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Plaza principal de Recanati con el monumento a Giacomo Leopardi.

Recanati, con el recuerdo infinito de su hijo dilecto: Giacomo Leopardi

La ciudad italiana, ubicada en la región de Le Marche, guarda en su memoria y difunde al mundo la obra del poeta. Una charla con el presidente del Centro Internacional de Estudios Leopardianos,

TEXTOS. GRACIELA DANERI. FOTOS. LÍA GARCÍA.

 

Recanati, ¡qué entrañable es poder recordar esa pequeña ciudad de Le Marche! Como muchos otros poblados de esa región es tranquila, amable tanto por su panorama urbano como por su paisaje de colinas suaves (las estribaciones apenínicas).

A ello debemos sumar la calidez de sus habitantes, que saben transitar por la vida lejos del fárrago y de la agitación de las grandes urbes italianas.

Su atractivo mayor es poder recorrer sus callejuelas y por sobre todas las cosas, acceder, desde los jardines de la que fuera residencia de Giacomo Leopardi (1798-1837) -ese gran vate romántico italiano muy apreciado, pero aún poco conocido, lamentablemente, por el gran público- al sitio desde donde él contemplaba los Apeninos, que tanto ansiaba trasponer para llegar al resto de Italia, principalmente a Florencia, pero las contingencias familiares y de su propia salud se lo fueron impidiendo reiteradas veces hasta que luego, con el transcurrir del tiempo, pudo concretarlo.

Desde ese punto que citamos él escribió “El Infinito” y, al contemplarlo, el alma se llena no sólo de su poesía, sino de sus sufrimientos, sus sentimientos más íntimos y, por qué no decirlo (aunque resulte un poco egoísta), también de la alegría de haber podido, gracias al Laboratorio de Lengua y Cultura Italiana “Edulingua”, de Castelraimondo, estar personalmente en ese sitio tan especial.

UNA VIDA TORTURADA

Pero se hace necesario, antes de adentrarse un poco en la vida de este invalorable poeta y filósofo, saber algo de las circunstancias que le tocaron en suerte (o mala suerte) vivir, para terminar de redondear un cuadro más acabado de lo que terminamos de afirmar.

Según sus biógrafos, Giacomo nació con una enfermedad ósea y pasó su infancia leyendo y estudiando.

Cuando tenía tan sólo once años ya leía a Homero y se asegura que dos años más tarde escribió su primera tragedia. De todas maneras, se lo vio crecer en un ambiente familiar aristocrático, pero muy rígido, además de reaccionario, llevando, consecuentemente, una vida muy torturada.

Además, el patrimonio familiar se tornaba cada vez más reducido y se debilitaba progresivamente por las deficientes (y discutibles) inversiones financieras que hacía su padre.

Allí, en Recanati, como no podía ser de otra manera, existe una institución que guarda y difunde las obras y el pensamiento de Giacomo Leopardi, obviamente su hijo dilecto, hacia todo el mundo.

Por eso nos dirigimos al Dr. Fabio Corvatta, el presidente del Centro Internacional de Estudios Leopardianos, para que nos guiara un poco a través de este trabajo que desde hace tiempo se viene realizando con aquel objetivo.

CON SU ACTUAL PRESIDENTE

El Dr. Fabio Corvatta es médico y también ha sido por diez años intendente de Recanati. Ahora es presidente del ya citado Centro en sustitución de “un querido amigo, un personaje político extraordinario y gran estudioso como lo fue Franco Foschi, con quien colaboré cuando él era asesor de Cultura y yo intendente”.

“Por ello es para mí un gran honor haberlo reemplazado, ya que Foschi era una persona sumamente culta, de esas difíciles de encontrar”, sostiene. Y aporta que “apenas él falleció, tomó su cargo la condesa Leopardi, tras lo cual la sucedí yo”. A la vez, el Dr. Corvatta es consejero provincial, con lo cual continúa con su actividad política.

