Con el cosquilleo y ansiedades naturales de la previa

Llegó la hora de tirarle la

jerarquía a los mexicanos

A las 15.30 de Argentina (las 20.30 de Sudáfrica), la Selección vuelve mañana al imponente Soccer City a comenzar a transitar el camino de la verdad.

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Confianza total. Maxi Rodríguez tiene un mayor recorrido por el costado derecho, con lo cual, sumado a Otamendi en la defensa, le da la misma solución a Maradona que por la izquierda el tándem Heinze-Di María. Igual, su aparición en el equipo titular es inesperada.

Foto: Agencia EFE

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Johannesburgo, Sudáfrica)

Es inevitable el cosquilleo, mezcla de ansiedad, nerviosismo y, por qué no, miedo. Ese famoso miedo escénico del que tanto habló Valdano en uno de sus libros. Miedo que existe. Lo tiene el jugador, por más experiencia que cuente; lo tienen los hinchas, por más que vayan expectantes, confiados y dispuestos a “desgargantarse” en el aliento; y lo tenemos los periodistas, por más que, supuestamente, deberíamos tener tranquilidad y frialdad para del análisis.

Es una final la de mañana. Una de las cuatro que se deben ganar, aunque sea por los penales, para llegar a la gloria. El jugador sabe que el de mañana puede ser su último día en Sudáfrica; el jugador sabe que en 90 minutos se juega el prestigio; pero también sabe que es otro eslabón que debe recorrer en el camino hacia la gloria.

Un escalón arriba, ¿sirve?

Comparar potencialidades es lógico, natural y viable. Pero se puede tornar secundario en un partido de esta naturaleza. Argentina está por encima de México y uno supone que, a la larga, esa superioridad se tiene que hacer sentir. Pero son 90 minutos y los accidentes que tiene un partido de fútbol pueden hacer estéril cualquier tipo de análisis lógico.

Argentina tiene individualidades de las que México carece. Confieso haberlo visto una sola vez en vivo -el partido de la apertura ante Sudáfrica- y no mostró demasiado. México es un país que ha crecido, futbolísticamente; que se ha jerarquizado a través de muchos jugadores y entrenadores que han llegado a trabajar y ha logrado un cierto orden táctico. Pero uno tiene la impresión de que es poco lo que pueden hacer ante la jerarquía que puede imponer Argentina desde sus jugadores más destacados.

Argentina parece ser más que México. Más todavía, Argentina y Brasil parecen ser los equipos de más vuelo del torneo. Pero, ¿pueden asegurarse un lugar en la final del 11 de julio en Soccer City? De ninguna manera. Deberán jugar, antes, tres partidos en los que esa jerarquía tendrá que aparecer necesariamente. Lo sabe Maradona porque él lo hizo: sus mejores partidos del Mundial de 1986 fueron a partir de los octavos de final y, sobre todo, la rompió en los cuartos (ante Inglaterra) y en la semi (ante Bélgica). Es lo que hasta el propio Diego espera de Messi, más allá de que “Lio” ha jugado bien los dos primeros partidos. Aunque sin gol, por ahora.

¿Le harán marca personal?

La estrategia de jugar al límite del reglamento, de interrumpir, de mandar un jugador a que siga a Messi por todos lados, de escalonarse para hacerle foules casi persistentes que hizo Grecia, puede ser un antecedente para lo que vendrá de ahora en más.

¿Qué pasa si a Messi le salen a hacer marca personal? Primero, uno espera que no haya complacencia del árbitro, que es el primero en defender el fair play. Segundo, debe estar preparado el equipo para tener alternativas. Y tercero, Messi sabe que en dos o tres jugadas puede doblegar la marca y establecer diferencias.

¿Lo hizo ante los griegos? Sí. Fue en el final del partido, cuando armó dos jugadas tremendas. Una de ellas terminó con un remate en la base del poste; la otra fue rebote en el arquero y gol del milagroso Palermo. Esto es lo que a uno lo entusiasma de Messi. Que es capaz, con dos o tres jugadas, de definir un partido.

