La primaria Nº 1109 Hipólito Yrigoyen celebrará en abril su 50º aniversario

Medio siglo de educación, unión y compromiso social

Medio siglo de educación, unión y compromiso social

Todos juntos. La comunidad de la escuela Nº 1109 realiza un trabajo pedagógico de puertas abiertas al barrio, apostando al significado social de la educación. En abril la institución celebrará su 50º aniversario.

FOTO: NESTOR GALLEGOS.

Está en el corazón de Yapeyú y es una de las más grandes de la provincia: asisten 1.400 alumnos, la mayoría de condición humilde. Pese a las adversidades, la institución apuntala al barrio desde su proyecto educativo, generando contención, vínculos de empatía social y sentido de pertenencia.

 

De la redacción de El Litoral

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Un palo borracho en flor da la bienvenida a la escuela. Se ve gente voluntariosa pintando paredes y rejas, arreglando los jardines, limpiando los ventanales. Los docentes vienen y van, colaborando en diversos trajines, y varios vecinos se acercan para dar una mano. Así se ve por estos días la primaria Nº 1109 Hipólito Yrigoyen, en el corazón de barrio Yapeyú. La institución educativa se apresta a celebrar sus 50 años de vida.

El pasado 12 febrero fue la fecha fundacional, pero el acto central por los festejos del cincuentenario será el 28 de abril. Está previsto un programa de actividades conmemorativas, culturales, artísticas y sociales. Medio siglo no es poco tiempo para una escuela que debió “cargarse” el barrio al hombro. Está emplazada en una zona de la ciudad donde la pobreza y la desocupación golpean duro, y ahí está el proyecto educativo para contrarrestarlas.

“Hemos podido sostener el proyecto institucional en el tiempo, que trasciende el hecho de educar y se refuerza con el trabajo social y cultural que realizamos con la gente del barrio”, afirmaron a El Litoral tres de los vicedirectores de la institución, Sergio Acosta, Elizabet Molet y Miriam Rivas.

Escuela abierta

La escuela Hipólito Yrigoyen parece una pequeña ciudad dentro de otra. Es una de las primarias más grandes de la provincia, con una matrícula de 1.400 alumnos, con más de 100 docentes y 57 divisiones con tres aulas radiales. “Somos una comunidad grande pero tenemos la capacidad de conocernos, alumnos padres, docentes y directivos”, coincidieron las autoridades educativas.

“Lo primero es siempre la educación impartida. Pero los chicos acceden además al comedor escolar, y reciben la contención que no siempre encuentran en sus casas. Además, los asistentes sociales intervienen en conflictos familiares que puedan suscitarse y en los cuales los alumnos se vean involucrados. Nos complementamos en el trabajo diario”, explicó Molet.

El trabajo educativo apunta a la concientización, la información y la prevención sobre las problemáticas más visibles en el barrio. Así, el año pasado se organizaron actividades tales como talleres sobre violencia de género, trata de personas, salud sexual y reproductiva, etc. Estas jornadas sirvieron de mucho a los alumnos y sus familias.

Identificación y pertenencia

¿Cómo se organiza la escuela para compatibilizar su propuesta educativa con las carencias sociales del barrio? “La clave está en el reconocimiento respetuoso del otro: en ponernos a la par de los vecinos, conocer sus problemas y orientarlos hacia soluciones posibles, dentro de nuestras posibilidades. Así, la gente se siente identificada, y forma un sentido de pertenencia con la escuela y con el barrio”, coincidieron las autoridades.

Ello hace que se genere un vínculo de empatía social que trasciende el proceso pedagógico de la enseñanza: los alumnos se involucran más con la institución, se sienten identificados con docentes y directivos. “Y es recíproco, porque los docentes saben escuchar las problemáticas barriales, y proponer soluciones”, destacó Rivas. “Cuando los alumnos se sienten reconocidos, registrados, el vínculo se refuerza. Las cosas dadas vuelven hacia nosotros en la forma de afecto”, concluyó.


Superpoblación y nuevo edificio

En los últimos años, en barrio Yapeyú (y en otros cercanos como Loyola Norte, La Ranita, Santa Marta) el crecimiento demográfico ha sido exponencial, y la escuela está sintiendo una superpoblación de su matrícula: “Tenemos 30 alumnos en los primeros grados, y ya es mucho. No es conveniente tener aulas numerosas integradas por alumnos con problemas de alimentación, dificultades en el aprendizaje, carencias de estímulos, etc. En estas condiciones, las competencias para aprender no serían las adecuadas. La matrícula tendría que ser de 20 ó 22 alumnos por división”, afirmaron. Las autoridades escolares informaron que se solicitó por la correspondiente vía administrativa a las autoridades del ministerio de Educación que se gestione la construcción de otro edificio anexo, para descomprimir la matrícula actual.