Entrevista a Horacio Salas

Al ritmo del dos por cuatro

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“Tango Pasión”, de Ricardo Carpani.

 

Poeta, ensayista e historiador, en medio siglo de intensa labor, Horacio Salas ha escrito más de cuarenta libros, algunos de los cuales se convirtieron en obras míticas como “El tango” (cuya nueva edición acaba de publicarse), su extenso poemario narrativo “Mate pastor”, su testimonial “Conversaciones con Raúl González Tuñón”, hasta sus biografías dedicadas a Homero Manzi y Jorge Luis Borges, son libros que brindan miradas tangenciales, revelando aristas inéditas en estas ilustres personalidades.

 

Por Augusto Munaro

La sobria (jamás soberbia) erudición de Salas es excepcional. Lo comprueba “El Tango. Breviario ilustrado” (Planeta), la nueva edición de su libro más reconocido por la crítica internacional. Esta versión resumida y actualizada por el propio autor permite informar a un público no especializado sobre los múltiples rasgos y circunstancias que contribuyeron a consolidar el fenómeno musical argentino por antonomasia. Con una prosa transparente, Salas traza una crónica sobre los orígenes ambiguos del tango, sus rasgos esenciales, que se gestan tempranamente en los sórdidos suburbios arrabaleros hacia fines del siglo XIX, su posterior triunfo en París, los primeros letristas y poetas del tango, los mitos de la Edad de Oro: Carlos Gardel, Enrique Santos Discépolo, Aníbal Troilo “Pichuco”; las grandes orquestas, hasta llegar a los albores del siglo XXI. Una selección de fotografías ayudan a contextualizar aún más el valor testimonial del tomo.

—La bibliografía existente sobre el tango, su historia y personajes míticos, se sabe, no es escueta. ¿por qué decidió escribir este libro?

—No es escueta ahora, en aquel entonces sí. Han pasado veinticinco años de cuando yo lo escribí. Las muy numerosas ediciones en castellano y traducciones de “El tango” hicieron que la editorial Planeta me convenciera hace algunos meses de efectuar una síntesis teniendo en cuenta que continúa publicándose desde entonces y en varios países de distintas lenguas, se buscaba un volumen más barato para el público y con muchas ilustraciones. Por otro lado, era el libro que yo quería leer, y así lo escribí. Cuando escribo algo nunca pienso que otro lo hizo antes. Mientras escribía “El tango” pensaba en el libro que yo quería leer, que a mí me hubiera gustado leer.

—¿Cómo surgió la posibilidad de contar con un prólogo de Ernesto Sábato?

—Mi amistad con Sabato comenzó en 1959. Cuando volví del exilio a fines de 1983, Ernesto y Matilde, su mujer, advirtieron que después de siete años afuera me querían ayudar a superar mi desconcierto ante un país que había cambiado, tanto. Con enorme generosidad, Ernesto me propuso escribir el libro. Él le agregó el prólogo y también escribió la contratapa y además se ocupó de todos los trámites contractuales de publicación con Planeta. “El tango” fue el primer libro publicado por la editorial Planeta en la Argentina.

—Esta presente edición cuenta con la incorporación de nutridas fotografías.

—Es porque se presenta como una síntesis, como un breviario. La editorial quería hacer una edición con más fotografías porque es -en realidad una edición destinada al turismo. Como la síntesis la efectué yo mismo, creo que incluye lo que yo juzgo fundamental de mi texto original.

—¿Qué metodología que utilizó durante la realización de la investigación?, ¿cuáles fueron algunas de las fuentes que consultó para la escritura del texto?

—En las anteriores ediciones del libro, cito más de cuatrocientos trabajos a los que acudí en la bibliografía. Cosas sueltas, documentos periodísticos, colecciones de diarios y revistas, y además mi propio archivo mis propias notas periodística. Sería una lista interminable de materiales, monografías, libros, volúmenes sobre historia argentina, que no caben en una nota periodística.

—¿Comparte la definición de tango hecha por Discépolo al sostener que se trata de “un pensamiento triste que se baila”?

—A esa definición de Discépolo no se la puede sacar del contexto, lo dijo hacia fines de los años veinte, principio de los treinta. Las definiciones de este tipo son circunstanciales y no sirven para siempre, la evolución del tango a lo largo de ochenta años, hizo que hoy carezca casi de sentido, es una definición apropiada para una época, que no sirve a partir de la aparición de la música exclusivamente para escuchar como por ejemplo la de Astor Piazzolla .

—¿Por qué cree que la mayoría de los tangos más populares de todos los tiempos, tiendan a expresar el sentimiento del arrabal y el desengaño amoroso?