Está enchufado el rosarino, inteligente para ocupar espacios, para hacerse el desentendido y luego arrancar. A veces, busca atrás y toca; a veces, se tira por derecha, como en el Barcelona, y encara. Lo bueno es que a partir de Messi se puede esperar una genialidad, pero no es lo único que tiene el equipo: la sabiduría de Verón (si juega), la frontalidad de Di María, los goles de Higuaín y la voluntad y potencia de Tevez son, además de la brillantez de Messi, armas letales para cualquier defensa.

¿Y nuestra defensa?

Ahí está el problema. Convengamos algo: a Argentina todavía no la atacaron. No hubo un solo rival que haya utilizado el ataque como método para enfrentarnos. Lo más patético fue lo de Grecia en Polokwane. ¿Cómo puede entenderse que un equipo que necesitaba un resultado positivo juegue con un solo delantero separado no menos de 30 metros del resto del equipo?

“Samuel está para jugar” le dijo el médico del plantel, el doctor Donato Villani, a este periodista en la zona mixta del estadio Peter Mukaba de Polokwane. Sin embargo, hoy en la conferencia de prensa, Maradona confirmó que no lo vio bien al ex Boca en la última práctica y, por lo tanto, su lugar seguirá siendo ocupado por Burdisso, al lado de Demichelis, para formar una dupla de centrales con Heinze marcando la punta izquierda.

El dilema se plantea por el costado derecho. Antes del Mundial, Maradona apuntaba a Otamendi. ¿Por qué juega con cuatro centrales atrás?, se le decía. Luego, debió optar por sacar a un defensor ante la evidencia de tener que jugar con tres adelante debido al enorme rendimiento de los delanteros. Y bajó a Jonás Gutiérrez, que iba a ser el “8” en un supuesto esquema de 4-4-2. Pero se observa a un Jonás lleno de complicaciones para cumplir con la misión de ser marca, salida y hasta proyección por el lateral.

Ante Grecia, pero por izquierda, Maradona puso a Clemente Rodríguez. Y jugó muy bien. Fue la figura del equipo. Clemente puede ser el “4” del plantel, incluso hasta con la posibilidad de sumarse al mediocampo para que Verón no se abra, juegue suelto al lado de Mascherano y ocupe con inteligencia, como sabe hacerlo, espacios a las espaldas de los volantes de marca rivales.

Veamos las alternativas: si ingresa Jonás Gutiérrez, Maradona le “regala” un partido más a un jugador que no cumplió. Si juega Otamendi, hay que pensar en tener marca casi con exclusividad y allí surge la pregunta: ¿quién va de “8”?, ¿entra Maxi Rodríguez por Verón? Y, si juega Clemente, está la opción de que haga el trabajo de Jonás, aunque con mayor oficio para cumplir con las obligaciones de un carrilero.

Las cartas están echadas. Para México, eliminar a Argentina sería tocar el cielo con las manos; para Argentina, dar un paso más y hasta cumplir con el deber, porque es, de los dos, el que tiene las mayores exigencias.

Hoy, el único cuestionamiento que se tiene en lo que refiere a la formación del equipo es el puesto de marcador-volante por derecha. Luego, Maradona parece haber encontrado una formación y una identidad de juego que nos representa muy bien en un contexto de muchas mezquindades.

Argentina no va a quedar eliminada como le pasó a Italia, acordándose de atacar en los últimos 20 minutos y, con la suerte echada, Argentina va a salir con dos objetivos muy claros: tener la pelota y buscar el arco de enfrente. Y con los delanteros que hay, uno espera que la lógica impere. Si es así, estamos, sin dudas, un escalón arriba de México.


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Uno adentro, el otro una valiosa opción. Nicolás Burdisso seguirá haciendo zaga central junto a Demichelis, ya que Samuel no se recuperó del todo. Por su parte, Clemente Rodríguez, luego de su gran partido frente a Grecia, es una alternativa interesante para Maradona.

