Ganados y carnes

El maíz complica más al feedlot

A la creciente diferencia negativa de compra-venta se le agrega ahora la suba del precio del maíz, que cotiza a 500 pesos la tonelada.

Ignacio Iriarte

El índice de ocupación de los corrales que elabora la Cámara de Engordadores ha arrojado para principios de agosto un índice 62, prácticamente el mismo nivel de los dos meses anteriores, y casi 20 puntos debajo de agosto del año pasado. De acuerdo con la percepción general, los corrales en julio estaban reponiendo menos de lo que vendían, por lo que se esperaba una ocupación menor; ahora, con una invernada y un maíz en suba, y un gordo débil, podría esperarse que efectivamente se verifique una caída en el número de animales encerrados, pero son muchos los empresarios que no quieren disminuir el stock, con la idea de que en los próximos meses va a faltar hacienda gorda y los precios van a rebotar.

Otro factor de preocupación es el aumento de los costos de “pensión” (salarios, energía, fletes, amortizaciones, entre otros), que pueden calcularse en los 50 centavos por kilo engordado para el caso de un feedlot plenamente ocupado, o de 70-75 centavos para el caso de los corrales que trabajan al 60-70 por ciento de su capacidad, que son la mayoría.

Con la invernada a ocho pesos por kilo, el gordo a 7,00/7,50 pesos, y un costo de alimentar, más pensión, que ya está entre los cinco y los 5,20 pesos por kilo ganado, el negocio cierra muy finito o no cierra. Pero la mayoría de los feedlots aceptaría pérdidas razonables con tal de llegar a diciembre-enero con un nivel de ocupación lo más alto posible.

La hotelería, que está sufriendo mucho, está hoy a un 50 por ciento, con pocos inversores y con una retirada incipiente de los frigoríficos exportadores.

La ocupación en general hoy todavía se mantiene en un 60 por ciento, por la alta presencia de hacienda propiedad de frigoríficos de consumo y matarifes en el negocio del engorde a corral, esto como un eslabón más de una cadena de valor que empieza en los corrales y termina en las carnicerías.

Venezuela

La FAO ha afirmado recientemente que Latinoamérica es una de las regiones del mundo donde más ha aumentado el consumo de productos pecuarios en los últimos 40 años. Se combinan en nuestros países los mayores ingresos, el crecimiento poblacional y una tradición cultural de consumo de carne.

En Venezuela, por ejemplo, el consumo ha aumentado. Pasó de 14 kilos por habitante en 1998 a los 22/24 kilos en la actualidad. La producción venezolana está en retroceso y la importación de carne vacuna ha pasado de 3.670 toneladas en 1998 a unas 395 mil toneladas calculadas para el 2009.

El cierre de las importaciones de Colombia ha favorecido a Argentina y Brasil, pero especialmente a este último país, que provee no sólo carne sino hacienda en pie (75 mil cabezas en julio). Hoy, después de una fuerte seca que afectó la producción, se calcula la oferta de origen local en 240 mil toneladas, que se complementa con la importación de 390 mil toneladas, incluyendo el equivalente en carne en gancho de la gran cantidad de hacienda en pie para faena que se importa desde Brasil.

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Oferta global

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Ocupación part-time. Todavía se mantiene en un 60 % por la alta presencia de hacienda propiedad de frigoríficos de consumo y matarifes en el negocio del engorde a corral.

Foto: Archivo