Mirada pesimista sobre el momento, confianza hacia adelante

“El modelo energético está agotado”

La afirmación es de Alieto Guadagni. Advierte que hacia el futuro se necesitan acuerdos programáticos entre fuerzas políticas para revertir la caída de los últimos años. Las curiosas inversiones en Santa Cruz y la triangulación de negocios con Venezuela.

 

Mario Cáffaro

mcaffaro@ellitoral

Alieto Guadagni es un economista, de origen peronista, que ocupó diversas funciones de gobierno en áreas de Energía, Economía e incluso en Comercio Internacional dentro de la Cancillería. Ahora, cercano al proyecto de Eduardo Duhalde, da clases en el exterior y en universidades e institutos del país. Invitado por la Fundación Dos Siglos, disertó en Santa Fe sobre energía, tema sobre el cual conversó con El Litoral, café de por medio.

La charla se inició por los documentos que firmó últimamente junto a Enrique Devoto, Jorge Lapeña, Roberto Echarte, Raúl Olocco, Julio César Aráoz, Daniel Montamat y Emilio Apud, todos ex secretarios de Energía desde 1983 a 2005.

—¿Los une el espanto?

—Nos une la percepción de que la Argentina ha agotado un modelo energético y está perdiendo el autoabastecimiento de petróleo y gas. Es un hecho nuevo, la Argentina desde fines de los ‘80, cuando Alfonsín inició el Plan Houston hasta hace unos años, vivió la etapa de la energía exportada, abundante y barata. Ahora, en función de la pérdida del autoabastecimiento por caída de la producción y aumento natural del consumo, depende cada vez más de las importaciones y entró en una etapa muy difícil de energía importada, cara y escasa. Esto plantea desafíos muy grandes que deben ser entendidos por los liderazgos políticos porque lo que viene es todo un nuevo programa energético que corrija esta situación.

Hay costos que han sido postergados en el tiempo y que se van a notar en los próximos años. No se puede mantener por mucho tiempo una relación de precios de la energía que no cubra los costos ni de exploración, ni de producción, ni de generación, ni de distribución, ni de transmisión y pensar que no va a pasar nada. Esto tiene dos agravantes: una gran falta de estímulo a la inversión local con el sistema de precios y un sistema absolutamente regresivo contra las provincias. Traigo la boleta de luz de mi casa, soy usuario de Edesur, y me dice que, gracias a que vivo en Capital Federal, pago la mitad de lo que abonaría si viviera en Santa Fe o Córdoba y me aclara que ese subsidio lo financia el Estado Nacional. Agradezco a todos los santafesinos que me están subsidiando.

Hay que desmontar un sistema de subsidios que son irracionales desde el punto de vista de conservación y aliciente a la producción energética; y regresivos desde el punto de visto social, porque los usos intensivos de energía son los sectores más ricos; y es regresivo desde el punto de vista regional, porque el subsidio es menor en las provincias.

Dependencia

Además, prosiguió el doctor Guadagni, se agota la matriz de hidrocarburos. La Argentina es el país del mundo que más depende del gas. La mitad de nuestro consumo de energía es gas. En Brasil, no llega al 10 % y en el mundo el promedio es del 25 %. Hay un solo país que consume más, Rusia, que llega al 55 %, pero tiene reservas por 75 años y nosotros nos estamos quedando sin gas, hemos perdido la mitad de las reservas.

Los ruralistas insisten en que el stock ganadero bajó de 60 a 52 millones de cabezas, lo que es un drama e implica la suba del precio de la carne. La descapitalización que hemos tenido en términos de caída de reservas en petróleo y gas desde 2000 a hoy implica 450 millones de cabezas de ganado.

—Este agotamiento, ¿es porque no hay buen precio?

—Más que precio, no hay reglas. Usted puede tener precio alto y no invertir porque no sabe si mantienen las reglas. Se trata de estabilidad y previsibilidad jurídica. Hoy esto no existe, hay absoluta discrecionalidad.

—Este pecado, ¿no es únicamente de este gobierno?

