Más allá del juego, son varias las notas de color del Mundial

Una semana inicial que dejó varios temas para el debate

Sin dudas que la principal protagonista es la omnipresente vuvuzela, que lastima el oído de jugadores, espectadores y hasta televidentes. También tuvo un lugar central la polémica pelota Jabulani, aunque, lejos de favorecer al gol, fueron pocas las conquistas hasta el momento.

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La vieja trompeta de la cancha (en Sudáfrica conocida como vuvuzela) tiene una larga historia en Argentina, aunque en las tierras del Mundial parece haberse descubierto ahora. Su ruido es muy molesto en los partidos. Foto: Agencia EFE

 

Redacción de El Litoral

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EFE

El estruendo de las vuvuzelas, los caprichos del balón Jabulani, la escasez de goles y los huecos en las tribunas en algunos partidos se han convertido en las principales polémicas del entorno del Mundial, que ayer cumplió su primera semana.

El pasado viernes el estadio Soccer City de Soweto acogió la ceremonia inaugural del torneo y el partido entre Sudáfrica y México, el primero de los 64 previstos en la competición.

Al margen de las cuestiones intrínsecas al juego, al rendimiento de los equipos y al desempeño de los protagonistas sobre el césped del Mundial, a su alrededor hay asuntos con los que convive el torneo y que han protagonizado su inicio.

De todos ellos, el menos futbolístico, pero quizá el más polémico es el de las vuvuzelas. Quizá ya no quede ningún seguidor en el entorno del Mundial que no sepa que se trata de unas trompetas largas que ofrecen un sonido tan agudo como persistente a lo largo de los partidos, incluso cuando no juega la selección sudafricana.

Mientras la Fifa ha aceptado y apoyado el uso de este instrumento, algunas cadenas de televisión, en especial en Europa, estudian la forma de ofrecer los encuentros sin que los espectadores sufran su penetrante sonido, al tiempo que alguna empresa ya ha empezado a fabricar en Sudáfrica tapones especiales para los oídos.

La pelota y los goles

Además de la vuvuzela, el balón Jabulani también ha dividido las opiniones. Algunos porteros lo calificaron antes del Mundial como una pelota “de playa” o “de supermercado” y en otras ocasiones errores como el del inglés Robert Green se han atribuido a la misma causa, lo que no impide que también haya sido defendido.

Así, el técnico de la selección anfitriona, el brasileño Carlos Alberto Parreira ha afirmado con claridad que le gusta el balón y también las vuvuzelas.

La situación goleadora ha decepcionado en el tramo inicial de la Copa, aunque la jornada del jueves 17 permitió una recuperación notable en los guarismos, ya que en los tres partidos del día se marcaron diez goles y el promedio goleador logró subir un poco, luego de un arranque pésimo. Aunque ayer volvió la tristeza: Estados Unidos y Eslovenia regalaron el mejor partido del torneo, el cual terminó 2 a 2, pero antes Serbia sorprendió al vencer a Alemania, aunque con un único gol anotado, y después Inglaterra y Argelia compensaron, al mostrar el peor encuentro del certamen, que terminó 0 a 0.

Todavía queda camino por delante para aspirar a mejorar los registros de anteriores mundiales y nunca hay que perder el optimismo.

Asientos vacíos

Por otra parte, la Fifa confirmó antes del inicio del torneo que el 97 por ciento de las localidades habían sido vendidas, pero las imágenes de televisión en la transmisión de los partidos ofrecen la impresión de que los huecos en las tribunas van más allá del tres por ciento de las entradas no adquiridas.

Por ejemplo, en el Soccer City, el estadio con más capacidad del Mundial y donde ya se han disputado tres encuentros, la Fifa facilitó un número de espectadores muy similar en cada ocasión.

El partido inaugural entre Sudáfrica y México, con un estadio prácticamente lleno, congregó, según la Fifa, a 84.490 aficionados, mientras que en Holanda-Dinamarca hubo oficialmente 83.465 y en el Argentina-Corea del Sur, 82.174.

Esto no pareció corresponderse con la realidad, aunque las cifras ofrecidas pueden provenir de que la Fifa contabilice como asistentes todas las entradas vendidas para un partido, con independencia de que sus propietarios hayan acudido o no.

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Antes de que comience el torneo fueron muchas las quejas con respecto a la pelota. Aunque hubo varios errores de los arqueros, la falta general de gol demuestra que nada puede hacer el balón si no hay un juego ofensivo. Foto: Agencia EFE