Proyecto millonario

El Paraná, en el ojo del mundo

Desde el Reino Unido llegaron investigadores que trabajan, junto con expertos de la UNL, para descifrar algunos de los misterios del sexto río más grande del mundo. En esta oportunidad registraron datos sobre su comportamiento durante la última crecida.

El Paraná, en el ojo del mundo
 

(C) Priscila Fernández Comunicación Científica UNL - El Litoral

El río Paraná deslumbró a los conquistadores españoles que llegaron hace siglos. Hoy, sigue asombrando y seduciendo con su imponencia a científicos de todo el mundo. Tanto es así que un grupo de investigadores del Reino Unido visitó Santa Fe en el marco de un proyecto internacional en el que trabajan junto con especialistas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

“Estudiamos este río porque los de Reino Unido son aburridos”, bromeó Phil Ashworth, experto de la University of Brighton y director del proyecto.

“El río Paraná es uno de los más grandes del mundo. Depende de qué parámetros se midan, es el sexto más grande del planeta. Y, si bien existen numerosos grupos de investigación que estudian los pequeños ríos, muy poca gente en el mundo investigó y conoce los grandes ríos, por eso trabajamos con los especialistas locales en el Paraná”, detalló Ashworth y recalcó la trayectoria de los expertos de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (Fich) de la UNL, así como del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (Cecoal) en Corrientes, que también forma parte de la iniciativa internacional.

En total son nueve las instituciones de Argentina, Reino Unido y Estados Unidos que participan en el trabajo. El proyecto se desarrolla desde 2008 hasta mediados de 2011, y cuenta con financiación que supera el millón de dólares, otorgada por el Natural Environment Research Council (Nerc) del Reino Unido.

Incógnitas

“Nuestro principal objetivo es conocer cómo trabaja este río”, especificó Ashworth. “Concretamente, queremos saber si las islas y los bancos de arena, en los grandes ríos, tienen el mismo origen que en los ríos más pequeños. Hay muchas cosas que ignoramos de estos procesos”, añadió James Best, proveniente de la University of Illinois at Urbana-Champaign.

El proyecto incluye, también la comparación de dos puntos distintos del río, a la altura de la capital santafesina y entre Corrientes e Itatí, localidad ubicada aguas arriba de la confluencia con el río Paraguay. “Allí el agua es más limpia porque hay menos sedimentos suspendidos y material de lecho de diferente textura. Al comparar, podemos estudiar la influencia que tienen estos hechos. Comparar arriba y debajo de esa confluencia es importante para nosotros”, subrayó Best.

Obtener datos

Según explicaron los expertos, realizar mediciones en un gran río como el Paraná es totalmente distinto de hacerlo en uno de mucho menor tamaño, además de ser más riesgoso.

Gracias a la tecnología disponible para este proyecto en la que se combinan esfuerzos de las distintas entidades-, los investigadores pueden desarrollar mapas del lecho del río, con un grado de detalle sin precedentes. Uno de los equipos que vienen del exterior y que permiten tomar estas “fotografías del fondo” es la ecosonda de haces múltiples que, a diferencia de una ecosonda tradicional, permite obtener un mapa detallado en 3D.

“Es como si se drenara toda el agua del río y se pudiese observar cómo se ve exactamente el fondo del río”, ilustró Best.

Otro instrumento que utilizan los investigadores en sus campañas para medir el flujo es el perfilador de corriente Doppler acústico (ADCP, por sus siglas en inglés). “Cada emisor transmite un pulso de sonido del mismo modo que un instrumento musical. Ese pulso viaja a través del agua y rebota en las partículas presentes en suspensión en el agua. En función de su movimiento, esta onda de sonido rebota y cambia su frecuencia, lo que produce el efecto que llamamos Doppler y calcula la velocidad del flujo”, explicó Ricardo Szupiany, investigador de la Fich y miembro del equipo de trabajo.

“Lo tradicional es medir el flujo en su principal dirección, y así no es posible medir todas las estructuras que tiene ese flujo y que inciden mucho en la formación de los bancos e islas. Con este aparato se pueden observar todas esas estructuras tridimensionales, no sólo en la principal dirección, sino también de manera transversal y vertical”, señaló el investigador Mario Amsler, principal referente de la UNL en el proyecto.

A futuro

No es casual la fecha de la visita de los investigadores extranjeros; por el contrario, el cronograma de trabajo está ajustado al ciclo del río. “Lo hacemos ahora porque la altura del río es elevada. Fácilmente podemos navegar con los equipos para “fotografiar’ el fondo. Pero también volveremos en septiembre u octubre, cuando el nivel del río esté en su momento más bajo”, contó Ashworth.

Como destacaron todos los investigadores, el trabajo no tiene que ver con las nacionalidades o intereses de un país por conocer un río de otro, simplemente se trata de un grupo de colegas de hecho, amigos que pueden saciar su curiosidad por entender a uno de los ríos más imponentes de la Tierra.

El río Paraná, un enigma atractivo para los científicos.

Foto: Archivo El Litoral


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Oscar Orfeo, Mario Amsler y Ricardo Szupiany (abajo). James Best, Roberto Casimiro y Phil Ashworth (arriba). Foto: Gentileza Prensa UNL