—Pero acá la institucionalidad del sector energético se ha deteriorado mucho. Los dos entes reguladores, Enre y Enargas, no están constituidos de acuerdo con la ley. Enargas actúa fuera de toda institucionalidad: compra 4.500.000 de toneladas de fueloil de forma directa, sin licitación, a precios que nadie conoce y en calidades contaminantes. Está todo hecho para los amigos y el mejor ejemplo es lo que ocurrió en la provincia de Santa Cruz con las licitaciones de áreas de petróleo.

—¿Cómo fue eso?

—En octubre de 2006, la provincia de Santa Cruz licitó 16 áreas petroleras, algo así como 7 millones de hectáreas. Como toda licitación, con dos sobres. El uno con antecedentes técnicos, financieros de las empresas; el dos, la oferta concreta. En el primero descalificaron a casi todos, entre ellos a Petrobras, Pluspetrol e incluso YPF, menos a dos que se quedaron con los 14 contratos: 7 para Cristóbal López y 7 para Lázaro Báez.

—¿Cómo se entiende el ingreso de capitales nacionales como Ezkenazi y López al negocio petrolero si no es rentable a futuro?

—Creí que la entrada de Ezkenazi en el negocio era un buen síntoma porque compraba una empresa con el petróleo a 30 dólares cuando en el mundo valía 120 dólares. Supuse que iban a hacer reajustes para que el precio interno se adecuase al internacional. Me equivoqué. Hoy se ve una gran pérdida de importancia de YPF. Ya no es la primera empresa de gas en la Argentina, es la francesa Total; y en petróleo, está en menos de 40 %, cuando históricamente era dos tercios de la producción total. YPF ha tenido un achicamiento muy grande en los últimos años.

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Alieto Guadagni fue secretario de Energía, ministro de Economía en provincia de Buenos Aires y encargado de negocios internacionales en la Cancillería.

Foto: Luis Cetraro


Los 8

Guadagni admite que está cerca del proyecto de Duhalde, pero afirma que “el principal problema es sentar acuerdos, no electorales sino alianzas programáticas”. Enseguida explica que se juntaron los 8 ex secretarios de Energía “porque lo que viene es muy difícil y no es cuestión que al que gana, el otro le ponga obstáculos”.

Detalla que se viene una etapa de reajuste de precios, de eliminación de subsidios y de tarifas sociales para sectores bien identificados.

“También nos pusimos de acuerdo en la exploración marítima y hemos hecho un proyecto. Nos preocupa que los ingleses se metan donde no se tienen que meter, pero más nos preocupa que los argentinos no estemos donde debemos estar. Tenemos un gran mar continental desde el Río de la Plata a Malvinas. Hay que estar presentes y hemos propuesto un plan estratégico de exploración marítima con ley especial, con derechos y obligaciones de inversores porque es de altísimo riesgo y no va a convocar capitales de riesgo en serio sin reglas de juego claras. La esperanza del abastecimiento argentino es el mar”.

/// el dato

Comercio y relaciones exteriores

—¿Cómo se entienden las restricciones a las importaciones de alimentos?

—Es un primitivismo económico notable, es grotesco y es muy dañino porque es una bomba de tiempo para las economías regionales. Cuando usted exporta vino, frutas, yerba, té, arándanos, etc. corre el riesgo de que le paguen con la misma moneda y en el mundo comercial, nada es gratis.

Los costos son mayores que los beneficios. Beneficios no hay porque si le preocupa el consumo de alimentos suntuarios, tiene los impuestos internos, súbalos. Los impuestos al lujo son centenarios. No se entiende.

—Estas políticas externas, ¿cómo nos afectan?

—En esto más que lo que se dice, hay que mirar lo que se hace. Vamos a un indicador. La mejor manera de preguntarse cómo nos mira no es preguntándonos qué piensan de nosotros, sino cómo se comportan con nosotros. El mejor indicador en la globalización es la inversión directa. La Argentina tradicionalmente, hasta fines de los 90, era el segundo receptor de inversión directa productiva externa, atrás de Brasil. Hoy estamos atrás de Brasil, México, Colombia, Perú, y de Chile. Dentro de poco nos pasa Uruguay porque hay muchos argentinos que invierten allí. No hay inversión productiva directa, son datos de Cepal.

