Buena jornada en San Justo

Volcán entró en erupción

Volcán, el tordillo de Vera, aguantó la violenta atropellada de Er Orégano y ganó por el hocico, mientras que el cordobés Rico Tipo cruzaba tercero a la cincha. El clásico mano a mano quedó en poder de Tumbero.

Juan Raúl Moncada

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Sin dudas que resultó interesante la jornada de ayer en la recta de San Justo, donde el público respondió en gran forma a un espectáculo que fue de muy buen nivel con interesantes carreras y dos clásicos que realmente “llenaron el ojo” a los concurrentes al hipódromo que lució en muy buen estado; sin dudas que con un poco más de continuidad la recta sanjustina está como para ocupar un lugar importante en las cortas de la zona.

En homenaje a Tito

El clásico sobre 350 metros llevó el nombre de Aldo “Tito” Patricelli, en homenaje al recientemente desaparecido turfman; la prueba tuvo un solo borrado —Súper Capaz de Ceres—, por lo que fueron cuatro los participantes que se alinearon en gateras; dos tordillos —Volcán y Rico Tipo—, un zaino —Rústico— y el alazán Er Orégano, siendo para destacar el estado de presentación de los cuatro protagonistas.

Tras algunos minutos con alguna indocilidad en gateras, se procedió a la suelta donde fue Víctor Espíndola el que puso adelante a Volcán, mientras abierto se sumaba Rico Tipo, con Er Orégano muy cerca, a la vez que se notaba cómo a los pocos metros, Rústico se quedaba sin chances al chocar los andariveles, sin que Luis Guzmán pudiera evitarlo.

Se afirmó al frente Volcán y se pudo desprender de Rico Tipo, pero la amenaza surgía a su interior, ya que Renato Silva había embalado a Er Orégano, que se arrimaba con mucha fuerza. Se juntaron ambos caballos faltando 50 metros, siempre con una leve ventaja a favor del tordillo, pero con la insistencia del crédito de la familia Flück que se arrimaba.

El disco los sorprendió en una misma línea, mientras que Rico Tipo resultaba el mejor testigo de este intenso final. Bandera verde y a esperar el trabajo de los hermanos Chapot en el photochard; tras algunos minutos se conoció el fallo, un hocico a favor del tordillo y alegría grande para la gente del stud La Ilusión que festejó un gran triplete en la tarde.

Aplausos para los dos protagonistas que hicieron una gran carrera y también para los perdedores que en con gran caballerosidad felicitaron a los ganadores, simbolizando en este hecho el espíritu, de la buena gente que está en la actividad.

Se despertó Tumbero

El clásico Día del Amigo fue el mano a mano entre Tumbero y Felipe, resuelto en forma contundente por el crédito de Vera que desde el vamos le hizo una diferencia a su rival para lograr un cuerpo y medio en la sentencia.

En el salto, Mariano Anderson pudo acomodar adelante a Tumbero, a la vez que José Correa Monteiro exigía al cordobés Felipe que trataba de seguir al alazán que esta vez se mostraba como en sus tardes de gloria. Cuando pasaron por el cartel indicativo de los 200, la carrera estaba casi resuelta, porque el accionar del puntero no dejaba dudas y pese a los esfuerzos de su jinete, Felipe no podía descontar.

Paulatinamente, las diferencias se fueron estirando y en los tramos finales Tumbero cortó luz sobre su rival llegando a la sentencia un cuerpo y medio antes. Gran festejo de la barra ganadora, dividida entre Vera, donde reside el caballo y San Justo de donde son sus propietarios, por lo que a la hora de la foto quedó poco lugar para el héroe de la carrera.

Volcán entró en erupción

El tordillo Volcán, en final apretado, supera al alazán Er Orégano.

Foto: Juan Raúl Moncada

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Las barras de San Justo y Vera festejan con Tumbero el primer clásico.

Foto: Juan Raúl Moncada

“Tete” Moncada

En las últimas horas del pasado viernes, falleció en Santa Fe el querido cuidador Raúl Oscar “Tete” Moncada, quien hasta hace un par de temporadas estuvo dedicado a la profesión. Nacido en el seno de una familia plenamente hípica, tanto por su línea paterna como materna -De la Mata-. De esta manera, padre, tíos, hermanos, primos y abuelos estaban en el ambiente del turf santafesino que por esos tiempos vivía su época dorada.

“Mondongo” -como también se lo conocía- fue el segundo de cuatro hermanos: Ignacio “Coco”, jockey y cuidador; Juan Carlos “El Sordo”, futbolista y luego cuidador, y Jorge Eduardo “Pilón”, cuidador, todos ya fallecidos.

Raúl se ganó el gran respeto de toda la afición con su trato afable, siendo una persona que logró cosechar una gran cantidad de amigos y entre sus mayores logros profesionales se consagró en 1963 por ser el primer cuidador santafesino en ganar el por entonces ponderado Provincias Unidas en Palermo, con el caballo Miserere que piloteaba su hermano Ignacio.

Formó familia con Yolanda Romero y tuvo una hija, María Rosa, que le dio tres nietos, quienes lo acompañaron hasta sus últimos momentos. A los 81 años, el turf de Santa Fe pierde a un referente y sobre todo a una persona ampliamente respetada por sus incalculables dotes humanas.