MADRID

La Gran Vía cumple 100 años

Se trata de la principal avenida de la capital española, repleta de negocios, teatros y bares.

1.jpg

Esta avenida jugó un importante papel social y cultural en la historia madrileña.

Foto: EFE

 

[email protected]

EFE

Apenas quedan rincones de la Gran Vía sobre los que no se haya hablado, pero esta emblemática calle de Madrid sigue sorprendiendo a sus visitantes incluso cien años después de que se iniciase su construcción.

Fue el 4 de abril de 1910, cuando el entonces rey, Alfonso XIII, inició, piqueta en mano, unas obras con las que quería equiparar Madrid a las grandes capitales europeas.

Tal es la importancia que se le concede a la Gran Vía que el Ayuntamiento madrileño la utilizará como imagen en su nueva campaña turística que se exhibirá en España, Europa y el continente americano.

Uno de los grandes reclamos de esta calle son los teatros, copados sobre todo por grandes musicales, que han convertido a la Gran Vía en una especie de “Broadway madrileño”.

Esta arteria de la capital de España contenta con creces tanto a quienes apuestan por una experiencia cultural, como a quienes se dejan tentar por sus innumerables restaurantes y bares, en un recorrido de 1.316 metros de largo que destila historia.

Por esta calle madrileña pasaron, entre otros, Ernest Hemingway, quien cubrió la Guerra Civil (1936-1939) desde el mítico Hotel Florida y desde el edificio Telefónica, que durante la contienda albergó el centro de prensa extranjera y fue uno de los objetivos del bando nacional.

En los escaparates de la exclusiva joyería Grassy, situada al comienzo de la calle, todavía se observan los impactos de bala de algunas de las batallas de la Guerra Civil. El paso de Hemingway por la Gran Vía fue también conocido por sus visitas al bar Chicote, convertido en una especie de embajada extranjera durante la dictadura de Francisco Franco y por el que han pasado actrices como Ava Gardner, directores de cine como Almodóvar o Amenábar, y hasta el presidente estadounidense Dwight Eisenhower.

Sofía Loren, otra estrella que iluminó el local, salió muy enfadada después de que Perico Chicote, por entonces dueño del bar, no quisiera regalarle una de las miles de botellas que atesoraba allí.

El único que obtuvo tal premio fue Alexander Fleming, padre de la penicilina y quien también pasó por Chicote durante sus estancias en Madrid.