SUDÁFRICA 2010

 

Había que ganar y se ganó con claridad en el trámite, no en el resultado

¿El equipo? Bien, pero al gol lo debió hacer Heinze

¿El equipo? Bien, pero al gol lo debió hacer Heinze

Debut con sabor dulce. “Gringazo” a la red.
Gabriel Heinze metió un estupendo cabezazo para darle el 1-0 a la Argentina contra Nigeria, en el primer partido de la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010. Este registro evidencia claramente el movimiento del defensor, quien impactó el balón en forma precisa para ubicarlo en el ángulo derecho del arco nigeriano.

Foto: Télam

Messi fue la figura pero, al igual que Higuaín, no pudieron meterla. Se sufrió un poco en el final.

Enrique Cruz (h) (Enviado Especial a Johannesburgo, Sudáfrica)

 

Veinte minutos iniciales estupendos, muchas ocasiones malogradas y la sensación de que el equipo está para más. Eso fue Argentina en un debut mundialista que se dio como todos esperaban: ganando y bien. Al gol lo hizo Heinze, el “Gringo” que se terminó ganando el lugar y la consideración de los entrenadores de turno. Y en un equipo plagado de estrellas que la rompieron en Europa, fue él, humilde, silencioso, el que aportó el primer gol argentino en este mundial africano. Ahora nos espera Corea, en el Soccer City de esta ciudad. Será el choque de líderes. Pero lo bueno es que el equipo ganó, cumplió y respiramos tranquilos.

Messi, imparable

Los primeros 20 minutos de Argentina fueron estupendos. Rápido traslado de pelota y agresividad arriba. El gol llegó a través de un cabezazo de Heinze en una jugada de córner que fue bien orquestada ya que un compañero consiguió cortinarlo y el defensor argentino dejó sin chances a la figura nigeriana del primer tiempo, su arquero Enyeama.

En ese lapso, el abanderado fue Messi. Arrancando por el medio o por la derecha, Lio fue imparable para una defensa que se paró con línea de cuatro y haciendo zona. No lo encimaban a Messi como tampoco lo hacían con Verón. Y entre ambos manejaban la pelota en el medio y generaban situaciones que no se definieron por la mala puntería de Higuaín, que no estuvo claro en la definición en esos primeros 45 minutos.

Higuaín tuvo dos mano a mano. Uno fue con el resultado 0 a 0 tras una brillante habilitación de Messi. Y luego, fue Tevez el que lo dejó solito entrando por el callejón el “8” y su remate fue tapado por Enyeama.

A todo esto, los nigerianos complicaban a las espaldas de Jonás Gutiérrez, uno de los puntos flojos de Argentina. Jonás no pudo encontrar la posición entre volante y defensor, perdiendo reiteradamente en el mano a mano con Obinna. Éste y Kaita, con un remate desviado también a espaldas de Jonás, fueron los únicos que arrimaron peligro al arco bien defendido por Romero.

¿El resultado?, mezquino

La superioridad argentina se tomó un respiro a los 20 minutos, a medida que bajó un poco el rendimiento de Messi (hizo un pequeño recreo) y empezó a crecer el equipo nigeriano, tímidamente pues, en realidad, tampoco tuvo mucho para mostrar, más allá de algunas apariciones de Obinna por izquierda, siempre a las espaldas de Jonás.

Cuando se despertó Messi volvió a surgir el ímpetu argentino, que estuvo siempre más cerca del segundo gol que Nigeria del empate. Hubo un gran responsable, que fue Enyeama. Inclusive, el arquero nigeriano se dedicó todo el primer tiempo a “complicarle” la tarde a Messi, ya que era la figura de Argentina, merecía su gol y, sin embargo, el arquero siempre se lo negaba.

En el mediocampo, Verón y Mascherano cumplieron casi en forma ideal el trabajo del doble cinco. Metiendo los dos, distribuyendo bien la pelota en el caso de la “Brujita” y posiblemente sin el acompañamiento deseado de parte de Di María, a quien le costó encontrar la manera de hacer prevalecer su habilidad.

El 1-0 del primer tiempo no reflejaba la verdad de lo ocurrido. Sólo planteaba algo de justicia en cuanto a que estaba ganando el mejor, pero la diferencia resultaba exigua. Un gol no había sido la distancia entre Argentina y Nigeria, sin lugar a dudas.

Con el Pipita afilado...

Si Gonzalo Higuaín hubiese estado más a tono con su realidad goleadora en el Real Madrid, seguramente Argentina no habría sufrido con alguno contragolpes nigerianos ni tampoco habría esperado hasta del silbato final para adjudicarse tres puntos y una victoria por demás de merecida.

Inclusive, hasta podríamos sumarlo a Messi, que fue la gran figura de nuestra Selección, pero al que el arquero le tomó el tiempo todo el partido. Incluso, una brillante pared con Di María, sobre los 35 minutos del segundo tiempo, no sólo que le habría dado una mayor ventaja a Argentina, sino que le hubiese otorgado a Messi la recompensa por tanto desequilibrio que no fue correspondido en el arco de enfrente.

Arriesgó el sueco Lagerback, el técnico nigeriano, cuando decidió sumar un punta Odmwwinge. Y las ocasiones no le escasearon a partir de allí, obligando incluso a terminar el partido -a Maradona- con Burdisso armando línea de cuatro y con Jonás pasando al costado izquierdo que dejó libre Di María.

Se hizo de ida y vuelta el partido en el segundo tiempo. Siempre atractivo, interesante como en todo su desarrollo, con Argentina más predispuesto a atacar y con los Súper Águilas respetando al principio y animándose luego a plantear un partido más abierto.

Messi siguió siendo el eje de Argentina, se tuvo que ir Verón (con una molestia en la pantorrilla) y el equipo dependió bastante de lo que pudiese recuperar Mascherano ya que, se sabe, Maxi Rodríguez no es un jugador con gran capacidad de marca. A propósito de Maxi, hubo una jugada al término del cotejo donde quedó la sensación de que le cometieron penal (el volante enganchó para buscar el perfil de zurdo y un defensor nigeriano lo desplazó y lo derribó al pasarse de largo en el freno).

Sobre el mismo final, otra vez Messi, esta vez en pared con Tevez (de buena actuación aunque algo enredado en su juego), tuvo la chance de aumentar pero le sacaron la pelota cuando buscaba el espacio para definir. Entró Milito, se sumó, como decíamos, Burdisso a la defensa y Argentina terminó coronando una victoria que sirve. Siempre es bueno ganar en el arranque de un Mundial, todos lo dicen. Y la selección lo logró, con más luces que sombras, claramente, sin contundencia, es cierto, pero generando no menos de siete y ocho situaciones propicias para ganar el partido.

Los miles y miles de hinchas argentinos desperdigados en el Ellis Park, recién se animaron a festejar en el final. Es que el 1-0 los obligó a esperar. No así el trámite. Argentina fue más, lo suficiente para empezar a marcar el rumbo.