Agenda internacional, problemas locales
De las fotos al barro
La agenda reciente sugiere que la presidenta avanza en la reinserción argentina en el mundo. Pero el barro interno es mucho más atractivo.
Sergio Serrichio
CMI
La lista de países con cuyos primeros mandatarios Cristina Fernández de Kirchner (CFK) se vio en los últimos días luce en verdad impresionante e indicaría que, más allá de los slogans, la presidenta argentina está haciendo avances notables en materia de reinserción de su gobierno y de nuestro país en el mundo.
A la misma impresión contribuye el nuevo canje de deuda, anunciado el jueves por el ministro de Economía, Amado Boudou, antes incluso de completar todos los trámites de inscripción de la oferta argentina en las jurisdicciones extranjeras correspondientes.
Por si eso fuera poco, hace pocos días la consultora mexicana Mitofsky, que periódicamente releva los niveles de aprobación doméstica de los presidentes de América, informó que la mandataria argentina dejó el último lugar del ranking de popularidad continental.
Con sólo el 35 por ciento de aprobación y en el puesto 14 de los 17 mandatarios relevados, CFK sigue, de todos modos, en la franja de los presidentes que tienen una “evaluación muy baja”, aunque pudo dejar atrás al canadiense Stephen Harper, al peruano Alan García y al nicaragüense Daniel Ortega, que con apenas 26 por ciento de aprobación popular se disputan el último lugar. Los tres, eso sí, con mucho más tiempo de ejercicio del poder.
A contramano
La impopularidad de la presidenta argentina va a contrapelo de la tendencia regional. De los quince mandatarios latinoamericanos relevados por Mitofsky (que también incluye al mencionado Harper y a Barack Obama, el presidente de EE.UU.), nueve tienen niveles de aprobación superiores al 50 por ciento. Además, de seis mandatarios extracontinentales relevados por Mitofsky, sólo la presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, que va por su segundo mandato y lleva más de ocho años en el gobierno, tiene menos aprobación doméstica que CFK.
¿Acaso el mundo o por lo menos, los mandatarios de los países de mayor peso ve en nuestra presidenta virtudes que no valora la veleidosa sociedad argentina? La lista del principio, y el lanzamiento del canje de deuda, del que se anticipa un alto nivel de aceptación, parecen sugerir eso. Pero se trata de una ilusión óptica. Veamos.
La reunión que finalmente Cristina Fernández tuvo con Obama fue una concesión de Washington a la insistencia argentina, y las palabras del jefe de la Casa Blanca durante la cumbre apuntaron, además, a marcar una diferencia entre la Argentina y Brasil, cuyo presidente, Lula da Silva, insiste en una posición negociadora hacia Irán, el país al que precisamente Washington intenta aislar.
En el mismo contexto, CFK se reunió por unos minutos con el presidente de China, Hu Jintao, a quien le pidió disculpas por haber suspendido una visita a ese país en enero, cuando alegó que por razones institucionales no podía dejar el gobierno en manos de Julio Cobos (paradójicamente, esta vez la presidenta se pasó, con su marido, cinco días en Washington para asistir a una cumbre que duró 36 horas, y dejó el gobierno en manos de ... Cobos).
Lo relevante, en todo caso, es que Hu Jintao voló de Washington a Brasil, a una cumbre de mandatarios del Bric (Brasil, Rusia, India y China, las cuatro potencias emergentes) y aprovechó para visitar Perú y Chile, pero obvió la Argentina, país al que recientemente su gobierno impuso obstáculos comerciales con olor a represalia.
La cuestión china
¿Cuánto importa la cuestión? En vísperas de la minigira de Hu Jintao, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) difundió un estudio sobre la relevancia del intercambio con China, que muestra que la Argentina es el país de la región que tiene más fricciones comerciales y, también, un flujo exportador muy vulnerable al humor de Pekín.
De 34 investigaciones antidumping iniciadas contra China entre el cuarto trimestre de 2008 y el cuarto trimestre de 2009 en América Latina, 20 se los inició la Argentina. El que sigue en la lista, Brasil, planteó 6. A su vez, 79 % de las ventas argentinas a China se debe a dos bienes: poroto (55%) y aceite de soja (24).
Ese nivel de concentración se replica en la producción interna. Este año, la soja explicará casi dos tercios de la cosecha agrícola argentina y será el único cultivo cuyo volumen superó los de 2007 y 2008 (el 2009 estuvo marcado por la sequía). ¿Será esa la desojización de la que hablaba el gobierno en tiempos de la 125, que de haberse aplicado hubiera acentuado aún más el monocultivo?
Por último, la breve visita de Dmitri Medvedev (que sí pasó por Buenos Aires en su viaje a la cumbre del Bric), volvió a confrontar a Cristina Fernández con las consecuencias de sus decisiones. “No nos pueden vender o no carne según se le ocurra a Uds. en el gobierno”, le dijo, palabras más o menos, el mandatario ruso.
Tal vez por eso, ante la evidencia de que las fotos son lindas, pero a los mandatarios de afuera no se los puede disciplinar como, por caso, se hace con gobernadores y legisladores, la presidenta volvió a la riña interna y cerró la semana con una nueva ofensiva contra Cobos, a raíz de su rol en la discutible media sanción que el Senado dio al proyecto para cambiar el reparto del impuesto al cheque.
Ese es el juego, con ecos legislativos y probablemente judiciales, que volverá a dominar la escena política. La moción de censura planteada por el radicalismo para remover al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y la réplica kirchnerista de un posible juicio político al vicepresidente, son las primeras salvas.
La oposición debería recordar que en esa lucha en el barro, a la que el gobierno está siempre dispuesto -por temperamento, y a veces también por cálculo- su imagen se degrada más y más, al tiempo que provee al kirchnerismo su munición dialéctica preferida, la de que no lo dejan gobernar.
Por eso no puede resolver algún que otro problemita. Como ese de la inflación, que como los fantasmas- no existe, pero que la hay, la hay.