Y VOS... ¿EN QUÉ ANDAS?


 

EN UNA HONDA CRV 2003

Carlos Larriera - Periodista y Deportista

 

—¿Te lo compraste porque te gustó o fue un negocio?

—Quería una camioneta por la comodidad y también para andar más despacio. Tenía la cupé BMW 328 y andaba muy fuerte.

—¿Qué fue lo mejor que te pasó con la Honda?

—Es comodísima, podés cargar lo que quieras, es muy confortable. Aparte, tiene muy buen andar, es como viajar en auto.

—¿Tenés alguna anécdota risueña?

—Recuerdo una del año 1956. Había comprado un Alfa Romeo modelo ‘40, que era 2,5 convertible: una ballena inmensa. Como todo auto de esa época, había que hacerlo desarmar para arreglar algo, y tenía mil problemas. Viajaba para Buenos Aires con un amigo mío que iba a los Juegos Olímpicos de Melbourne. Ya había tenido un par de problemas por el camino hasta que empecé a sentir un ruido. Mi amigo me decía que parara, pero yo ya estaba cansado y pensé: “Que se caiga lo que se tenga que caer”. Y lo que se cayó fue el tanque de nafta. Paramos, tuvimos que poner el tanque en el pescante de uno de los costados con una manguerita para que siga chupando, porque, si no, no llegábamos. Fue insólito.

—¿Pensaste alguna vez en quemar alguno de tus autos por algún desperfecto?

—Sí, porque pertenezco a la época en la que autos 0 km no había. Por mis manos pasaron un Jeep Willis, una cupé Buick Marquette que le compré a un tipo que era de Elisa. Lo tuvimos que armar, ya que lo tenía desarmado porque corría en la Standard 31. Este tipo de coche siempre tenía algo. Tenía el motor medio preparado, con tres carburadores Weber, seis cilindros en línea, cárter seco y con radiador de aceite. Una bestia.

—¿Le sos fiel a los vehículos?

—No. He pasado por muchos autos. Del Jeep pasé al Buick Marquette, luego al Kaiser. Pasé por el Alfa Romeo, también por el Cisitalia y un NSU. Después, a los más modernos. Un Fiat 1100, un DKW rural, también un DKW pick up, para pasar a Fiat 1500, 1600 cupé, 125; también, un Ford Fairlane, que era una máquina, con un motor 221. Tuve Peugeot 504, Ford Taunus, Fiat Uno, Peugeot 405, 505, un Alfa 164, dos cupés BMW y, ahora, la Honda. Nunca le he sido fiel a una marca porque no me enamoro de ellos.

—¿Maltratás a tus vehículos?

—No. Me gustan los autos y los cuido, pero no soy de no sacarlos porque llueve, sino de hacerles todo lo que hay que hacerles. Los uso mucho, pero a mí los autos no me usaron nunca.

—¿Cuál es el auto de tus sueños?

—Hace “cincuentipico” de años soñaba con el Jaguar XK 130. Los veo por ahí en algún salón de autos antiguos y se me cae un hilo de baba. Es un auto que me encantaba. Te diría que yo soy un tipo al que no le van a vender un auto fácilmente, pero, si hay algunos que me entusiasman, sí. Un Porsche turbo, por ejemplo, pero sé que no voy a llegar a eso. Los demás no me llaman la atención.

—¿Qué consejo le darías al automovilista de calle?

—Que no viajen de noche y que, si el trayecto es muy largo y tenés que transitar sí o sí a la noche, es preferible arrancar a las 4 de la mañana para que estés fresco, y no que te agarre la noche al final del viaje cuando llevás hechos 1.000 kilómetros. Además, hay que bajar la velocidad y, si llueve, circular más lento aún. Así podés viajar un poco más seguro.

a.jpg