Novedoso emprendimiento lechero

Un tambo del futuro

En Carlos Pellegrini comenzó a funcionar el tambo más moderno y novedoso de la provincia. La apuesta de una familia de productores que no da vueltas e invierte en una lechería mejor.

Federico Aguer/Juan Manuel Fernández

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Enviados especiales a Carlos Pellegrini

Los Chiavassa ya tienen tres generaciones trabajando en el tambo. Los inicios se remontan al abuelo, quien dio los primeros pasos con animales Shorthorn y Holando. Hoy, sus descendientes no sólo mantienen el desafío lechero en plena zona agrícola, sino que redoblan la apuesta.

“Todo está basado en una enorme pasión por la actividad”, confiesa Carlos Chiavassa, el gestor de la idea. “El tambo viejo ya tenía finalizada su vida productiva, y la venida de los chicos al grupo aportó las fortalezas de cada uno para animarnos a dar el salto”, agrega. Los chicos son Cristian, Soledad, Cristóbal y Rocío, quienes conforman el “Grupo Chiavassa”, recientemente implementado, antes denominado Lacto Crecer y Leoana SA.

“Para crecer hay dos caminos”, agrega Carlos: “el crecimiento horizontal y el vertical. El primero es crecer en extensión de campo, y el otro, agregarle valor a esa superficie”.

Agregar valor

Para lograrlo, los Chiavassa decidieron pedir un crédito al Fontar. Para conseguirlo, debían demostrar que el suyo era un emprendimiento novedoso y que incorporaba tecnología. Y vaya si lo hicieron. Gracias al dinero conseguido, implementaron un tambo calesita de 40 bajadas que parece de ciencia ficción. Una verdadera maravilla que necesitó adaptaciones de manejo para ellos y las 32 personas que colaboran en el establecimiento, entre las cuales se destacan los tres ordeños diarios. No ampliaron la cantidad de gente, la redireccionaron.

El equipo ordeña al rodeo de 680 vacas a razón de 240 animales por hora, gracias a las 40 bajadas que no sólo extraen, sino que analizan la leche y deciden de manera automática cuándo retirar las pezoneras. Este dispositivo tiene un extractor automático que se activa cuando el flujo de leche desciende de un determinado nivel de leche por minuto.

Merced a este ahorro de tiempo, quieren llegar a 1.200 vacas en ordeño con 35/40 l promedio y 40.000 l de producción. “El confort se traduce en mayor producción, ése es el gran secreto”, confiesa Cristóbal, uno de los hijos de Carlos.

El sistema rotativo tiene un corral de espera con una puerta arreadora manejada por computadora, que hace sonar un silbato cada vez que se deben mover los animales. La vaca ingresa caminando y se le aplica la rutina de ordeño: mojado de pezones, se prueban los primeros chorros y se coloca predipping (presellador) para prevenir el ingreso de bacterias.

Eficiencia

El flujo continuo de vacas es lo que les da a las salas rotativas la máxima eficiencia en cuanto a vacas por hora.

La salas de ordeño rotativas son diferentes de las salas de ordeño fijas. En estas últimas, un grupo de vacas ingresa de un lado de la sala, uno o más operadores caminan de vaca en vaca hasta que todas las unidades de ordeño están colocadas. Una vez establecida la rutina, este procedimiento sigue del otro lado de la sala. Cuando el grupo de un lado termina de ordeñarse, sus integrantes son liberadas e ingresa el siguiente grupo.

En el sistema rotativo, la homogeneidad del trabajo ahorra mano de obra, porque se desarrolla en un ambiente muy sereno y silencioso, lo que favorece la mejor bajada de leche por parte de las vacas. Los operadores de la sala rotativa se ubican en un solo lugar, realizando la tarea específica. Además, la forma continua de trabajo de la sala rotativa le permite un flujo continuo, haciendo que el operador se concentre en su tarea específica.

En este tambo, las vacas tienen menor distancia de caminada al entrar al lugar de ordeño. De hecho, los animales vienen al operador. Éste no pierde tiempo en caminar de vaca a vaca. La plataforma opera continuamente a una velocidad constante y controlable.

La capacidad de los corrales se puede dimensionar con los grupos de animales de diferentes tamaños. Por eso, cada vaca posee su propio lugar a la hora de ser ordeñada, el que se ve siempre igual para el animal. Obviamente, las nuevas vacas se adaptan a entrar a la sala mucho más fácilmente que en otros sistemas.

Objetivos

“Una de las mayores ineficiencias argentinas es no apostar a nuestras fortalezas ni proyectar, centralizándonos en las flaquezas del contexto político”, analiza Chiavassa, en relación con esa costumbre tan argentina de buscar excusas .

“Hay países con restricciones de clima y suelo muy grandes que, sin embargo, generan estados productivos muy por encima de lo que hacemos nosotros, y siempre nos manejamos con ideas que nunca se proyectan en concreto”, agrega Carlos, quien ha llegado a esta conclusión luego de recorrer varios países.

En el establecimiento El Descanso, la apuesta a la innovación es una cosa cotidiana. Por eso, vienen trabajando con tecnologías como la inseminación artificial y la extracción de embriones, con Acsagen como grupo de referencia (ver Campolitoral 17/07/2010, http://www.campolitoral.com.ar/index.php/diarios/2010/07/17/laregion/REG-01.html). “Acsagen aplica una tecnología que rinde”, analiza.

Para Chiavassa, el apoyo generacional no es poca cosa. El concepto de “grupo” trasciende en ellos el mero concepto de familia. Todos aportan. “Particularmente, trato de potenciar la experiencia de tres generaciones, pero los dejo hacer, no se las impongo. Trato de amortiguar la llegada del derecho de piso” dice Carlos.

El tambo todavía no tiene un mes de trabajo. Pero ellos ya piensan ir por más. Quieren mostrar el establecimiento a grupos de productores interesados en capacitarse en estas nuevas tecnologías, volcando su experiencia a un sector que necesita de ejemplos como éste para recobrar el entusiasmo.

Un tambo del futuro

Higiene, velocidad y alta producción. En este tambo circular, se prioriza el bienestar animal, y eso se nota en el ordeño.

Fotos:Campolitoral

Extensión

El grupo maneja 1.500 ha, de las cuales 900 son propias y 600, alquiladas. Destinan 350 ha al maíz de grano húmedo, 500 de alfalfa y 500 de soja (la que se vende y luego compran el expeller para alimento).

/// EL DATO