Culto al vintage

Prendas y accesorios de los locos años ‘20; de los elegantes ‘30 y ‘40; de los jóvenes ‘60; y de los desenfadados ‘80. Cada uno con su estilo, y todos perdurando al paso del tiempo más allá de las tendencias que vienen y van. El fenómeno de la ropa vintage se ha convertido en una tendencia en sí misma.

TEXTOS. GEORGINA LACUBE

Culto al vintage

Una vez, y con gran visión, el genio de Salvador Dalí pronunció: “la moda es todo lo que pasa de moda”. Una frase que adquiere vigencia en lo que hoy se conoce como culto al vintage; una práctica que consiste en coleccionar artículos de moda de otros tiempos.

¿Ropa antigua de segunda mano? ¡Jamás! Sí, por supuesto, lujo genuino con sabor añejo. La palabra inglesa vintage refiere a la ropa fechada en el pasado y designa a lo más representativo de una época; como el corte al bies creado por la diseñadora francesa Madeleine Vionnet en los años ‘20, su pieza maestra copiada hasta el hartazgo, y sin la cual John Galliano, Rei Kawakubo y Azzedine Alaïa no podrían haber concebido algunas de sus más originales creaciones. También, los estampados psicodélicos y colores brillantes del diseñador italiano Emilio Pucci, que en los sesenta tomaron fuerza a raíz del movimiento hippie.

Géneros 100% naturales y exquisitos, bordados minuciosos, siluetas originales, estampas icónicas y manufactura artesanal son las pistas para descubrir una auténtica prenda vintage. Pero, en especial, las cualidades que las hicieron sobrevivir 20, 30 o 40 años, es el logro que para el ser humano se asemeja a beber el elixir de la eterna juventud.

LA PISTA DEL TESORO

A la hora de hallar tesoros vintage, más de un fanático que conozca el arte del fashion-coleccionismo no se ha resistido a revolver el guardarropa de la abuela. Claro, el lugar más indicado para descubrir glamorosos bolsos de los años ‘50, un sombrero cloché con forma de campana de los ‘30 o un abrigo con patchwork de los ‘70.

Otra opción son las ferias y tiendas de todo el mundo que se especializan en la temática. Lugares en los que el tiempo se detiene, donde conviven y se mezclan varias décadas; con percheros repletos de “verdaderos hallazgos” en perfecto estado de conservación, impecables, y que fueron seleccionados con minucioso rigor por parte de los dueños de estos espacios; un rasgo que los diferencia de las ferias americanas, donde no hay un criterio de selección y clasificación. Por el contrario, rige el vale todo, con artículos en su mayoría donados, percudidos o que, por azar, “fueron a parar ahí”.

Esto último no sucede, por ejemplo, en Frock Me, una de las ferias más emblemáticas a nivel internacional y el mayor mercado vintage de Londres. Todos los años reúne a tiendas, compradores, curiosos del mundo y celebrities: Kylie Minogue, Yoko Ono, Annie Lennox o Paul Smith son asiduos visitantes y se los suele ver recorriendo con mirada aguda cada perchero.

El lugar es una verdadera fiesta para la vista. Alberga prendas originales, accesorios de varias décadas y estilos diversos: retro-chic de los “80 o clásicos de los años “60 a precios realmente accesibles. Todo, con una única pretensión: popularizar el uso del vintage.

BÚSQUEDA ÚNICA

Por estas latitudes las señales de este fenómeno son contundentes y variadas. Un exponente es Vintage B.A., una boutique ubicada en la exclusiva galería Promenade de la ciudad de Buenos Aires, en la que abundan prendas y accesorios, nuevos y usados, de todas las épocas, de todo el mundo y de marcas top: Prada, Valentino, Dior, Gucci, Louis Vuitton, Fendi y Marc Jacobs. Y Chanel, por supuesto.

“Hace 10 años que abrí el local, tengo diseños con 20 y 30 años de antigüedad, algunos couture y en perfecto estado. Las adquiero en mis viajes al exterior; por ejemplo, dispongo de piezas que alguna vez se encontraron en la prestigiosa avenida Madison de la ciudad de Nueva York, en París o en Londres”, explica, orgullosa, Vanesa Banegas, dueña del lugar.

Su clientela está conformada por gente de todas las edades y de todas las nacionalidades que, con tal de adquirir la última novedad de la casa, la visitan todos los días para chequear si ingresaron nuevas prendas.

