

“Yo soy un enamorado de Santa Fe, por eso para mí fue muy emotivo hacer este trabajo. Amo las embarcaciones, el río y la cerveza, por eso me encanta venir a esta ciudad”, confiesa el relojero que trajo e instaló personalmente las maquinarias en la Estación Belgrano.

Cabe destacar que el trabajo de este profesional, garantiza su duración en el tiempo. En efecto, las máquinas de relojería que se instalaron están realizadas para resistir las inclemencias del tiempo, con una potencia y construcción especiales.

Así, las nuevas generaciones volverán a ver la hora en la Estación, como lo hicieron sus padres y abuelos.


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El reloj ubicado en los andenes tiene 120 centímetros de diámetro.

Foto: Néstor Gallegos