Cien años

David Niven, el caballero inglés

del cine estadounidense

Proveniente de una familia aristocrática, su vida estuvo marcada por la educación militar e incluso luchó en la II Guerra Mundial cuando ya era una estrella de Hollywood.

De la redacción de El Litoral

David Niven fue el “lord” del celuloide. Su elegancia y distinción, su amable desdén, su ironía fina y distante y hasta su propia elección de vestuario, hicieron de él el prototipo cinematográfico de caballero británico.

Niven nació el 1º de marzo de 1910, pero no en el pueblo escocés Kirriemuir, como él manifestó durante su vida para darse mayor nobleza, sino en Londres. Esa es sólo una de las muchas mentiras que escondieron su sonrisa y su humor ácido, y ahora se sabe que muchas de las alocadas historias que Niven se atribuía para entretener a sus amigos en las fiestas, no le sucedieron a él, recuerda la agencia EFE.

Según la leyenda, avanzó en la batalla a la cabeza de sus hombres con un conciso: “Vamos chicos, vosotros sólo vais a tener que hacer esto una vez. Yo voy a tener que repetirlo otra vez en una película, con lo pesado que es Errol Flynn”.

Llegó al cine por casualidad y nunca dio importancia a su trabajo como actor: “Oigo decir a los actores: “tengo que ir a trabajar mañana’. ¡Tonterías! Trabajar es estar ocho horas en una mina o en una oficina del gobierno, nosotros jugamos y estamos maravillosamente pagados”, explicó.

Una estrella

Se convirtió en una estrella gracias a títulos como “Mutiny on the Bounty” (1935), “The Prisoner of Zenda” (1937) y “Around the World in 80 Days” (1956), donde se convirtió en la imagen inmortal de Phileas Fogg, y recibió el Oscar en 1958 gracias a la película “Separate Tables”, en la que mostraba todo su repertorio de matices y miserias manteniendo su rictus británico.

Además, en 40 años, nunca fue impuntual, ganándose así el respeto de directores y compañeros. Niven afirmaba que le pagaban “lo suficientemente bien” como para llegar sobrio, a tiempo y saberse “todas las bromas”.

Su vida estuvo marcada por su adicción al alcohol y las mujeres. Mantuvo romances con Mae West, Ginger Rogers, Deborah Kerr, Rita Hayworth, Ava Gardner, Marilyn Monroe y Grace Kelly, entre muchas otras, de Kelly llegó a decirse que su aventura amorosa duró toda la vida.

“Mis erecciones eran más fuertes que mis convicciones” contaba el actor en su primera autobiografía “The Moon’s a Balloon”, un recordatorio ligero de la vida de Niven mediante anécdotas con sus colegas de Hollywood, que fue éxito de crítica y público y vendió cinco millones de copias.

Tras su muerte, su amigo y biógrafo Michael Munn publicó una nueva versión titulada “The man behind the Balloon”, en la que se descubrió que, tras la sonrisa perenne, se escondía una vida marcada por la tragedia.

Violado de niño por sus compañeros de colegio y negado por su padre biológico, la trágica muerte de su primera esposa, Primula Susan, que rodó por unas escaleras con 27 años cuando estaban jugando al escondite en casa de Tyrone Power, lo llevó a las puertas del suicidio, y la infelicidad de su segundo matrimonio lo colocó al borde del homicidio.

“He tenido la suerte suficiente para ganar un Oscar y escribir un éxito de ventas. Mi otro sueño era tener un cuadro en el Louvre, pero la única manera de que eso pase es pintando un dibujo sucio en la pared del servicio de caballeros”, resumía al final de su vida.

Murió el 29 de julio de 1983 en el Chateau-D’Oex, en Suiza. Cuenta la leyenda que a su entierro llegó una enorme corona de flores cargada por varios hombres acompañada de una nota que decía: “De los porteadores del aeropuerto de Heathrow, Londres al caballero más grande que jamás ha pasado por estas salas”.

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El actor que llegó al cine casi por casualidad se caracterizaba por su elegancia y distinción.

Foto: EFE