Vértigo, una cuestión de oído

Vértigo, una cuestión de oído

Cuando el equilibrio falla, se produce el vértigo, un problema que suele provenir en la mayoría de los casos del oído interno o del sistema nervioso.

TEXTO. FRANCISCO GALINDO. FOTO. EFE REPORTAJES.

En el laberinto, o zona interna del oído, está fijado el mecanismo que regula el equilibrio, que a su vez está en conexión directa con las neuronas del cerebro. Cuando este mecanismo falla, se produce el vértigo.

De acuerdo con un artículo aparecido en el número de marzo de 2009 en la revista científica “Neurology”, las personas con osteoporosis tienen mayor riesgo de padecer vértigo que los individuos con densidad ósea normal y esa probabilidad es más frecuente en las mujeres.

Según un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Seúl, el vértigo “es un desorden del oído interno que causa mareos”, y consideran que se desencadena “como consecuencia de un desplazamiento de cristales de carbonato de calcio”.

Para establecer la relación entre vértigo y osteoporosis, los expertos trabajaron con 202 personas sin historial de mareos y con 209 personas con vértigo posicional paroxístico benigno, es decir, que presentaban un desorden del equilibrio sin causas conocidas, como trauma craneal o cirugía de oído.

La investigación demostró que las personas con osteoporosis tenían hasta tres veces más probabilidad de sufrir vértigo, y las personas con osteopenia, el estado previo a la patología ósea, tenían dos veces mayor probabilidad de padecer vértigo que las personas con densidad ósea normal.

Por sexos, el 25 por ciento de las mujeres con vértigo tenían osteoporosis, frente al 9 por ciento de las que no sufrían la patología del equilibrio.

“Estos hallazgos sugieren que existe un problema en el metabolismo del calcio de las personas con vértigo”, explicó el responsable de la investigación, Ji Soo Kim, quien añadió que “normalmente las mujeres tienen su primer episodio de vértigo a los 50 años, cuando también se produce un descenso en sus niveles de masa ósea, debido a la pérdida de estrógenos”.

SENSACIONES DESAGRADABLES

Según la doctora Isabel Asarta, directora de la Unidad de Vértigo del Centro Médico Teknon de Barcelona (noreste de España), “el equilibrio es una sensación que nos permite fijar la visión, controlar nuestros movimientos, e informar de qué parte de nuestro cuerpo está en contacto con una superficie”.

“Cuando se produce el ataque de vértigo, bien por problemas del laberinto auditivo o por alteraciones del sistema nervioso, las sensaciones que acompañan al desequilibrio son bastante desagradables: náuseas, sudoración, vómitos”, según afirma la experta.

Además de estas manifestaciones, los especialistas indican que el vértigo suele ir acompañado de pérdidas de audición y zumbidos en el oído, o tinnitus.

Para la doctora Asarta el vértigo benigno, que se produce como consecuencia de una alteración postural, “es el más común, y resultan más complicados otros cuadros como el vértigo de Menière y la neuronitis vestibular”.

“El vértigo benigno sobreviene al acostarse o incorporarse de la cama, al agacharse, al girar la cabeza, al elevar el cuello para coger algún objeto de una estantería, etc”, dice la profesional. Estos movimientos, según la experta, irritan el oído interno debido a la alteración posicional de unas células denominadas otolitos, una anormalidad que se resuelve con una simple “maniobra de reposición” en la consulta del otorrrino.

VÉRTIGO DE MENIÈRE

Según las enciclopedias médicas, el vértigo de Meniére así llamado porque fue descrito por primera vez por el médico francés Próspero Menière en 1861- es una enfermedad cuyas causas aún se desconocen y se caracteriza por una acumulación excesiva de líquidos en el oído, bien porque éstos se producen de manera desproporcionada, o porque no se logra su eliminación de forma adecuada.

Asarta indica que, aparte de las sensaciones desagradables referidas, “este tipo de vértigo suele ir acompañado de pérdida de audición y una presión insoportable en el oído. Y lo peor es que el proceso puede conducir a una pérdida de audición irremediable y también a una pérdida de estabilidad debido a la sensación permanente de vértigo”.

El tratamiento más adecuado es farmacológico, “con el cual mejora el 70 por ciento de los pacientes, mientras que otro 20 por ciento precisa de dosis diferentes de gentamicina intratimpánica, un antibiótico que se inyecta de manera ambulatoria a través del tímpano, pasa al oído interno y afecta de forma directa al equilibrio”.

La especialista recuerda que hay un 10 por ciento de pacientes que no mejoran con los fármacos ni con la gentamicina, “por lo que hay que recurrir a la cirugía en dos modalidades: la primera consistente en extirpar el laberinto, con lo cual el paciente pierde la audición, y la segunda, denominada neurectomía vestibular, en la que se extirpa el nervio del equilibrio, de manera que el paciente no pierda la audición”.

NEURONITIS VESTIBULAR

“En la neuronitis vestibular, un trastorno caracterizado por un fuerte y repentino ataque de vértigo causado por la inflamación de los nervios conectados a los canales semicirculares, la capacidad auditiva no resulta afectada y desaparece por sí solo, aunque puede ser recurrente en un período de entre 12 y 18 meses”, dice la doctora.

Los ataques de neuronitis vestibular, que están acompañado de náuseas y vómitos, duran entre 7 y 10 días y dan paso a un período de inestabilidad, que puede prolongarse por dos o tres semanas.

Los protocolos clínicos describen que los ojos del paciente se mueven involuntariamente hacia el lado afectado y que los oídos no registran zumbidos como en el vértigo de Menière.

El tratamiento recomendado es “el seguimiento de una tabla de ejercicios de rehabilitación vestibular que se indica en las consultas de los especialistas”.