Con oposición del Ministerio Público

Villasboas pidió la nulidad del juicio y la libertad de Baroni

El Tribunal resolvió dejar para el final del proceso oral los planteos de la defensa, y confirmó que el imputado seguirá preso. El martes continuarán las testimoniales.

 
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Miguel Gassmann y Claudio Villasboas atacaron el desempeño policial en el caso; mientras que los fiscales Graciela Parma y Juan Pablo López Rosas argumentaron en favor de la investigación.

Foto: Amancio Alem

Juliano Salierno

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Faltaba poco para que terminara un nuevo día de audiencias en el juicio al “Colorado” José Luis Baroni, cuando desde la defensa, el abogado Claudio Villasboas pidió la palabra para plantear algunas nulidades, que de haber sido aceptadas por el Tribunal habrían echado por tierra el juicio.

“Después de lo que ha ocurrido durante las cuatro audiencias, creemos que este juicio no da para más”, dijo Villasboas. El abogado de Baroni recordó los planteos realizados en el alegato de apertura, cuando anticipaba lo que pediría a mitad del juicio. Entonces, la defensa reclamó que se declare la nulidad por “falsedad ideológica” de las actas de declaración de los testigos por considerarlas “viciadas de nulidad”.

También solicitó la nulidad de los dos allanamientos a la casa de José Luis Baroni porque en el acta de procedimiento, la cartuchera de la maestra “se incorpora de forma ilícita como prueba y de ahí se profundiza la investigación”, dijo.

Insistió en que el “simple interrogatorio sumario” fue obtenido “bajo tortura” y “en ausencia del abogado defensor”, vulnerando los derechos de su cliente, entre otros reparos.

Pidió la libertad

Para Villasboas, la incorporación de la prueba ilícita hace objetable el resto de las medidas probatorias ordenadas durante la instrucción, por lo que solicita además la “inmediata libertad de Baroni”. A sabiendas de que el Tribunal no iba a conceder semejante pedido, hace reserva de apelación y recurso de queja ante el Tribunal de Alzada, la Corte y los organismos internacionales.

No obstante, el Tribunal le pidió al Ministerio Público que conteste, y la fiscalía solicitó un receso de dos horas para poder armar una respuesta.

La audiencia se reanudó a las cuatro de la tarde y ante la contestación de los fiscales, el jurado decidió dejar el análisis para el tramo final del juicio y confirmó la prisión preventiva del imputado que fue devuelto a la cárcel de Las Flores hasta la semana que viene, cuando se reanude el proceso.

Veinte testigos

Esta semana pasaron 20 de los 28 testigos. El martes declaró el novio, la madre y una amiga de Alejandra Cugno. El miércoles, los testigos fueron los dos muchachos que estaban haciendo dedo en el cruce de rutas en las afueras de Cañada Rosquín, el jefe de la Comisaría de San Jorge, el concuñado de Baroni y un psicólogo que trabaja en la comuna de Cañada.

El jueves, fue el turno del jefe de policía de Cañada Rosquín; los dos albañiles que al pasar por la ruta les sorprendió ver subir a Baroni al auto de la docente; una joven vinculada con el entorno de Baroni, y un remisero que recibió un llamado a su celular de parte del “Puma”.

En la jornada del viernes, los jueces Mascheroni, Rosciani y Nisnevich, escucharon los testimonios de cuatro policías de la Unidad Regional XVIII del departamento San Martín, que participaron de la investigación; así como a los dos testigos que dieron fe de la legalidad de los allanamientos realizados en Piamonte, en la casa de Baroni. Y por último, las partes oyeron el triste relato de la concubina del acusado, que no hizo más que confirmar las acusaciones que pesan sobre el padre de sus hijos.

Entre los policías, estuvieron el comisario Sergio Gorosito, jefe de Agrupación Unidades Especiales, que expuso durante una hora y cinco minutos de manera impecable. Le siguió el jefe de Zona, Gerardo Notta; el policía de Los Cardos, Carlos Chasco; y el jefe de la comisaría de Piamonte, Oscar Lezcano. Todos ellos coincidieron en cómo fueron los allanamientos que permitieron acorralar al supuesto asesino.

La inspectora de tránsito Irma Sosa y el profesor de educación física Carlos Verino, ambos de Piamonte, explicaron cuál fue su rol como testigo de los allanamientos a la casa de Baroni y fueron contundentes en cuanto a los objetos secuestrados.

Los 20 testigos que hasta aquí se presentaron dan una cabal idea de la responsabilidad del “Colorado” en el secuestro de la docente sanjorgense, el 6 de julio del año pasado. El seguimiento policial, la investigación de las líneas telefónicas y la confirmación con hechos de la realidad de la primera versión en la que imputado se autoincrimina, dan la sensación de que al menos en esta instancia José Luis Baroni no tiene escapatoria.


“Le voy a decir la verdad”

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Graciela Nuñez, la mujer de Baroni.

Foto: Corresponsalía El Trébol


“Desde que José (Baroni) cayó preso, se murieron todos, porque nadie más me habla”, dijo Graciela Nuñez al Tribunal cuando le preguntó por su relación con el resto de la familia. La mujer, de 41 años, llegó este viernes desde Piamonte, para dar su testimonio en el juicio en el que su concubino está acusado del crimen de Alejandra Cugno.

Muñoz entró a la sala y al ver a Baroni sentado en un rincón tuvo una crisis de nervios que le impidió contestar respuestas. El Tribunal pasó a un cuarto intermedio y la señora quedó sola, en medio de la sala, junto con el personal del juzgado. La presión que sentía en ese momento fue tal que se descompuso y tuvo que asistirla una unidad de emergencias médicas.

Más tarde regresó para contar de los allanamientos que se hicieron en su casa, y cómo fue la última vez que se vieron con el padre de sus cinco hijos.

“Yo le voy a decir la verdad”, le dijo a la fiscal Graciela Parma, que había comenzado a interrogarla por la cartuchera de Alejandra, que fue secuestrada en la humilde vivienda de las afueras del pueblo. “Sí, la vi” reconoció por fin. “La cartuchera y el teléfono, él los trajo a mi casa, a las 3 de la mañana” del martes 7 de julio de 2009.

Contó que Baroni “estaba bien” y que incluso “tomamos mates. Estaba tranquilo, después se fue a dormir”. Pero antes de que se acostara le preguntó: “¿De dónde la sacaste?”, en referencia a la cartuchera. A lo que su compañero le dijo: “La encontré en la ruta. La pateé en la oscuridad y la traje. Al otro día se fue y no apareció más”.