Congreso Mundo Soja Maíz 2010

Las claves para subirse al tren de la agricultura que se viene

El manejo por ambientes, la importancia de hacer más análisis de suelo y las nuevas pautas para controlar plagas y enfermedades fueron algunos de los temas que se debatieron en el evento.

 

Campolitoral

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El Congreso Mundo Soja Maíz 2010, que se realizó esta semana en Buenos Aires, propuso volver el eje a las cuestiones técnicas y productivas, a veces resignadas a un segundo plano por las fuertes tensiones políticas de los últimos tiempos. “Nos hemos dedicado demasiado a las cuestiones institucionales y no tanto a lo nuestro que es la producción”, planteó el ingeniero Ramiro Ruiz, quien inauguró el evento junto a Rafael Llorente, presidente de Aacrea, y Martín Ambroglio, vicepresidente de Aapresid.

Con este Norte en la mira, los agrónomos, fitopatólogos y asesores que disertaron en el congreso, que contó con más de 900 asistentes, se dedicaron a comentar las últimas novedades para optimizar los rindes (analizando densidades y fechas de siembra), las mejores estrategias para lograr una fertilización más eficiente y además actualizaron los criterios para manejar plagas y enfermedades.

La importancia de hacer análisis de suelos fue un imperativo clave. “En la Argentina se hace un análisis de suelo cada 249 hectáreas, es ocho veces menos que en Brasil”, contó Fernando García, del Instituto Internacional de Nutrición de Plantas (IPNI, por sus siglas en inglés). Esta diferencia comparativa preocupa porque este diagnóstico es necesario para saber cómo, cuándo y con qué fertilizar. “En Argentina hace falta más análisis de suelo, porque ayudan a ser eficientes agronómica, económica y ambientalmente”, destacó este especialista.

En este mismo módulo también habló el Ing. Alejandro Perticari especialista del INTA en inoculación, una tecnología casi indispensable en los planteos de alta producción. “La inoculación en soja es indispensable para alcanzar y sostener altos rendimientos y para llevar al máximo el aporte biológico de nitrógeno. Se debe enfatizar sobre las buenas prácticas de manejo del uso y del manejo de los inoculantes para aprovechar las ventajas de este insumo biológico”, afirmó Perticari.

Este especialista ofreció algunos consejos relevantes para usar los inoculantes. El primero es que no deben mezclarse con agua corriente, con cloro o con agua con alto contenido de arsénico, ni tampoco con agroquímicos (fungicidas, insecticidas, fertilizantes) sin consultar previamente al fabricante. Además, el proceso de inoculación debe realizarse a la sombra y a temperaturas moderadas, en lo posible inferiores a 25 º C.

Genética y ambientes

Conocer las características ecofisiológicas de los lotes que se están trabajando (con análisis físicos y químicos del suelo, entre otras herramientas), es el primer paso para armar una buena estrategia. En el congreso, Fernando Andrade (INTA Balcarce) explicó que es fundamental identificar los ambientes para optar por una densidad de siembra que defina el mejor rinde. “Y posteriormente observar de cerca y de manera continua cómo evoluciona el cultivo, un trabajo que también va a incidir en el resultado final, ya que permitirá tomar las decisiones en el momento preciso”, agregó.

En el mismo panel, María Elena Otegui (Cátedra de Producción Vegetal de la UBA) aconsejó atrasar la siembra cuando las condiciones del ambiente no son favorables. Destacó que “las buenas temperaturas son ideales para el crecimiento de las plantas, y que “cuando hay bajos registros térmicos, una buena medida es retrasar la fecha de siembra”. La misma decisión debe tomarse cuando el suelo tiene déficit hídrico

Esta sección del congreso se cerró con la disertación de Héctor Baigorrí (asesor privado-Planeta Soja). En sus conclusiones pidió “estar muy atentos” porque “se vienen cambios importantes en los cultivares”.

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Con ganas de capacitarse. Más de 900 productores asistieron a los paneles y conferencias que se realizaron en la UCA (Puerto Madero).

Foto: Prensa Congreso Mundo Soja Maíz 2010

Conocer los lotes, al detalle

El doctor Pablo Calviño disertó sobre la heterogeneidad en resultados agronómicos y empresariales. Destacó que para llegar a la toma de decisiones importantes “se necesita información seria y confiable”, básicamente es indispensable conocer para cada cultivo las probabilidades de producción en cada ambiente. “Es necesario tener parámetros precisos de profundidad de suelo, o altitud, o topografía, tipo de suelo, textura y materia orgánica disponible, tipo de sal y su profundidad, napa y su variación temporal, probabilidad de lluvias y distribución y, según de qué cultivo se trate, temperatura, probabilidad de fusarium, y enfermedades de fin de ciclo”, precisó.

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Yuyos, plagas y enfermedades

La resistencia de las malezas, la mancha ojo de rana y los umbrales para aplicar insecticidas, fueron tres aspectos destacados en el panel que analizó la protección de los cultivos.

Daniel Tuesca (Cátedra de Malezas FCA-UNR) reconoció que el uso del glifosato, como herbicida, es casi excluyente. Pero advirtió que el producto “no es mágico en el sentido de que no todo lo que toca se muere”. Por eso reforzó la idea de que “hay un aumento de especies resistentes y tolerantes al glifosato”. En ese punto se refirió a “18 especies en el mundo que están detectadas mientras que en Argentina, seguro que hay cuatro (yuyo colorado, sorgo de alepo, raigrás y capiín), mientras que otras tantas están en duda sobre si efectivamente están instaladas en el territorio nacional”.

Por su parte, el fitopatólogo Marcelo Carmona cuantificó los daños que producen las enfermedades. “Para mancha ojo de rana, para cada tonelada de rendimiento esperado se pierden 9 kilos por cada mancha. Entonces, para un rinde de 5 toneladas se perderán 45 kilos”, precisó.

En cuanto a la pérdida por daño de tizón, Carmona aseguró que “por cada tonelada de rinde se pierden 27 kilos por cada mancha promedio en las tres hojas de referencia. Para un rinde de 10 toneladas se perderán entonces 270 kilos”.

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El sorgo de alepo resiste el glifosato.