INTENSA TAREA DE DIFUSIÓN

El Centro de Estudios Leopardianos fue creado mediante ley de la Nación en 1937, en ocasión de cumplirse los 100 años de la muerte del gran poeta. Y en esta oportunidad se realizaron grandes ceremonias en Recanati, ciudad natal del gran vate. Este Centro fue fundado como una dependencia del gobierno italiano, situación que fue modificada en 2001, cuando también por ley fue transformado en una asociación privada, pero con directa dependencia del Ministerio de Bienes Culturales.

- ¿Con qué objetivos, aparte del de homenajear a Giacomo Leopardi, fue creado este Centro?

- El objetivo primero fue el de hacer conocer, antes que nada en Italia y luego en el mundo, el pensamiento y la obra de este ilustre literato, ya que para un poeta italiano ser conocido en el exterior se transforma en un problema. Entonces se pensó principalmente en hacer de este Centro un sitio de encuentro para todos los estudiosos italianos y extranjeros.

- ¿Y cómo se facilita este tipo de encuentros?

- Poseemos una estructura para alojar extranjeros y además les facilitamos las citas con otros estudiosos. Asimismo, durante el año, se desarrolla una serie de encuentros que congregan aquí, en Recanati, a muchos analistas de Leopardi. Pero también acuden privadamente a la biblioteca para profundizar los aspectos que más les interesan de la obra del gran autor de “I Canti”, “Lo Zibaldone” o “Le operette morali”.

Es de subrayar que lo importante de este trabajo dirigido al mundo ha sido el compromiso riguroso del onorevole Foschi, pues cuando él era presidente del Centro era, a la vez, senador de la Nación, y justamente fue en el Parlamento donde llevó adelante la iniciativa de sancionar la Ley Leopardi en el Mundo, la que fuera aprobada por unanimidad y, muy importante, financiada por Italia. Y estos docentes que están con usted aquí hoy, profesora, también están de alguna manera implicados en esta iniciativa.

“Así también -apuntó- tenemos cátedras leopardianas en Buenos Aires; en Birmingham; en Francia, donde se apunta sobre todo al estudio de “Lo Zibaldone’; en la Universidad de Barcelona; en Italia, en las universidades de Macerata y de Nápoles. Además de traducciones de los textos de Leopardi en Suiza, Alemania, Eslovaquia, Hungría, Rumania, Rusia, entre otros, cada país con sus realidades diversas.

ARGENTINA, UNA RELACIÓN MUY PARTICULAR

“Todo ésto significa una tarea muy compleja a nivel internacional”, continúa el Dr. Corvatta, agregando que “con Argentina, por obvias razones, existe algo muy particular: por una parte, hay muchísimos inmigrantes italianos y sus descendientes, y entre ellos una significativa cantidad de marchigianos (como era Leopardi) y, por otra, porque Foschi cultivaba una relación especialísima y de gran afecto con la Argentina”.

“Mi suerte al hacerme cargo de esta tarea es que trabajamos muy juntos con Foschi los últimos años, y así es que entré naturalmente en relación con estas realidades, lo cual me facilitó mucho retomar todos estos contactos. Por ejemplo, últimamente en la Universidad de Budapest hemos llegado a concretar 14 protocolos con otras tantas casas de altos estudios europeas y del mundo”.

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El paisaje de Recanati, visto desde la casa del escritor.

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Fachada de la institución que guarda y difunde la obra del escritor.

DESCENDIENTES DEL POETA

El Dr. Fabio Corvatta, ante una pregunta sobre la familia Leopardi, nos señalaba -para nuestro asombro- que aún quedan familiares del poeta. Son los descendientes de un hermano de Giacomo, quienes hoy son representados por la condesa Anna, casada con un Leopardi, de quien tuvo dos hijos y ya se prolonga en dos nietos y tres bisnietos.

El palacio está habitado actualmente por esta familia, “y la condesa, si bien ya traspuso el umbral de las nueve décadas, posee una increíble energía, complementada por una inteligencia y una pasión únicas. Dado que ella forma parte del Consejo de Administración, es vicepresidenta del Centro Internacional de Estudios Leopardianos y representante de la familia, aún guía todo ésto y con ella recorremos toda Italia cumpliendo con los objetivos propuestos”.

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Entrevista con el Dr. Favio Corvatta.

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El paisaje crepuscular desde donde se inspiró para escribir “El infinito”.