Con pocas chances para el 14

Sigue el paro de los trabajadores

del Jockey Club de Santa Fe

Al no encontrar respuestas, los empleados de la tradicional entidad local continúan con la medida de fuerza, por lo que a esta altura es realmente complicado que se pueda organizar la segunda jornada hípica del año.

Juan Raúl Moncada

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Más de una semana lleva la medida de fuerza tomada por los trabajadores del Jockey Club de Santa Fe con motivo de la importante deuda salarial que mantiene la institución, que en algunos casos rondaría a los tres meses. Las reuniones en Secretaría de Trabajo no han podido llegar a buen fin, por lo que los ánimos están cada vez más caldeados.

A lo largo de la semana se realizaron algunos encuentros, pero la solución no ha llegado y en las últimas horas ha crecido el malestar entre los trabajadores que, además de no percibir sus haberes, también ver peligrar su fuente de trabajo, ya que la actualidad del Jockey Club de Santa Fe es realmente difícil, con el agravante de que no se vislumbran soluciones, teniendo en cuenta que la única salida de la institución es la actividad hípica, la cual se encuentra realmente descuidada.

Versiones extraoficiales indicaban que un grupo de socios estaría realizando una asamblea con el fin de facultar a la directiva a vender el predio del hipódromo, como también la de tomar alguna medida importante -léase despidos masivos-, confirmando esto que gran parte de la masa societaria del Jockey Club tiene como principal variable de ajuste la destrucción de la actividad hípica local y también a los trabajadores, que vienen sufriendo desde hace mucho tiempo los vaivenes de una institución en plena decadencia.

Luis Alberto Leguiza, secretario tesorero de la Unión de Trabajadores del Turf manifestó: “Estamos realmente muy preocupados porque no se vislumbran soluciones. Los dirigentes no son conscientes de la responsabilidad que tienen para una institución de la cual dependen 90 familias en forma directa y alrededor de 300 en forma indirecta, ya que el hipódromo local genera mucha mano de obra. Es una verdadera barbaridad pensar muy a la ligera desprenderse de los trabajadores y del hipódromo, cuando hay otras cosas que se pueden hacer para salir adelante”.

En cuanto a la posibilidad de algunos despidos, destacó: “No puede ser que siempre la variable de ajuste sean los trabajadores, todo esto por malas administraciones y rumbos equivocados. Acá no nos podemos olvidar de los dirigentes que pasaron por el club y que, al mejor estilo de Atila el Bárbaro, dejaron sólo despojos. Hace un par de años, otra dirigencia que terminó vendiendo la sede social y así, de a poco, se fue llevando al club a un callejón sin salida. Esto es una locura y no puede ser que los trabajadores paguen la culpa de malas administraciones, y decimos malas por no pensar otra cosa”.

Ante la consulta sobre la venta del hipódromo, respondió: “Esto es imposible. Los terrenos del hipódromo fueron donados al Jockey Club para este fin, y por eso el predio no se puede vender para otra cosa que no sea la actividad del turf. En caso de venderse, serán los herederos de la familia que los donó los que se queden con el dinero de la subasta; pero, más allá de todo esto, yo no puedo entender por qué, además del despido de trabajadores, la otra salida es la destrucción del hipódromo y de la actividad del turf. No se entiende cómo el Jockey Club, en vez de descartar otras actividades que no se sostienen por sí mismas, le apuntan de lleno al hipódromo, que es lo más importante que tiene la institución.

“¿Cómo sigue esto? El lunes, a partir de las 9 de la mañana, vamos a estar en la Municipalidad para manifestarnos y ver la posibilidad de algún arreglo. Los trabajadores están cansados de esta situación”, agregó Leguiza.

Sigue el paro de los trabajadores del Jockey Club de Santa Fe

El turf y Las Flores viven momentos de incertidumbre.

Foto: Pablo Aguirre

/// análisis

¿Jockey Club?

Juan Raúl Moncada

Es verdad que en estos tiempos resulta muy común decir una cosa para hacer otra y que, además, las tradiciones han quedado totalmente de lado, por eso no extraña, como debería, que hoy por hoy la palabra Jockey Club no parezca significar lo que propiamente dice, al menos para el rumbo que ha tomado esta prestigiosa institución santafesina, institución que durante muchos años fue la más importante de nuestra ciudad y en la cual vivieron y trabajaron -y trabajan- muchos santafesinos.

Cuando el Dr. Carlos Pellegrini fundó el primer Jockey Club de nuestro país en Buenos Aires, un 15 de abril de 1882, el artículo número uno del estatuto decía textualmente que la institución sería un centro social que propendería al mejoramiento de la raza caballar. Lógicamente, todo giraría en torno al caballo y, sobre todo, al turf, actividad que habían conocido los caballeros argentinos en sus viajes a Europa.

Desde hace unos cuantos años, el Jockey Club dejó de lado la primera parte del estatuto y fue reduciendo la actividad hípica, a tal punto que en la temporada pasada solamente se corrieron 10 jornadas, se sumaron la pérdida de la sede social -durante la presidencia del Dr. Martín González Taboada- y, gracias a Dios, el intento fallido de vender el hipódromo en varias oportunidades, dedicándose a la explotación de las carreras foráneas para solventar en su mayor parte otras actividades del club.

En los últimos días, varios mitos que los dirigentes nos repitieron por años se han derrumbado, como el hecho de asegurar que lo único que da pérdida en la institución es el hipódromo y que el resto de las actividades son autosustentables, siendo siempre la venta del hipódromo la primera opción que se maneja, y todo esto, volviendo a las primeras líneas de este artículo, sobre lo que es un Jockey Club, su significado, su rumbo y el compromiso de los dirigentes para mantener con vida la institución.

Sinceramente, hay cosas que a uno le cuesta entender y, más allá de que esta última parte de la dirigencia recibió “el regalito” de años de malas administraciones, se hace realmente difícil asociarse a una institución que tiene como principal objetivo una actividad a la cual no es afín... No cierra y nunca va a cerrar que los socios del Jockey Club no quieran el turf.

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Única propuesta.

Si bien circularon algunos rumores de algún interés, la única oferta concreta para intentar salvar la difícil situación de la institución, abonando un canon mensual, encargándose de mantener y mejorar la actividad hípica en nuestra ciudad -de la que viven muchísimas familias- llegó por parte de la Unión de Trabajadores del Turf y Afines. Hasta el momento, la misma no fue aceptada, ya que, según los dirigentes, no alcanza para mantener el funcionamiento de las otras actividades del club.

/// EL DATO