—El desengaño corresponde a la primera época (1917 a 1926). Con “Mi noche triste” inauguró una poética que no duró ni una década. El éxito de aquel tango en la voz de Gardel hizo que muchos poetas insistieran en el éxito del tema del abandono. Pero la poesía del tango recorre posibilidades infinitas: el amor, la soledad, la muerte (o el miedo a la muerte) el recuerdo de la infancia, que nos llega desde los clásicos griegos y latinos, el llamado ubi sunt (¿dónde estarán?). En realidad el paso del tiempo es un tema recurrente. El hombre, aunque no escriba, suele preguntarse por el pasado. Los temas que aborda el tango, son el núcleo principal de toda la historia de la literatura.

—¿A qué se denominaba Guarda Vieja? ¿Cuáles eran sus principales características?

—Guardia Vieja se denomina a los compositores, conjuntos, y solistas que en un lapso que varía según los propios creadores, puede ir desde los inicios del tango pongamos por caso la década del ochenta del siglo diecinueve, donde el tango se tocaba en dos por cuatro, hasta la década del veinte en que los nuevos compositores, por ejemplo Julio de Caro, deciden escribir sus partituras en cuatro por ocho, lo cual enriquece la melodía. Se puede decir que a grandes rasgos- el de la Guardia Vieja era el tango de los comienzos, cuando los tríos de flauta, violín y guitarra lo ejecutaban en los lugares de baile, en los cafetines y prostíbulos de las orillas. Todavía era una mezcla de habanera, tanguillo andaluz y schotís madrileño; es un tango que con variantes- persiste hasta la llegada de los músicos que habían superado la mera improvisación: sabían música, habían estudiado (no hay que olvidar que por entonces se había producido el agregado del bandoneón, a principios del siglo veinte que suplantó a la flauta de los primeros tiempos.) El tango de la Guardia Vieja corresponde social y geográficamente a los suburbios, es un producto de marginales y para marginales, más allá de que como travesura- los niños bien de la época comenzaran a interesarse por la danza y acudieran a esos peringundines. Para algunos autores, la Guardia Vieja se acaba con el debut de Gardel, que aporta un nuevo elemento: las palabras.

—¿De qué modo Enrique Santos Discépolo brindó al tango como Ud. dice, una visión reflexiva y metafísica?; ¿cuál es la línea fundamental de la poética discepoliana?

—Basta recorrer las letras de Discépolo para advertir que su mirada crítica de la sociedad agrega otra visión de la vida del hombre de la ciudad. En el tango “Tormenta”, Discépolo suma el elemento religioso, muy poco habitual en la cancionística universal.

—¿Por qué afirma que “Mi noche triste” marcó la génesis del tango canción?

—Porque a partir de su estreno fue casi habitual que los tangos agregaran letra, que hasta entonces eran muy raras. El tango de los comienzos carecía de letra; no se cantaba. “Mi noche triste” estrenado por Carlos Gardel fue fundamental para esa transformación.

—¿Qué importancia tuvo Pascual Contursi en la jerarquización de las letras del tango?

—Creo que Contursi no jerarquizó las letras de tango, porque antes no existían, eran sólo letrillas, cuartetas para cantar en el prostíbulo, pero no más. Como poeta, Contursi era muy pobre, pero fue el primero, el inventor.

—¿Por qué la orquesta de Julio de Caro significó una verdadera revolución dentro de la ejecución del tango?, ¿en qué consisten sus innovadores aportes?

—Luis Alberto Sierra ha dicho y es justo recordar su síntesis- que el estilo De Caro se caracteriza por “el acompañamiento armonizado del piano, los fraseos y las variaciones de los bandoneones, los contracantos del violín tejiendo melodías de agradable contraste con el tema central y los solos de piano y bandoneones expresados con una riqueza armónica y sonora hasta entonces desconocida”, allí están los aportes más valiosos que introdujo aquel sexteto innovador, que dio relevancia a cada instrumento, por medio de los solos de ejecutantes con fuerte talento y base musical. La década del veinte tuvo un conjunto prototípico y fue, sin duda, el de De Caro.

—¿Qué valor tiene hoy, a comienzos del siglo XXI, el tango en nuestra cultura?

—Día a día en las regiones más apartadas del planeta surgen nuevos adeptos a esta música y esta danza que nació en sórdidos suburbios, que hoy constituye una seña de identidad de lo argentino. Sus intérpretes son reclamados por auditorios cada vez más insospechados, sus ejecutantes suelen pasar más de la mitad de su tiempo en giras internacionales.

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Horacio Salas. Foto: G. García Romero