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Elegante y señorial

Se exhibe con el esplendor de antaño, pero envuelta en un halo tan vanguardista como romántico. Versátil y práctica, la cómoda regresa para instalarse definitivamente en el hogar.

TEXTOS. CARMEN MARTÍN. FOTOS. EFE REPORTAJES.

Después de mucho tiempo relegada a un segundo plano, la cómoda regresa al calor del hogar, y no precisamente para instalarse tímidamente en la intimidad del dormitorio, sino para lucirse en espacios tan luminosos, distinguidos y elegantes como son los salones. Aunque la nueva tendencia también las sitúa en recibidores y bibliotecas, y les hace un hueco en cuartos de baño y cocinas.

Este mueble bajo y con amplios cajones nació a principios del siglo XVIII, pero su verdadero origen se remonta a la Edad Media, cuando el servicio de reyes y nobles añadió patas a los baúles, con el fin de elevarlos y convertirlos en piezas más cómodas a la hora de sacar y guardar las pertenencias de los señores.

Con el tiempo, esa idea práctica y funcional fue evolucionando y los artesanos de la época se encargaron de pulir y tornear esas patas. Más tarde, a esos baúles evolucionados se les añadió una rica decoración en marquetería, se les bañaron con pan de oro y les instalaron cajones para facilitar el orden.

A mediados del siglo XVIII, la cómoda de dos cajones era tan popular en la corte francesa que cuando salió a la calle recibió el nombre de Luis XV. Años después, a esta pieza se le añadió un cajón estrecho en la parte superior y se le sumaron unos centímetros a sus patas, modelo que recibió el nombre de Luis XVI. Posteriormente, llegó el estilo victoriano, un diseño mucho más femenino que incluía un fabuloso espejo y pequeños cajoncitos para guardar joyas. Diseño que competía con el estilo “Queen Ann”, famoso por la reducción del fondo de sus cajones, conforme se iban añadiendo.

CLÁSICO Y MODERNO

Elegante y señorial, la cómoda es hoy la protagonista del hogar. Los modelos actuales se inspiran y reinterpretan diseños clásicos con decapados, pinturas y pátinas de colores, que ayudan a crear ambientes tan arriesgados como acogedores y confortables.

Las propuestas más atrevidas llegan aderezadas con bandas verticales de pintura en dos tonos, bien en la misma gama cromática o en colores tan dispares como el blanco y el negro.

Con acabados plateados, dorados y metalizados, tanto en brillo como en mate, se presentan los últimos diseños. Pero, sin duda, las cómodas más novedosas vienen con estampados felinos, pinturas que imitan el acero y espejos envejecidos y oxidados.

Hoy, los diseños más clásicos adquieren una nota de modernidad con formas y tamaños más reducidos, así como modelos entelados o pintados a mano. El color blanco está ganando terreno en los dormitorios y cocina contemporáneos.

NUEVO PROTAGONISMO

Las cómodas decapadas en blanco y beige, impregnadas de ese halo romántico que otorga el estilo shabby chic “están adquiriendo gran protagonismo en dormitorios y recibidores”, dice Carmen Zunzunegui, decoradora y propietaria de la prestigiosa firma Becara.

Muchas personas, que consideraban que esta pieza era antigua, poco útil y demasiado grande, ahora la demandan, eso sí pintada en blanco o bañada en tonos como el rojo, el negro o el amarillo.

Gracias a las últimas tecnologías, los nuevos materiales y los más novedosos diseños, la cómodas ahora se han convertido en un mueble versátil que ofrece un sin fin de posibilidades tanto para decorar como para guardar o almacenar enseres personales.

Esta pieza, al mismo tiempo que decora, resuelve algunos de los problemas de almacenaje y colabora en el orden del hogar gracias a la capacidad que ofrecen sus cajones.

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