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La empresa Quanta Reciclaje, de Paraná, fabrica una variada gama de juegos infantiles, mobiliario y cestos de residuos con plástico reciclado.

Todo se transforma

Botellas de plástico, tapitas, envases cuya degradación demanda años, décadas, siglos... Todo eso puede convertirse en un banco de plaza, en un juego infantil, en un pupitre o en cestos donde colocar residuos.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTOS. GUILLERMO DI SALVATORE Y gentiLeza quanta.

En los últimos años no sorprende encontrar por la ciudad a niños y adultos acopiando materiales que hasta no hace mucho eran descartados. Lo hacen en vecinales, clubes y -sobre todo- en escuelas, donde verdaderas montañas de plástico terminan transformadas en colorido mobiliario que disfrutan los mismos chicos que se encargaron de juntar la materia prima.

Para quienes participan del programa de responsabilidad social que hace una década puso en marcha la empresa entrerriana Quanta, el proceso de reciclado por todos conocidos que se grafica con las características flechas en sentido circular. se puede seguir paso a paso.

EL PLÁSTICO NO ES BASURA

“Quanta es una empresa radicada en el Parque Industrial General Manuel Belgrano, de la ciudad de Paraná, que tiene 30 años de existencia dedicada a la fabricación de productos relacionados con el plástico”. Así lo explica Adriel Levy, representante de la firma en Santa Fe. Actualmente tiene dos líneas de comercialización: baterías para autos y mobiliario: este último rubro se fabrica tanto para la venta como dentro del programa de responsabilidad social que se puso en marcha con el nombre de Punto Limpio.

“Desde que vine a Santa Fe empecé a trabajar en la incursión de la empresa, principalmente desde el programa de responsabilidad social, teniendo en cuenta la cantidad de escuelas que existen”, contó Levy. Para ello tomó contacto en primer lugar con autoridades de la Granja La Esmeralda, con quienes suscribió un convenio por dos años: “empezamos donando una plaza y cuando se hizo oficial esa donación, 14 escuelas representadas por la Asociación del Parque Federal se interesaron en ampliar la tarea”.

Después de un año de experimentación, de armar una estructura y conocer los tiempos logísticos de enfardado de material, todo el mecanismo quedó aceitado. Una de las aristas importantes de todo el proyecto es la que se realiza en las instituciones educativas con charlas sobre el cuidado del medio ambiente, partiendo de lo que es el residuo en general y focalizando en el plástico: “un concepto básico muy importante para nosotros es que la basura tiene que ir con la basura y al plástico hay que tomarlo como otra cosa”.

“Es que este material -explica Levy- es basura según adónde vaya a parar. Si lo disponemos junto con otros residuos lo convertimos en lo mismo pero, si le damos un cauce lógico, podemos transformarlo en algo últil. Por eso en las charlas transmitimos a los chicos el concepto de que el plástico es un recurso”. A tal punto es así que se aprovecha todo el envase con sus tapitas para transformarlo en mobiliario urbano y juegos.

Entonces, ¿qué se puede hacer con el plástico reciclado? Cualquier elemento, mientras las propiedades del material hagan que no se rompa. “Cuidamos mucho la seguridad, por lo cual las piezas que fabricamos son de buena densidad y tamaño para que no se quiebren y nadie salga lastimado”. En cuanto a la pieza que se decida fabricar, “se trabaja con moldes y se puede dar la forma que uno quiera”. Así es que en Santa Fe se llevan entregados alrededor de cien elementos.

“Hace diez años empezamos con dos modelos: uno de banco que está en la costanera de Paraná y otro de papelero, y ahora tenemos alrededor de 30, porque sumamos más modelos de bancos y papeleros pero también la línea de juegos infantiles, reductores de velocidad y mobiliario escolar con aulas, pupitres y sillas para jardines de infantes”

PARA TOMAR CONCIENCIA

“En la provincia hay entre 20 y 30 municipios y comunas que se han contactado con la firma y de todos ellos estamos trabajando con algunos”. La empresa opera en Santa Fe, pero también en Córdoba y Chaco y, naturalmente, en Entre Ríos cuya capital -Paraná- es la sede de Quanta y es donde nació el programa de responsabilidad social: “todavía están en la costanera de esa ciudad los primeros bancos que pusimos en setiembre de 1999. No se cambió ninguno porque es un material que resiste todo tipo de condiciones ambientales y peso”, cuenta.

