Ganados y carnes

Las dudas del feedlot

Los corrales, que hasta hace poco aportaban el 50 por ciento de los bovinos faenados, siguen despoblados. Esperan alguna señal oficial para seguir en el negocio.

Ignacio Iriarte

La mayoría considera que con la actual relación entre el precio del ternero y del gordo, y sin subsidios, es muy riesgoso volver a repoblar las instalaciones. Todo indica que estos precios del ganado y de la carne son demasiado altos y que deberían caer, pero no caen. Gobierno, frigoríficos, matarifes, exportadores, minoristas y consumidores hacen todo lo que está a su alcance para que los precios cedan. Pero los precios, luego de una pequeña concesión a la baja en el último tramo de febrero, se han estabilizado y resultan entre 60 y 70 por ciento más altos que tres meses atrás.

Toda posible baja se estrella contra una oferta ganadera declinante, que para marzo puede estimarse un 25 por ciento por debajo del promedio del año pasado y un 30 por ciento inferior al pico de la liquidación ganadera de mediados del 2009. La caída en la actividad frigorífica es desigual.

Hay grupos exportadores que están 20 por ciento debajo de sus faenas habituales, otros que las han reducido un 40 por ciento y frigoríficos o mataderos de consumo medianos y chicos que están trabajando al 50 por ciento de su capacidad.

El precio de la hacienda está hoy muy alto, desfasado con respecto al valor mayorista de la carne, con respecto al valor minorista de los cortes, y con respecto a los precios que se pagan por nuestra carne en el exterior.

Hasta hace pocas semanas, toda la cadena de comercialización tenía márgenes de utilidad fuera de lo común, en gran medida a expensas del bajísimo precio del ganado, y hoy toda esa misma cadena trabaja con contra márgenes.

Sin apuro

La presión a la baja de la mayoría de los actores de la cadena de la carne es enorme, pero se encuentra con un límite infranqueable: no hay hacienda. Los feedlots, que hasta hace poco aportaban el 50 por ciento de las cabezas faenadas, están hoy sólo al 35-40 por ciento de su capacidad, y la mayoría de ellos vendiendo más de lo que reponen. A esta altura del año pasado, y con la zafra de terneros adelantada a causa de la seca, el feedlot ya estaba al 70 por ciento de su capacidad instalada; pero este año, con una zafra de terneros numéricamente menor y además atrasada, sigue dudando en volver a encerrar. Pese a los esfuerzos oficiales por achicar la deuda, se le debe todavía a los corrales un monto superior a los 1000 millones de pesos, y por todo el país se pueden encontrar empresas que financieramente no han resistido y han claudicado. Se sospecha, además, que en algún momento se pagarán los subsidios atrasados, pero se cree que el sistema de compensaciones se cambiará para estimular el engorde por arriba de los 300 kilos. Hasta tanto no se instale este eventual nuevo régimen, muchos prefieren esperar. La mayoría cree que estos precios del gordo y de la invernada son una burbuja, y que a estos precios del ternero, y sin subsidios, es muy riesgoso hoy repoblar los corrales. La mayoría de los que reponen son operadores vinculados a la faena o distribución de carne, y que ya han incorporado al feedlot en forma permanente como una parte de la organización comercial.

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Part time. Los feedlots, que hasta hace poco aportaban el 50 por ciento de las cabezas faenadas, están hoy sólo al 35-40 por ciento de su capacidad, y la mayoría de ellos vendiendo más de lo que reponen.

Foto:Archivo

Oferta y demanda

Desde un punto de vista macro, debe destacarse que si el feedlot no se llena en los próximos dos o tres meses, con el pico de la zafra de terneros de invernada, va a ser difícil que lo pueda hacer luego. El criador está vendiendo en forma espaciada, sin apuro, con cuentagotas, reteniendo a favor del excelente estado de los campos todo lo que puede. A una oferta de terneros que dista de ser masiva, se le agrega la demanda de los criadores por terneras para repoblar y la demanda de los invernadores tradicionales por machos.