Las Cooperativas

Una respuesta social a la economía de mercado y sus limitaciones

La Cooperadora de mi escuela primaria fue el primer caso de Cooperación que conocí. Allí participaban varios vecinos de la colonia, entre ellos mi padre.

Ing. Agr. Oscar Alloatti (*)

Siendo niño también, cuando era un “gurí” del Espinillo, se crearon los Centros Gremiales Agrarios (CGA). Los impulsaba Perón a comienzos de la década del “50, buscando sindicalizar a los pequeños productores. Y siendo “Papi” un radical acérrimo igual formó parte de la Comisión del CGA Espinillo Norte. ¡Vamos viejo! (Juntos no es más fácil, pero es mejor, la vida siempre me ha ido enseñando eso).

El Centro tuvo poca actividad gremial y, en cambio hubo una muy provechosa acción de cooperación comercial.

El trabajo se centró en la compra en grandes cantidades del alimento balanceado para las gallinas ponedoras y en el acopio y comercialización de huevos. Al obtener volúmenes importantes, los precios de los productos y los insumos mejoraban para los pequeños avicultores de la zona, que eran muchos y pobres. Mi padre le puso el alma y la vida ¡Cómo aprendí de tu ejemplo, viejo! Y a tu lado siempre “Corazón Gigante”, mi madre.

En la Escuela Alberdi, y luego en la Facultad, ya fui yo quien hizo gimnasia cooperativa. El Centro de Estudiantes era una “escuela”. Cooperar era una tarea imprescindible para los que, con escasos recursos, tratábamos de abrirnos nuestro propio camino.

Buen abrigo

Cuando entré de lleno en la actividad profesional la primera cooperación en la que participé fue en un proyecto educativo: las Escuelas Rurales de Alternancia.

Y no tardó mucho en aparecer mi primer trabajo en una Cooperativa Agropecuaria. Fue en la de Malabrigo. Luego, una tras otra, las oportunidades de prestar servicios en varias más fueron tomadas por mí y luego por mis socios profesionales, que se habían ido entrenando a la par. Una de Avellaneda, otra de Reconquista, la de Margarita más tarde, formaron parte de nuestra “clientela”.

En ellas desarrollamos los semilleros, la asistencia técnica a campo para sus socios, el impulso de nuevas actividades productivas, el mejoramiento de la infraestructura de servicios, la participación en acciones de interés regional, entre otros temas.

También ayudamos MILKAUT (la Cooperativa Asociación Unión Tamberos, con sede en Franck) a desarrollar la cuenca lechera del noreste santafesino. A otras Cooperativas hicimos distintos aportes, en varios casos “de gauchada” nomás. En los momentos duros de la economía muchas cooperativas entraron en crisis. ¿Me equivoco si digo que todas sufrieron el sofocón?.

Pero la mayoría reaccionó a tiempo en forma adecuada. Hubo reestructuraciones y se emprolijaron las cuentas. Más de uno necesitó valor para tomar las drásticas medidas que se requerían y que involucraban a amigos y parientes.

Las deudas de las cooperativas y de los socios se iban metiendo en una espiral que llevaba a todos al quebranto. Había que interrumpir la tendencia y se hizo. Hubo quienes no tuvieron reacción y sucumbieron, por suerte fueron los menos. Desde hace mucho tiempo vengo participando, junto a otros capacitadores, de algunas de estas tareas. El resultado es un aumento del capital humano del movimiento cooperativo, una inversión que no aparece en el balance inmediato. ¡Y eso lo saben sus líderes!

Integración

En este momento está en auge el tema del cambio generacional en el campo. Lo estoy desarrollando junto a mi hijo Mario, treinta años menor que yo. Él trabaja con los jóvenes y yo con los veteranos, analizando la realidad y las expectativas de cada uno. Cuando ponemos en común lo que cada grupo obtuvo, sorprende y conmueve la cantidad de coincidencias que no aparecen en la rutina cotidiana y sí con un buen sistema de intercambio. ¡Que lindo cuando la familia rural puede ser a la vez una empresa exitosa y sentirse feliz!

En mis actuales tareas como comunicador por radio y televisión, varias organizaciones cooperativas nos “dan letra” y nos apoyan en forma entusiasta. A ellas el agradecimiento sincero de parte nuestra y también de aquellos que necesitan ese envión de optimismo contagioso del “¡Si, se puede!”. Es lo que tratamos de hacer y mostrar.

La cooperación requiere esfuerzo, capacidad, honestidad y espíritu de servicio. Los buenos ejemplos estimulan y hay que difundirlos para contagiar el entusiasmo a otros. ¡Ánimo! Hay un sistema capaz de dar una repuesta social en una economía de mercado: el cooperativismo.

(*) Ex secretario de Agricultura de la Provincia de Santa Fe. Texto perteneciente a su libro “Agrosendas”.

La cooperación requiere esfuerzo, capacidad, honestidad y espíritu de servicio. Los buenos ejemplos estimulan y hay que difundirlos para contagiar el entusiasmo a otros.

Los jóvenes

Un párrafo aparte merece la tarea de capacitación y formación que el cooperativismo agrario viene realizando con sus socios, sus dirigentes, sus funcionarios, sus técnicos, su juventud.

ACA, SanCor, AFA, AUT, la Lehmann, y muchas otras organizaciones cooperativas lo vienen haciendo cada vez con más intensidad.

/// el dato

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Seminario-Taller en las Sierras de Córdoba durante un Congreso Nacional de las Juventudes Agrarias Cooperativistas.

Foto:Gentileza Oscar Alloatti