Tensión bajo tierra

Terremotos, vulnerabilidad y riesgo

¿Puede la ingeniería dar respuestas? Conceptos del Ing. Civil Victorio Sonzogni (*), investigador del Conicet en el Cimec/Intec/UNL/Conicet y profesor de la UNL, quien trabaja en ingeniería antisísmica desde hace más de tres décadas.

Terremotos, vulnerabilidad y riesgo

Ing. Civil Victorio Sonzogni, investigador del Cimec/Intec/UNL/Conicet.

Foto: Gentileza Alberto Perezlindo.

 

(C) Cimec/Intec/UNL/Conicet - Conicet Santa Fe - El Litoral

El 12 de enero pasado, un terremoto en Haití causó más de 200 mil muertes y destruyó miles de viviendas. Un mes y medio más tarde, otro, de inusual intensidad, en la zona de Maule -Chile-, dejó un saldo de alrededor de 700 víctimas fatales y cuantiosos daños en la infraestructura civil. Estos dos casos tuvieron una enorme repercusión avivando las dudas y temores que la población siente frente a este tipo de fenómenos.

—¿En qué lugar del planeta se originan estos sismos?

—En la actividad tectónica terrestre. Los continentes, así como los mares, se asientan sobre placas tectónicas, las que se encuentran “flotando” sobre el magma y sufren permanentes movimientos. A causa de esto se originan tensiones y, en algunos momentos, ruptura del material con una súbita liberación de energía. Ésta se propaga en forma de ondas que llegan a la superficie del terreno de manera similar a como se propagan las ondas en un estanque cuando se arroja una piedra. Eso es el terremoto.

—¿Qué características presentaron en cada país?

—Al respecto, es interesante analizar un dato: el terremoto de Haití, con una magnitud 7,0 en la escala de Richter (escala abierta, no de 1 a 10, como a veces se indica), ocasionó cerca de 230 mil muertos; el de Chile, con 8,8 grados, tuvo un saldo de casi 700 muertes. Cabe señalar que los grados de la escala citada están asociados al logaritmo de la energía liberada en el sismo, por lo que una diferencia de 1,8 puntos, como la de estos dos terremotos, equivale a una energía 500 veces mayor. Puede apreciarse que la magnitud del terremoto no se condice con las pérdidas de vidas (o económicas). Y que una buena construcción antisísmica hace las diferencias.

—La vieja frase: “Los terremotos no matan gente; lo que mata gente es el colapso de las construcciones hechas por el hombre”, ¿qué significa?

—Esta observación comprende los conceptos de peligro, vulnerabilidad y riesgo sísmico. El peligro sísmico está asociado a la probabilidad de ocurrencia de terremotos severos en una zona determinada. Desde el punto de vista sísmico, Chile es un país peligroso. En nuestro país, la región de mayor peligro de este tipo es la de Mendoza y San Juan. La zona del Litoral y costa atlántica es la de menor peligrosidad. Otro concepto diferente es el de vulnerabilidad de las construcciones asociado al grado de daño que puedan sufrir éstas frente a un sismo. Peligro y vulnerabilidad confluyen en la noción de riesgo sísmico. En una zona de bajo peligro sísmico, una construcción, si no está bien hecha, puede ser más riesgosa que otra situada en zona de mayor peligro sísmico. Si construimos bien, nuestras edificaciones pueden ser seguras aun en terremotos como el reciente en Chile.

—Luego, al edificar, ¿qué hay que tener en cuenta?

—Las prescripciones de los reglamentos más recientes para construcciones sismorresistentes. En esta rama de la ingeniería aprendemos terremoto a terremoto. Los reglamentos obsoletos no garantizan la seguridad que deberían tener nuestras construcciones, y por eso se los actualiza. La buena práctica sismorresistente comienza con el arquitecto: las construcciones deberían ser sencillas, simétricas y regulares, evitando discontinuidades en la rigidez y resistencia estructural. Las columnas, vigas y tabiques deberían proyectarse -según las normas- garantizando la capacidad de disipar energía, entre otras consideraciones. Técnicas más nuevas incluyen el uso de dispositivos aisladores de base, o disipadores de energía, recursos éstos destinados a zonas de alta peligrosidad sísmica.


Terremotos, vulnerabilidad y riesgo

Foto: EFE

(*) Ha sido profesor de Análisis Estructural II en las Facultades Regionales Paraná y Santa Fe de la UTN. Entrevistó: Lic. Enrique A. Rabe (ÁCS/Conicet Santa Fe).