.Aeropuertos y vuelos en una crónica de exageraciones

Comienza la misión santafesina por Kuwait y Emiratos Árabes Unidos

Binner y su comitiva ya se encuentran en Medio Oriente. Los pormenores del viaje y las primeras impresiones tras el arribo, según la mirada de un periodista de El Litoral.

Luis Rodrigo (Enviado especial)

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La delegación que partió de Santa Fe ya está en Medio Oriente al cabo de un viaje extenso, y que incluye cambiar de horario en seis horas.

El propósito de la misión institucional que encabeza el gobernador Hermes Binner es tanto procurar oportunidades para los sectores de la producción de la provincia como lograr algún tipo de financiamiento para las obras públicas provinciales. Pesa el antecedente del Fondo Kuwaití que sirvió para financiar emprendimientos viales en los ‘90 -tras la guerra del Golfo de la que tomó parte Argentina en favor de liberar a ese país de la invasión de Irak.

La delegación es de 12 personas y allí se cuentan, además de los ministros de la Producción, Juan José Bertero, y de Economía, Ángel Sciara, a los asistentes y los periodistas.

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Tómese el aeropuerto de Ezeiza y multiplíqueselo por -cuanto menos- cinco, para obtener una pobre referencia de la magnitud de la estación aérea de San Pablo.

A la cuenta habrá que agregarle otros datos: un mar multicultural de pasajeros que arriban o dejan la ciudad más grande de Sudamérica, salpicado por camisetas verdeamarellas de la selección pentacampeona, para tomar los vuelos que al menos las acerquen a Sudáfrica; tema casi excluyente de la publicidad estática y destellante de los exhibidores, aun en la sección perfumes del free shop.

La receta de hacer un aeropuerto paulista con cinco Ezeizas acaso ayude a imaginar el tablero de vuelos, que deja a la vista no menos de 20, entre internacionales y domésticos, para períodos de apenas dos horas. ¿Servirá para medir los metros cuadrados cubiertos de hormigón, acero y azulejos verdes, muy claros y luminosos, que constituyen lo más llamativo de la construcción? ¿O para reproducir el desfile de azafatas y personal de a bordo que luce uniformes azules y una prisa constante?

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El gobernador Hermes Binner y su comitiva consumieron más de cuatro horas de espera en el aeropuerto paulista, entre que bajaron del avión que despegó en Buenos Aires y tomaron el de San Pablo, para finalmente, al cabo de un segundo trasbordo, transitar la última etapa hasta Kuwait.

Binner, los ministros de Economía y de la Producción, Ángel Sciara y Juan José Bertero, y el senador justicialista Ricardo Spinozzi tienen programado comenzar el lunes con una agenda que incluye visitas a centros de investigación, embajadas, hombres de negocios y altos funcionarios.

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A Dubai se ingresa sin zapatos. Las medidas de seguridad son extremadamente duras. Lo que es bastante lógico, si se observa que Emiratos Árabes Unidos y los países del Golfo Pérsico y de todo Oriente Medio están en una zona de tensión internacional. Basta con que las arandelas de los cordones del calzado tengan demasiado metal para que los detectores del aeropuerto de Dubai den la alarma.

El aeropuerto de EAU es imponente. Tiene forma de cilindro y, en lugar de tener un free shop, toda la estación es como un gran paseo de compras. Los materiales, el diseño, los comercios pueden ser de cualquier lugar, pero en muy pocos hay tantas culturas, lenguas y diversidad de gente. En una librería que también vende DVD, ocupa un lugar importante una colección que invita a todos a ser bilingües; algo muy común en el mundo árabe.

Si la receta para imaginar las dimensiones del aeropuerto de San Pablo parte de multiplicar por cinco al de Ezeiza, con el de Dubai habrá que buscar un factor aún mayor, tanto en la construcción como en el inagotable colorido de quienes por allí transitan. El resultado deberá ser colosal: EAU tiene la tercera aeroestación del planeta.

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Tras la escala en Dubai (ciudad a la que la delegación santafesina regresará), los 12 viajeros llegaron a Kuwait, donde los aguardaban dos sorpresas. El check-in (revisión en el ingreso) no se hizo por las ventanillas habituales, sino en la sala VIP que el gobierno kuwaití posee en el aeropuerto: un salón de belleza imponente que tiene dos elementos circulares, los arabescos de la alfombra -nunca mejor usada esa palabra- y una araña de cristal más que llamativa. Al gesto de bienvenida le siguió otro, que los viajeros apreciaron aún más: media docena de limusinas unieron en minutos el aeropuerto y el hotel.

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Entre el salón de uso oficial del aeropuerto y la inolvidable comodidad de las limusinas hubo unos 40 grados (y eran más de las 2 de la mañana). Pese al clima hubo más alivio que calor: no se había perdido ninguna valija, como se pensó en un primer momento. Hermes Binner era el único que estaba tranquilo. El gobernador viaja con una maleta pequeña de la que no se separa . Dice que no necesita más y que así no tiene que tomarse el trabajo de pasar por embarque.