opinión

¿Avanza el saneamiento del Río Dulce?

Eloy Rodríguez

La caída de las licitaciones de los grandes acueductos ha dejado a la ciudad de Tostado y al Departamento 9 de Julio sometido al capricho de la Provincia de construir un acueducto con toma en el Río Dulce, originalmente en la localidad de Atamisqui (Santiago del Estero). Un curso de agua con mínimo estiaje en invierno, ante la escasez de lluvias, y con bañados considerados Sitios Ramsar en su desembocadura en la laguna de Mar Chiquita (Córdoba).

Además de estas características, la cuenca del Salí-Dulce se encuentra contaminada por el vertido de materias orgánicas y efluentes cloacales que producen malos olores, mortandad de peces, enfermedades en pobladores y otros problemas ambientales.

En enero de 2008, el gobierno nacional, con Romina Picolotti como Secretaria de Ambiente, conjuntamente con Santiago del Estero, Catamarca, Córdoba, Salta y Tucumán, firmaron un plan de recuperación de esta cuenca de 57 mil kilómetros cuadrados, que sería dirigido por un comité integrado por funcionarios de la Nación y de los estados provinciales involucrados. La inversión que realizarían las provincias se estimó en 4,7 millones de pesos; los ingenios ubicados sobre la cuenca $ 145 millones y las empresas citrícolas $ 30 millones. Estos dos últimos sectores productivos serían responsables del 90% de la contaminación.

Se habló sobre el objetivo de resolver los graves problemas ambientales que afectan a la cuenca y reducir la vulnerabilidad de la población y de alcanzar que el sector productivo cambie, que mejoren al mismo tiempo su competitividad y las condiciones sociales y ambientales de la cuenca Salí-Dulce. Como parte de la política de control, la Secretaría de Ambiente incorporó, a enero de 2008, 16 agentes inspectores y adquirió cuatro vehículos para agilizar la toma de muestras en los puntos de contaminación crítica de la cuenca.

Ante la persistencia del gobierno de la Provincia de Santa Fe de construir un acueducto desde el Río Dulce, para abastecer a numerosas localidades del noroeste, resultaría óptimo informar a las poblaciones destinatarias de la obra, sobre el grado de avance del plan de reconversión ambiental de la Cuenca Salí-Dulce y las inversiones realizadas por las provincias y las empresas contaminantes a tal fin.