La otra cosa importante son los movimientos de capitales especulativos. Argentina viene acumulando fuertes superávits comerciales de los últimos 6 años y no aumentan las reservas. ¿Sabe por qué?, porque lo que ganamos por superávit comercial se va por fuga de capitales. En los últimos cinco años, la salida de capitales especulativos da que en Uruguay entraron 10 mil millones de dólares; en Brasil, 60 y de la Argentina se fueron 50 mil.

No mire cómo opinan, sino cómo se comportan los capitales.

—Santa Fe tuvo mucha expectativa en el Gasoducto del Noreste anunciado al inicio de la gestión de Kirchner. ¿Por qué no se hace?

—Porque ese gasoducto estaba pensado para traer gas de Bolivia y Bolivia no es proveedor confiable. Además, antes de pensar en ese gasoducto, el gobierno nacional invirtió cuatro años -2004/07- en un gran disparate que fue el otro gasoducto de la cuenca del Orinoco al Río de la Plata. Fueron cuatro años en pensar en una estupidez.

—La Argentina, ¿puede desarrollar energía nuclear y ser confiable?

—Tiene que desarrollar energía nuclear porque la matriz energética está basada en petróleo y gas y, por más que se rectifique, sabemos que demandará de 10 a 15 años hacerlo. Esto implica que en el corto plazo hay que jugar cuatro cartas: energía nuclear, hidroeléctrica, renovables o eólica y conservación y eficiencia energética. Hay un gran problema, que lo tendrá el próximo gobierno, ya que hacer energía hidroeléctrica o nuclear tiene un costo de inversión del triple que la energía térmica. Estos ciclos combinados de Timbúes y Campana cuestan la mitad de una nuclear. Vamos a tener problema de financiamiento muy grande, que son dificultades para el nuevo gobierno.

—Esta gestión, ¿llega con lo que hay?

—Llega y deja herencias complicadas como La Barrancosa y Cóndor Cliff, ambas en Santa Cruz. La Secretaría de Energía hizo un estudio hace dos años relevando 30 proyectos hidroeléctricos y -con buen criterio- ordenados por mérito y costo. La Barrancosa y Cóndor Cliff estaban en lugar 22 y 25. Hoy se están contratando y se va a llevar dos gobiernos más porque demandan de 5 a 7 años. No se trata sólo de hacer hidroeléctricas, sino sensatas, y los buenos procesos hidroeléctricos hoy están en Mendoza, Neuquén y en Chubut.

—¿No está Paraná Medio?

—En el inventario no está y no quiero opinar sobre ese proyecto porque tengo que volver a estudiarlo.

—¿Puede el país ser un buen productor de biodiésel?

—Hay cosas a favor. El combustible que más se demanda hoy es el gasoil y la Argentina tiene que importar cada vez más porque no hay más capacidad de refinación que la instalada a fines de los ‘80. Está saturada la capacidad y, en cuanto el biodiésel sustituya importaciones de gasoil, le dará rentabilidad buena. Me gustaría ver las cifras, en detalle, en un análisis de costo-beneficio que no sea visto desde la rentabilidad de las empresas, sino de la Nación, quiero ver cuánto incide en las retenciones. El esfuerzo fue muy grande y va a entrar a sustituir importaciones. Había una situación paradójica, donde los barcos argentinos salían cargados de biodiésel a precios FOB para el resto del mundo y venían cargados de combustible

—Con fueloil de Venezuela...

—No, no venía de Venezuela, porque ese país nunca tuvo fueloil. Venezuela vendía, pero el combustible era de otro país (Rusia, Nigeria). Era un vulgar trader. La Argentina es el único lugar del mundo que hace una compra de 4.500.000 de fueloil a un país que no es productor, sino un intermediario. Las compras son por 500 millones de dólares por año y nunca le compramos a Venezuela más de 35 millones de dólares por todo concepto. Si no es un gran negociado, es una gran torpeza.