Cayó el precio de la hacienda liviana

La principal causa es la menor demanda de cortes bovinos. En los primeros meses del 2010, el consumo bajó a 50 kilos de carne anuales por habitante, cuando el año pasado superaba los 70 kilos.

Ignacio Iriarte

Analista del mercado ganadero

Después de haber tocado máximos extraordinarios, los precios de la hacienda liviana han tendido a ceder en los últimos días. Como todavía la mayor oferta proveniente del feedlot no ha aparecido, puede atribuirse la baja en los valores de la hacienda liviana a una menor demanda de los consumidores.

En la carne, y en otros productos de consumo masivo, se estaría advirtiendo en las últimas semanas una ligera retracción de la demanda, con bajas incluso en los precios al mostrador para algunos cortes vacunos.

Pasada la urgencia del cumplimiento de la Hilton —quedarán más de 10 mil toneladas sin cubrir—, cede el precio del novillo pesado, especialmente del cruza, con una demanda muy apática de los exportadores que, sin ROE de exportación y con la carga de los 13 cortes a precios populares, están perdiendo plata a chorros.

Está muy firme la demanda por la vaca gorda (con algo hay que cumplir con la “barata”), y menor demanda para la manufactura y conserva, categorías afectadas por la crisis de la exportación. Parte de la “manufa” buena también va a la barata.

Va cayendo gradualmente la oferta de vaca gorda, porque con la llegada del invierno y del achicamiento de los campos, va saliendo todo lo que estaba terminado.También hay menos vaca en la faena, porque buena parte de la vaca nueva -vacía- no se vende para faena, sino que se destina a vientre; para muchos criadores e incluso invernadores es la manera más barata de acceder a un vientre útil.

Esta caída en los valores de lo liviano, hasta ahora moderada, y que se expresa más en precios máximos recortados que en una caída sensible en los promedios, no sólo obedece a una menor demanda de los consumidores, sino también a un repliegue de muchos operadores de la cadena (matarifes, frigoríficos de consumo, carniceros) que no pueden sostener indefinidamente márgenes inexistentes o negativos, con un nivel incipiente de incobrabilidad, especialmente entre los minoristas.

A medida que pasan los meses, y los precios de la hacienda no ceden significativamente y los volúmenes faenados siguen muy bajos, muchos operadores optan por achicarse.

El sistema de comercialización de ganados y carnes viene de años buenos, con ganancias en algunos casos superiores a la media histórica, pero hoy gran parte de ese sistema cruje, en dos sectores especialmente afectados: los frigoríficos exportadores y el comercio minorista, especialmente el carnicero tradicional, cuyo volumen de ventas y cuyos márgenes han caído dramáticamente en pocos meses.