De cómo la alimentación  puede influir en la identidad

De cómo la alimentación puede influir en la identidad

El Dr. Máximo Ravenna dialogó con Nosotros sobre su método de adelgazamiento. Insistió en la importancia de lograr en sus pacientes cambios de conducta; dijo que estar fuera de peso genera o agrava enfermedades; y advirtió que la sobreoferta de alimentos y el creciente sedentarismo multiplicaron los porcentajes de obesidad en el mundo.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTOS. AMANCIO ALEM. ILUSTRACIÓN. LUCAS CEJAS.

Corte, distancia y medida son palabras claves en el método que aplica el Dr. Máximo Ravenna en cualquiera de las sedes que llevan su nombre en esta ciudad, en el país y el exterior. Para este egresado de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires y de la Primera Escuela Argentina de Psicoterapias para graduados, la aplicación de estos conceptos se sintetiza en los siguientes términos: corte con los excesos; medida en la porción, el cuerpo y la ropa, y distancia entre las comidas y con la comida.

Convencido de que la sobreoferta de alimentos ricos en carbohidratos refinados, y el aumento del sedentarismo duplicaron o triplicaron -según el caso- los porcentajes de personas con obesidad en el mundo, advierte que, más allá de la estética y la conducta, estar fuera de peso genera o potencia una enorme cantidad de enfermedades.

Ravenna estuvo por primera vez en Santa Fe para desarrollar una intensa agenda que incluyó -obviamente- un recorrido por la clínica local que, junto con la sede de Rosario y Venado Tuerto integra la red de franquicias de su método en territorio provincial. A estas sedes se suman, entre otras, las de Bahía Blanca, Tucumán, San Isidro, Neuquén, Madrid, Bahía (Brasil) y Asunción (Paraguay), más nuevos pedidos para abrir otras más en Córdoba y México.

“Pienso que el método sirve y lo distribuimos: por él pasaron 50 mil personas; no todos están bien, pero sí muchos más de los que estarían si hubiera visto a 50 mil personas con los métodos que usaba anteriormente”, sentencia.

ESTÉTICA Y SALUD

“El mío es un método que toma la base del adelgazamiento como una necesidad clínica, muchas veces estética y emocional. Porque estar fuera de tamaño, de lo que uno soñó ser, no es bueno. Si estoy fuera de estética, no en la cuestión de belleza sino de volumen, hay algo que está pasando que me saca la identidad”, define el médico.

Por otro lado, argumenta que hay algo que tiene que ver, fuera de la estética y la conducta, con las consecuencias: “estar fuera de peso genera, tal como se ha empezado a descubrir cada vez más, una cantidad infinita de enfermedades, agravamiento de otras -que no dependen de la gordura pero que empeoran con ella-, y síndromes metabólicos relacionados a la resistencia a la insulina que encadena una cantidad de enfermedades metabólicas como la diabetes, la hipertensión, la apnea de sueño, el colesterol alto e incluso el empeoramiento de ciertos cánceres”. A todo esto se suma que “los obesos son un grupo de riesgo en la gripe H1N1”.

“Trabajo desde siempre en generar cambios en la conducta; no como el director de un colegio, sino para evitar indiferencia hacia los problemas que una persona se acarrea y que le pueden producir un daño físico, con todo lo que ello significa para el medio familiar, los amigos, el núcleo social y el costo económico de un sistema asistencial que aumenta y todos contribuimos a sostener”, aporta.

Para el profesional, la suya es medicina preventiva: “aunque intervengamos en acción terciaria que sería la enfermedad, prevenimos a través del adelgazamiento en un retroceso de enfermedades que a veces ni siquiera dejan marcas; las dejamos potenciales y nos dedicamos al mantenimiento de ese logro conseguido”.

UN DIAGNÓSTICO PREOCUPANTE

Ésta es una extraña enfermedad que apareció en forma masiva en los últimos 40 ó 50 años, como también apareció el alcoholismo, la droga, el juego compulsivo, el estrés, y una conducta compulsiva e impulsiva en la vida cotidiana. Uno encuentra que la gente dejó de tener tiempo para reflexionar o busca no reflexionar para no darse cuenta de cosas mucho más graves”, advierte Ravenna.

Recuerda que cuando empezó a trabajar, a mediados de la década del “70, “había muchos médicos para gordos, bastante poco éticos, que daban muchas pastillas, anfetaminas, diuréticos, laxantes y tiroides para tratar una enfermedad que no tenía que ver con ninguno de esos elementos que se atacaban; estas pastillas generaban enfermedades peores como la adicción, o trastornos digestivos, urinarios o tiroideos. Yo empecé a trabajar en una institución que trataba a las personas sin pastillas, y enfocaba el trastorno como algo global”.

Puesto a comparar la situación actual con cuatro décadas atrás, concluyó en que “en aquel momento el porcentaje de personas con sobrepeso y obesidad no superaba, en conjunto, el 15 % de la población y era más intenso en EE.UU con un 20 ó 22 %. Ahora estamos, en Estados Unidos, con un 70 %; en la Argentina, con 55 ó 60 %; 65 % en Paraguay; 63 % en Panamá; 50 % en Checoslovaquia; 58 % en Chipre; 75 % en el sur de España”.

