Cuando un amigo se va

Pablo Gigliotti.

L.C. 6.200.584.

Oscar (Tito) Ruiz, nosotros te perdimos el 30/04/08 pero los que se fueron antes, seguramente te encontrarán para seguir recordando tantas cosas vividas en todos estos años.

Recuerdo que nos conocimos aquel año 1949, cuando 39 jóvenes veinteañeros fuimos convocados para cumplir el servicio militar en aquel viejo ex Distrito Militar 36, en la antigua casona ubicada en el parque Oroño, frente mismo al club de regatas de Santa Fe.

Hasta la jura de la bandera hicimos realmente el Servicio Militar con saltos de rana, cuerpo a tierra, flexiones a granel e instrucciones militares. Luego vinieron épocas de distintas tareas administrativas, porque casi todos éramos estudiantes. Recuerdo el primer empadronamiento femenino; lo realizamos nosotros. Fue mucho lo que aprendimos ese año: compañerismo, camaradería, disciplina, respeto hacia las personas, en especial nuestros mayores y un sinnúmero de virtudes que hicieron que nuestras vidas transcurrieran como todo hombre de bien.

Al finalizar ese año recibimos la baja y cada uno de nosotros tomó distintos caminos, muchos siguieron con el estudio, que al tiempo llegaron a ser profesionales, empresarios, empleados y tuvimos a Tito Livio Coppa, que llegó a ser ministro de Agricultura y Ganadería de Santa Fe.

Tito, vos fundaste una gran empresa, que fue y es orgullo de los santafesinos y siempre fuiste el mismo de aquellos años, con tus ojos llenos de picardía y una sonrisa a flor de labios, dispuesto a colaborar solidarizándose a cuantos necesitan de tu ayuda.

Tuvimos la fortuna de reunirnos periódicamente para recordar aquel año 1949; nunca mezclamos las cuestiones de índole personal. El objetivo era pasar esos momentos de camaradería que perdurará en nuestros corazones.

Lamentablemente el tiempo inexorable hizo que de aquellos 39 muchachos estemos quedando unos pocos, seguramente nos seguiremos reuniendo pero sin “el Biguá”, como te decíamos cariñosamente, no va a ser lo mismo. El Señor decidió llevarte a su lado, como a otros, así fue su voluntad y así debemos aceptarla.

Sencillamente nuestro propósito fue homenajearte, y seguramente lo seguiremos haciendo, hasta que Dios lo disponga.

Te recordaremos con alegría, porque siempre fuiste un ser alegre y querible.

En mi nombre y el de los ex soldados conscriptos clase 1928 del ex Distrito Militar “36’.

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