Fuertes y Bertoglio se hicieron un festival con este Boca
El más grande parece un pibe y el pibe se hace grande
El goleador histórico, ovacionado por todo el estadio de pie, llegó a su gol número 116. La promesa de inferiores se va haciendo realidad con partidos como el de anoche.
Aplausos para el pibe
Una noche consagratoria fue la de Facundo Bertoglio, quien hizo un gol (el 2-0), un golazo (3-0) y sirvió una asistencia espectacular para Esteban Fuertes en el 1-0. En el final del partido, una patada descalificadora pudo ponerle un quiebre a su carrera.
Foto: Mauricio Garín
Darío Pignata
Fuertes es el vino añejado en barrica de roble, Bertoglio es parte de esta camada de uvas nuevas. Fuertes es el árbol viejo al que no mueve ninguna tormenta, Bertoglio es la semilla que debe germinar. Fuertes es pasado y presente, Bertoglio es futuro. El más grande y el más pibe. Uno aconseja al otro... el otro se mira en el reflejo del uno. Se vinieron a encontrar justo una noche frente a un Boca que hoy es más Boquita que nunca, pero ya no por muletilla de relatores sino por lo chico que parece adentro del vestuario y afuera en la cancha.
Demasiada furia de ataque sabalera para tan poca oposición. Es que, además, tocaron los polos ayer. Porque Colón —que venía en franca mejoría de juego y no la podía embocar— se las vio con un Boca que descubrió ayer que la frase de Palermo es cada vez más real con ese sincero “tocamos fondo”. Entonces, todas las que sacó Gabbarini y las que se fueron afuera en el Ducó, entraron anoche en Santa Fe. Así, Ayala no encontró ninguna y Alves dejó su cabeza como DT en el Brigadier López.
Desde el vamos quedó en claro que Mohamed mandó al equipo al frente con todo: tres defensores, ningún volante de neto corte con marca, dos enganches y un punta. Así, con tantas órdenes de ir, arrancó complicado para volver pero Pozo dejó en claro que el mejor Pozo no anda con ganas de regalar la posibilidad de ir a Sudáfrica con Maradona. La más complicada, una abajo, tapado y a contrapierna de Insúa en el primer palo.
Pero más allá de Pozo, hubo rendimientos importantes en todas las líneas: la muralla Garcé atrás, el todo-terreno Capurro en el medio, un ingreso derechito de Iván Moreno. De paso, otra noche cinematográfica de Fuertes, amonestado antes de los dos minutos, responsable de su grito 116 con esta ya legendaria camiseta número “20” y generoso para devolverle sutilezas técnicas a Bertoglio. Y, como cierre de fiesta, una actuación de Bertoglio que es otro paso firme más de crecimiento futbolístico para el pibe más importante que fabricaron las inferiores sabaleras en los últimos tiempos.
En realidad, Bertoglio no necesita demostrar nada, sólo debe entrar a una cancha y hacer lo que mejor sabe: jugar a la pelota. Pero una actuación como la de anoche, necesaria para un equipo que estaba obligado a reencontrarse con una alegría, también es una linda respuesta a modo de calmante para los apurados de siempre, ésos que nunca faltan en un club de fútbol.
El balompié criollo, cantera inagotable de jugadores en estas pampas, está en crisis de talentos. Una parte de la culpa la tienen los dirigentes, otra parte los entrenadores y la otra el periodismo que forma opinión a nivel nacional. Por eso de un año a esta parte se habla de un colombiano en Banfield y no de un pibe de acá. En ese contexto, el crecimiento de Bertoglio puede asomar como pausado para algunos, pero es firme y sostenido. La gente —o una parte— quiere que Bertoglio ya mismo sea un crack, gane partidos solo y vaya al Mundial. ¿Saben que ni siquiera tiene 30 partidos completos como titular en Primera? Y que, además, necesitaba empezar a consolidarse en este torneo antes del Mundial, justo cuando Colón —que venía de pelear dos campeonatos hasta el mismo final y en alza— entró en una depresión futbolística después del golpe anímico por quedar eliminado en la Copa Libertadores de América.
Bertoglio no puede hoy “salvar” al equipo, quizás tampoco lo haga en lo que queda del año. Particularmente, a esta altura del torneo, yo esperaba más del equipo en función de tal que en el pibe como figura. Recién ahora se está despertando Colón como expresión colectiva, después de esta racha de la gran siete sin ganar. El lunes jugará otra final, contra un equipo como Argentinos que está esperando el momento justo para dar el golpe y colgarse el cartel de candidato.
El sprint final lo pondrá o no dentro de la Sudamericana 2010. Pero lo importante es que Colón pueda sostener su proyecto deportivo sin grandes complicaciones o rachas negativas que saquen a pasear viejos fantasmas. Porque pasar de pelear dos campeonatos seguidos y estar de mitad de tabla para abajo sería retroceder casilleros de manera innecesaria. Hoy el fútbol de Colón tiene casi todo en sus manos para que le vaya bien. En todos lados, arriba y abajo.
Y en este punto, la sociedad perfecta de Fuertes-Bertoglio de anoche es una muy linda señal. Quizás sea cierto esa muletilla de campaña que “lo mejor está por venir” en Colón, cuando uno admira el toquecito de tres dedos de Bertoglio en el 3-0 de anoche , pero si “Bichi” sigue firme pensando que diciembre de este año es su broche final, también Colón sabe que —con este momento mágico de Fuertes— “lo mejor se está por ir”.