Al margen de la crónica

Residuos, bolsas y actitudes

A partir de hoy y por primera vez, en 1.200 manzanas de la ciudad donde viven 25 mil familias, deberán sacar a la calle los residuos separados entre los húmedos y los secos. Esta noche es el turno de los primeros, mientras que los segundos deberán guardarse en casa hasta el otro día.

Sin duda es un paso importante que darán los vecinos para mejorar la ciudad en materia ambiental. Según el municipio, que impulsó la iniciativa bajo el lema “Cambiemos la actitud”, con la diferenciación de basura “se reduce el costo de disposición final y se minimiza la cantidad de materiales que se derivan al relleno sanitario. Así, se protegen el aire, el suelo y el agua”.

Las condiciones están dadas para que el proyecto se inicie y se mejore con la práctica porque, seguramente, habrá muchas instancias para superar. De ahora en más, depende de la buena voluntad y predisposición de todos para que realmente funcione.

Si de cambiar la actitud se trata, vale dar dos ejemplos de “pésimos comportamientos para con la propia mugre”, es decir, “actitudes de m...”.

Una joven estudiante que vive en el primer piso de un edificio de calle 1º de Mayo todas las noches levanta la persiana de su departamento y arroja a la vereda, que obviamente está a una distancia considerable, la bolsa de residuos cual pelota. De más está aclarar que el paquete estalla, pero ella ni se entera porque tan rápido como puede baja la persiana y desaparece como quien sabe que acaba de tener una “actitud de m...”. A veces, me brotan unas tremendas ganas de que la bolsa rebote, vuelva a su casa y quede toda la basura desparramada igual que en la calle (y disculpen que haya recurrido a la primera persona).

Otro caso es el de una señora, que vive también en 1º de Mayo al 2700. Todos los mediodías sale de su casa, bolsita en mano, y con la mejor cara de “Yo no fui”, la deja caer al lado de la puerta de la casa de sus vecinos. Claramente, otra “actitud de m...”. Desde el segundo en que arroja su basura y hasta el momento en que pasa el recolector, la bolsa se rompe, recorre la cuadra entera y termina destruida.

Es muy saludable que el proyecto de separación de residuos prospere y en un futuro se extienda a toda la ciudad, pero para eso necesitamos, también, de vecinos menos perezosos y responsables.