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Liceos Militares

IX Promoción Liceo Militar General Belgrano.

Señores directores: Modales de lo peor, de los más bajos, se han convertido en sinónimo de progresía. Jóvenes y no tan jóvenes de los 70, ebrios de un mayo francés que nunca vivieron, gracias a sus posiciones de privilegio se han esmerado a fondo en deseducar, no habiendo para ellos más héroes que los automarginados. La desactivación de los Liceos Militares parece acompañar esta descripción. Debemos aclarar que los Liceos Militares son institutos secundarios que han funcionado dentro del ámbito de las Fuerzas Armadas y cuya función, aparte de la estrictamente académica, es formar oficiales de reserva. Fueron creados a fines de la década de 1930 tomando como modelo institutos similares que existían y existen en EE.UU. y Europa y en ellos se mantiene incólume la disciplina que desearíamos para nuestros adolescentes.

El proyecto de reforma del Ministerio de Defensa plantea entre otras cosas, que los alumnos de los Liceos Militares no pueden ser instruidos en el manejo de armas y sólo podrán tomar contacto para recibir instrucción en quinto año con carabinas neumáticas calibre 22, que no son de uso militar. Con esta medida no pueden formarse oficiales de reserva, ya que tendrían una instrucción inferior a cualquier soldado voluntario y, en consecuencia lo lógico sería cerrar estos institutos.

Además se lograría anular toda una serie de logros que acompañó la vida de los cadetes, sobre todo si se termina con el sistema de internado como pretende el proyecto.

Los que tuvimos la fortuna de pasar por Liceos Militares envidiábamos a aquellos adolescentes que se educaban en otros colegios no internados porque gozaban de mayor libertad. Con el paso del tiempo, sin embargo, hemos comprendido que el establecimiento de los contactos sociales en el internado resultó muy provechoso para la futura vida personal y profesional de los entonces adolescentes.

El trabajo en grupo hizo que se tomara a los demás en consideración, a ser tolerantes y a establecer límites tanto a los propios deseos como a las exigencias de los demás. Se nos estimulaba para todo tipo de actividades en el tiempo libre y sobre todo para las deportivas, siendo en este último aspecto el Liceo Militar General Belgrano de Santa Fe un ejemplo por sus logros a nivel nacional.

La convivencia en el internado fomenta la aceptación de la crítica, el sentido del esfuerzo personal y la confianza en uno mismo, aprendiendo también a defender las ideas y a amoldarse a las circunstancias en situaciones críticas. Las amistades adquiridas en el internado duran toda la vida y no existe prácticamente ninguna promoción que no se reúna periódicamente llegando sus integrantes de los lugares más remotos para las mismas y acudiendo en ayuda de su condiscípulo cuando este lo requiere.

Además los egresados de los Liceos Militares constituyen una parte importante de la reserva de las Fuerzas Armadas, como quedó evidenciado con la presentación de cientos de voluntarios oficiales de reserva, con una adecuada formación militar en la guerra de Malvinas y más aún son importantes ante el cese del servicio militar obligatorio.

La intención de acabar con una tradición como son los liceos militares es fácil. Lo difícil es recrearlos, reinventarlos, reponerlos. No es justo que ahora, después de todo lo llovido, se cargue nuevamente contra los liceos.