ESTE DOMINGO CON EL “MONO” FONTANA
Comienza un ciclo de pianistas que une a Paraná y Santa Fe
Shagrada Medra emprende el segundo año de este ciclo de conciertos. Inaugura el domingo en el Teatro 3 de Febrero de la vecina ciudad.
De la redacción de El Litoral
En el marco del segundo año del ciclo Pianistas Sin Fronteras, organizado por el sello discográfico paranaense Shagrada Medra, llega a Paraná este domingo, a las 21, a la sala mayor del Teatro 3 de Febrero, Juan Carlos “Mono” Fontana. Esta propuesta, que a partir de mayo también se ofrecerá al público santafesino en la sala mayor del centro cultural ATE-Casa España, surgió en 2009 a partir del interés del compositor y pianista entrerriano Carlos Aguirre por generar un espacio de encuentro para que pianistas, que abrevan en diferentes géneros y estilos, puedan compartir su música.
De esa manera, se concretaron el pasado año, en una y otra orilla, tres recitales en los que dieron sobradas muestras de talento musical e interpretativo pianistas de renombre nacional, como también otros que se van destacando en el ámbito profesional, acreditando con talento, compromiso y estudio un nivel de jerarquía indudable. En el Museo Provincial de Bellas Artes de Paraná y en ATE-Casa España, de Santa Fe, se presentaron artistas de gran nivel, como José Bulos, Nicolás Ledesma, Sebastián Benassi, José Perren, Francisco Lo Vuolo y Lilián Saba.
“Convencidos de la importancia cultural de continuar con este espacio, hemos programado para el 2010 ocho recitales, de frecuencia mensual, desde marzo a noviembre, donde se podrán apreciar artistas de la talla de Hilda Herrera, Oscar Alem, Andrés Beeuwsaert, Julio César Barreto, Sebastián Macchi, Diego Schissi, Rolo Rossi, Ernesto Jodos y Juan Carlos “Mono’ Fontana, entre otros”, resaltaron los organizadores.
Mundos desde el teclado
Juan Carlos “Mono” Fontana debutó en enero de 1975 como baterista de Madre Atómica, en el teatro Regio, de la avenida Córdoba. Con él estuvieron Pedro Aznar y Lito Epumer. Desde aquellos años, lo persiguió un afán de búsqueda y de investigación que de manera supuestamente azarosa lo llevó de los tambores al teclado. En efecto, un piano eléctrico en su sala de ensayo motivó un acercamiento tibio al comienzo, e intenso después.
Fontana comenzó a trabajar sobre sonoridades y texturas que lo llevaron a convertirse en un músico de mirada personal, como en la batería, donde predicaba el “no hacer lo esperado”. Desde su álbum, “Ciruelo”, comenzó a trabajar en busca de alcanzar una mayor autonomía. Su objetivo se convirtió, según confesó, en mostrar su música sin necesitar de colegas. Para ello se impuso una forma de creatividad vinculada con su instrumento y la programación de éste. En su teclado Kurzweil, el artista imagina mundos y los lleva a la música.
Habría que buscar mucho para encontrar un músico de rock argentino que no haya estado de un modo u otro relacionado musicalmente con el “Mono” Fontana. A los 13 años ya tocaba en Madre Atómica con Lito Epumer y Pedro Aznar. Después, pasó a la banda de Nito Mestre post Sui Generis. En el camino, abandonó la batería y pasó al piano. Aprendió a tocarlo con una cartulina y terminó recibiendo la bendición de Herbie Hancock. Entonces, se sumó a Spinetta Jade. Además, fue socio fundador de la Hallibour Fiberglass Sereneiders, el grupo de Alfredo Casero. Y Socio del Desierto con Spinetta.
Un arco define al “Mono” Fontana y su mundo está plasmado en el disco “Cribas”. En un extremo, la inconmovible fe, la evidencia de ser, no el ejecutante, sino el instrumento. En el otro, la alusión a un minúsculo circuito integrado capaz de realizar un número indeterminado de funciones, pero también al hecho de desmenuzar y desarmar. Ambos términos se superponen en Juan Carlos “Mono” Fontana. Tal vez, venga de ahí la modestia infinita que gobierna sus gestos. Su insistente retracción del mundo. De esa parte del mundo que es la vida pública.