Foto: Agencia Télam

/// FORMACIONES

ARGENTINA

/// Sergio Romero; Nicolás Otamendi, Martín Demichelis, Nicolás Burdisso y Gabriel Heinze; Maximiliano Rodríguez, Javier Mascherano y Ángel Di María; Lionel Messi, Gonzalo Higuaín y Carlos Tevez. DT: Diego Maradona.

MÉXICO

/// Oscar Pérez; Ricardo Osorio, Francisco Rodríguez, Héctor Moreno y Carlos Salcido; Rafa Márquez; Efraín Juárez y Gerardo Torrado; Giovanni Dos Santos y Andrés Guardado; Guillermo Franco o Carlos Vela. DT: Javier Aguirre.

Estadio: Soccer City de Johannesburgo.

Árbitro: Roberto Rosetti (Italia).

Hora de inicio: 15.30 de nuestro país (20.30, hora local).

¿Y después?

Si Argentina supera esta instancia de octavos de final deberá trasladarse el fin de semana que viene a Ciudad del Cabo, una magnífica ciudad turística de este país, para enfrentar el sábado, a las 16 de Sudáfrica (las 11 de nuestro país), al ganador del fantástico choque entre Inglaterra y Alemania por los cuartos de final.

Sea quien fuere el vencedor de este partido de octavos, el choque con ingleses o alemanes supone siempre un partido especial, por la rivalidad histórica y muy rica en varios mundiales.

De Stábile a Maxi

La historia mundialista de Argentina con México se ubica en las antípodas. Jugaron dos veces. La primera fue en el primer Mundial, el de Uruguay, y terminó con amplia victoria de nuestra selección por 6 a 3, con una brillante producción del inolvidable Guillermo Stábile, autor de tres goles, completando Zumelzú en dos ocasiones y Varallo, en la restante.

Este partido tuvo una particularidad que hoy resultaría imperdonable. El árbitro boliviano le dio un penal inexistente a Argentina. Tan inexistente fue que los jugadores argentinos le manifestaron su desacuerdo por el penal cobrado a favor. ¿Qué hizo Paternoster al ejecutarlo? Lo tiró a las manos del arquero mexicano.

El otro encuentro mundialista entre ambas selecciones se dio en el último Mundial. Fue también en octavos, en Alemania, cuando ganamos un duro partido en tiempo suplementario con un golazo de Maxi Rodríguez, que empalmó desde afuera del área un impresionante remate que se metió en el ángulo.

26

partidos

jugaron en la historia las selecciones de Argentina y México, contabilizando todos los enfrentamientos: 11 fueron victorias de Argentina, cuatro de México y 11 encuentros terminaron empatados. México no vence a Argentina desde el 2004, en la Copa América de Perú.

México cierra a su defensa

El director técnico de México, Javier Aguirre, buscará un férreo sistema defensivo y con mucha gente en el medio para impedir el acceso a Lionel Messi y el fuerte lote ofensivo de la Argentina.

Por ejemplo, Rafael Márquez jugará como mediocampista, pero metiéndose seguramente entre los zagueros del fondo, formando una línea de cinco, dos jugadores de contención en el medio, dos mediapuntas y un delantero nato.

La duda está justamente en uno de los mediapuntas, que estaría entre Andrés Guardado y Pablo Barrera, mientras que, arriba, el argentino nacionalizado Guillermo Franco permanecería como titular, aunque se aguarda la recuperación de Carlos Vela, lesionado en el bíceps femoral durante el partido ante Francia, por el Grupo A.

El equipo formaría con Oscar Pérez en el arco; la línea de cuatro con Ricardo Osorio, Francisco J. Rodríguez, Héctor Moreno y Carlos Salcido; Rafa Márquez ocupará el mediocampo; Efraín Juárez y Gerardo Torrado, en la contención, Giovanni Dos Santos y Guardado o Barrera en los tres cuartos y Franco o Vela arriba.