En cuanto a los precios, hay para elegir: “una cartera de Hermès, que afuera cuesta U$S 11.000, en mi local se consigue por U$S 3.000. También, bolsos de Louis Vuitton que no se fabrican más a U$S 700; un tapado de Marc Jacobs cuesta $ 2.000 y un vestido de alta costura de Oscar de la Renta, U$S 3.000”.

Otro caso es el de Hoy como ayer, una tienda con modelos desde los años “30 hasta la actualidad, liderado por Soledad Gottheil. Como en los casos anteriores, cada una de las prendas que integran su stock multi-épocas fue el resultado de una meticulosa selección. Siempre supervisando que el estado de las telas y de las costuras sea óptimo, que cuenten con algún detalle que las haga únicas, que sean ponibles y que no se trate de una falsificación.

“Me inicié en esta actividad en Miami, con un proyecto al que bauticé Gypsy Boutique. Luego regresé a la Argentina para probar suerte”, cuenta Soledad. Tan mal no le fue. “La propuesta fue aceptaba rápidamente por el público local, en especial por los entendidos en el tema a quienes no es fácil atraer”, apunta.

¿Las marcas disponibles? Prada, Diane von Furstenberg, Dior, Yves Saint-Laurent, Gucci, Ungaro y Chloé. Se las ve en prendas de telas con cuerpo y color, estampados con lunares y rayas, encajes, texturas con brillos y bordados artesanales.

La propuesta también incluye accesorios súper demandados: pañuelos de seda, collares de cadenas doradas, pulseras con piedras y carteras de piel de cocodrilo y víbora, en colores fuertes (rojo, amarillo y verde) y de estilo Chanel.

Algunos de los precios: tapados de Versace o Yves Saint-Laurent rondan los 400 y 600 pesos, mientras que las carteras de cuero de Gucci o Dior se consiguen por 200 y 400 pesos.

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Sandalias Manolo Blahik nuevas se pueden adquirir a 900 pesos, en Vintage B.A.

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Vestido de los sesenta inspirado en las estampas de Emilio Pucci. De Hoy como ayer.

TODO UN APRENDIZAJE

No quedan dudas: el furor del vintage es tal que en Italia ya hay una escuela que ofrece cursos para aprender a lograr un look inspirado en los años “20, “30 o el favorito del alumno. El lugar se llama Second Hand Style y cuenta con especialistas que están dispuestos a hacer del vintage un estilo de vida.

ESTILO

Adquirir las nociones esenciales para crear equipos que integren prendas básicas actuales con otras antiguas, identificar las huellas de una década en cada pieza, buscar en el detalle de un accesorio la clave de un look y conseguir un estilo con referencias retro son algunos de los objetivos del plan de estudio.

CONSEJOS

Los estilistas del lugar opinan y ofrecen consejos prácticos para cuando se visita el probador:

* Años “30: un básico de la época es una blusa de encaje bicolor. Para conseguir un equipo 2010 nada mejor que lucirlas con unos jeans negros. Otro detalle de la época digno de rescatar es un buen collar de perlas. Los largos son ideales para hacerles pequeños nudos a la altura del pecho.

* Años “50: elegir un bolso de abertura rígida y correa de cadena larga o cuero para llevar al hombro; un buen homenaje.

* Años “70: Optar por un pañuelo en la cabeza o unas gafas enormes de carey que aportan un toque gipsy. Mucho más en: www.secondhandstyle.it.

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Una cartera Gucci de los años setenta, otra de las “novedades” del local Hoy como ayer.

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Blusa típica de los setenta y los ochenta de mariposa dorada. Se consigue en Hoy como ayer.

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De los años “50 proviene este sobre de mano para usar a la noche. Se consigue a 840 dólares en Buenos Aires.

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Un par de prusianos guinda de teran. El vintange también seduce a los hombres.

MIRADA RETRO

Hacer foco en los estilos de épocas pasadas tiene su antecedente en los setenta. A comienzos de esta década y durante los años que siguieron-, los trajes de colorido exotismo, riqueza de telas y detalles que caracterizaron a los Ballets Russes de principio de siglo poblaron las colecciones de más de un diseñador.

Cacharel, por ejemplo, lanzó en 1974 una edición de vestidos de crépe con aire retro que no sólo hicieron furor, sino que también fueron copiados a pedido por más de una modista.