EDITORIAL

Economía supera la fase recesiva

La macroeconomía argentina va mejor de lo esperado. Y no es una visión oficialista sino un aspecto de la realidad, avalado por los números. El producto interno bruto se expandirá al menos 6% este año, mientras que el gobierno reportará un superávit primario de al menos 1,4% del PBI. Sólo estos datos permiten inferir que un poco lejos quedaron las cifras proyectadas a fines del año pasado.

El gobierno habitualmente es acusado de subestimar el crecimiento en el presupuesto, porque esto le da más espacio para gastar el ingreso extra asociado con impuestos más altos.

La actividad económica se expandió 6,8% durante el primer trimestre y los economistas han revisado sus estimaciones al alza. Muchos ahora creen que el crecimiento podría ubicarse dentro del rango de 7% a 8% este año. Hasta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en su estudio económico 2009-2010 de la región, afirmó recientemente que la Argentina está entre los 5 países con mayor proyección de crecimiento. Entre tanto, la economía de América Latina crecerá este año a un ritmo del 5,2 por ciento, acentuando la recuperación iniciada en la segunda mitad de 2009.

En el primer semestre del año, la economía se afirmó con los núcleos duros industriales como la metalmecánica, la automotriz y todo lo que es la siderometalurgia. También hubo un mejor desempeño del agro y el retorno de la inversión. La conclusión parece inevitable: “Argentina va camino a ser un país de desarrollo medio con una mejor distribución del ingreso”, dijo un funcionario de Economía. A ello hay que sumarle el sostenimiento de la recaudación y la baja del desempleo.

La construcción, con un reconocido efecto multiplicador, creció 10 por ciento durante el primer semestre, y más del 86 por ciento de empresarios dedicados a obra pública creen que la actividad se mantendrá alta o crecerá aún más este año.

Pero si bien los datos son muy positivos, hay un aspecto que todavía resulta como una piedra en el zapato: la exportación. Argentina necesita diversificar su matriz. Con Brasil se avanza pero con China es mucho más difícil, porque su modelo de competitividad se basa en el bajo costo y la masividad de su mano de obra. Nadie olvida que el aumento de las exportaciones trae más recaudación por retenciones y reservas, que juntas permiten una mayor discrecionalidad al momento de definir el gasto. A ello se suman las trabas a las importaciones para mantener el superávit. Con todo, este año se reducirá, según la proyección de las consultoras, en un 20%.

Todo esto compone un cuadro de la realidad económica argentina que tiene mejor color que lo imaginado. Sin duda está en curso un ciclo de superación de la fase recesiva, aun frente a las consecuencias de la crisis internacional que impactó mucho en Europa y los Estados Unidos, y repercutió en América Latina.