“Es -advirtió- una invasión enorme de una enfermedad contagiosa que no se produce por un virus, una bacteria ni por contacto físico sino por una carga potencial que todos los seres humanos tienen a través de su capacidad de ahorrar, para épocas de hambruna, cierta cantidad de energía en forma de grasa por si no alcanza el alimento. Estamos funcionando como receptores de alimentos, como si se viviera en un mundo empobrecido de alimentos. En realidad, está empobrecido de movimientos: por lo tanto se deposita más de lo que se debe, se come por tentación y por oferta exagerada y se genera una demanda inútil. Además, se cree que hay que comer para un montón de males y se utiliza una muleta innecesaria para una renguera inexistente”.

Así, “en cada lugar adonde voy, me ofrecen quedarme más quieto y me dan más de comer. O sea que el mundo de hace 40 años empujaba a la persona gorda hacia la delgadez, y hoy pregunta “¿qué te pasa?’ si estás delgado. El mundo de hoy agrupa a la gente que va llegando a la gordura y la somete a sostener esa gordura a través de la oferta, la quietud, el estrés y la falta de tiempo para pensar”, diagnosticó.

LLEGAR Y MANTENERSE

A la pregunta de qué cuesta más, si llegar al peso deseado o mantenerse, Ravenna responde que “intento que la gente entienda que el primer cambio de conducta es parar con el descontrol; eso es el adelgazamiento. Es lo mismo que después uno tiene que hacer para parar con la tentación en cualquier otro plano, sin sentirlo como algo que lo oprime sino como una ley”.

“Es mejor decir “no debo’ a algo que me hace daño, que tomar lo que quiero sin importar las consecuencias”, apunta. “Por eso en este método se enseña moderación, se enseña un límite, se aprende a detectar las conductas cuando empiezan a ser irritantes y descontroladas, se aprende a saber cuándo hay que parar de comer. Aquí no hay comida que enferme; es el exceso lo que enferma”.

Para lograr el cambio, el trabajo es individual y grupal. En el aspecto físico, el movimiento es paulatino y constante; no compulsivo porque puede producir un rechazo al tratamiento global. La persona tiene que aprender a escuchar, a compartir con otra gente para ver espejos, estar en contacto con personas que bajaron de peso y se mantienen hace años. También se trabaja desde el punto de vista nutricional, con la perspectiva de lo que hace y no hace bien”.

Volviendo a las tres palabras claves: corte, distancia y medida, el médico señala que “se trata de cortar con el exceso, con todo lo que signifique dañarme; entonces, me retraigo, me alejo de esas ganas de comer en forma compulsiva, tomo distancia”. En cuanto a la medida, se representa gráficamente en un plato playo: “el centro adelgaza, la circunvalación alrededor del centro mantiene y el borde engorda. Cuando llegue el momento del mantenimiento, no tendré que agrandar una porción que aprendí a achicar, sino agregar porciones de la misma medida: en vez de un bife doble, serán dos pequeños bifes. Y apenas detecte dos o tres kilos tengo que volver a poner un corte porque, si eso ocurre, es porque hace dos o tres semanas que estoy haciendo desarreglos”.

Y para concluir sentenció: “no siempre el lunes sirve para cortar; si no corto el lunes, el martes espero. el jueves paro un poco y el sábado empiezo otra vez a comer. Los gordos se fabrican de viernes a lunes, y de 19 a 24”.

missing image file

“La obesidad genera una cantidad infinita de enfermedades, como la diabetes, la hipertensión, la apnea de sueño, el colesterol alto e incluso el empeoramiento de ciertos cánceres”.

ENFERMEDADES DE ESTE SIGLO

“La obesidad creció en 40 años lo que no creció en 10.000 -diagnosticó el Dr. Máximo Ravenna- y ésto tiene que ver obviamente con una enfermedad social, con la presión que genera una necesidad innecesaria y una dependencia cada vez mayor, un mal uso, un abuso y finalmente una adicción a la comida; la mayoría muy procesada y con mucho carbohidrato refinado. También tiene que ver con tres enemigos blancos como la sal, los azúcares y las harinas. El resultado es, por un lado, hipertensión, por el otro diabetes y por otro obesidad, las tres enfermedades de este siglo”.

A esta repetición continua se suma el sedentarismo: “todo es más cómodo, más automático, electrónico, quieto, todo es falta de tiempo. La hiperkinesia se confunde con movimiento cuando, en realidad, es un movimiento tipo hamster que a lo único que conduce es a quedarse más quieto porque uno está cada vez más gordo, más estresado, más necesitado de trabajar más horas”, opinó para concluir en que “la presión del entorno tóxico sobre la genética potencial genera enfermedades. Nunca hay enfermedades puramente internas: éstas se conforman de entorno + interno + genes + hábitos.”

missing image file

los centros especializados del dr. máximo ravena expanden su método cada vez por más ciudades.