“Nosotros pedimos a una escuela que junte botellas y ellos saben para qué reúnen ese material: hay un proceso que permite que el chico que lleva una botella sea el primero en disfrutar del banco o el juego en la escuela”. La propuesta es acompañada con un acto en la institución, la entrega de material para que los docentes trabajen en el aula con estrategias de motivación para que chicos y padres se involucren y la iniciativa termine impactando en el barrio. Así se trabaja desde hace varios años “y la experiencia viene dando buenos resultados”, afirma Levy.

Pero el trabajo no se limita a las escuelas: como se dijo, se sumaron otras instituciones de diferentes barrios. Es el caso de Villa Oculta, ubicada en el oeste de la ciudad, cuyos habitantes reunieron gran cantidad de material para transformarlo en juegos y bancos con destino a la plaza en construcción. “Todo lo que juntaron el año pasado lo dejaron de vender para ese fin”, apuntó Levy.

UNA HERRAMIENTA CONCRETA

“Al programa lo hacemos en la empresa pero nos trasciende: siempre digo que servimos de vehículo para canalizar esfuerzos. No creamos la conciencia ambiental, sino que nos encontramos con docentes que conocen del tema, tratan de transmitirlo y quizá no tienen dónde aplicarlo. Entonces, les damos una herramienta concreta y tangible donde orientar los esfuerzos”, explica Levy. Y concluye: “el mensaje de la empresa es transformar el concepto de basura en el concepto de recurso”.

“Nosotros les explicamos a los chicos que cada botella es una moneda porque con esos elementos están comprando el material y además se concientizan sobre el riesgo ambiental que supone el plástico”, aporta.

La conclusión a la que llega y es la que intenta transmitir a las instituciones que se sumaron a la propuesta es que “si bien el plástico es una parte de la basura, con una acción responsable se puede eliminar una parte. Del resto se encargará quien se tenga que encargar”.

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Beneficios para todos

La propia empresa puntualiza los beneficios que acarrea esta propuesta, que posibilita una concientización de la comunidad y una participación activa en el cuidado del medio ambiente:

- Reducción de la contaminación visual en arroyos, calles y ríos.

- Reducción de las emanaciones tóxicas producidas por la quema de plásticos.

- Disminución de las obstrucciones en desagües y pluviales.

- Disminución del volumen y peso de basura vertida.

- Devolución en mobiliario urbano como gratificación e incentivo a la ciudadanía.

- Concientización ambiental.

- Participación ciudadana.

- Organización de la comunidad.

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la formación de las nuevas generaciones en el reciclado es uno de los aspectos claves para un futuro más saludable.

más datos

CÓMO SE CLASIFICA

En la planta de tratamiento se separan los envases con punto en el fondo (Pet) según su color, en blancos, verdes y otros; los plásticos con raya en el fondo podrán ir todos juntos. Las tapitas se colocan en bolsas.

BOLSAS

Los films de polietileno se clasifican y separan, por un lado, en bolsitas de supermercado, por otro el streech y en tercer lugar el material termocontraible, un residuo típico de los comercios de alimentación y supermercados.

ENFARDADO

Una vez clasificados se los enfarda para reducir su volumen y son enviados a la planta de Quanta para su tratamiento. No se trabaja y, por ende, no se recibe material con aceites, grasas u otro tipo de contaminación.

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Adriel Levy, representante de Quanta en Santa Fe.

+info CONTACTO

Los interesados en sumarse a esta iniciativa pueden comunicarse al (0342) 4582671 o por e-mail a [email protected]