Mesa de café

¿Internas en el Frente Progresista?

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Erdosain

Abel ha llegado al bar y ha pedido una vuelta de café para todos. Está contento porque los radicales, después de varios años de dificultades, van a proponer su candidato a gobernador para las elecciones del año que viene.

—¿No te parece que te estás apresurando? -dice José.

—Como diría el General, “ni apresurados ni retardatarios” -contesta Abel.

—El candidato del Frente Progresista será radical si los socialistas lo dejan -observa Marcial con su habitual sonrisa intrigante.

—No nos tienen que dejar ni nos tienen que regalar nada. Se entiende que si es un Frente Progresista, la alternancia es la clave de la democracia. En el 2007 le tocó a los socialistas, ahora nos toca a los radicales -dice Abel.

—Tengo entendido que los socialistas no piensan lo mismo -digo-, al punto de que es un secreto a voces que los candidatos que van a llevar son Bonfatti, respaldado por Binner, Lifschitz, actual intendente de Rosario y Giustiniani.

—Todo está por hablarse -dice Abel-, los socialistas tienen que decidir lo que van a hacer, pero nosotros ya decidimos lo que queremos hacer.

—¿Y qué quieren hacer?

—Proponer a Barletta como candidato a gobernador de la provincia. Es el mejor servicio que el radicalismo le propone a la provincia de Santa Fe: un hombre inteligente, culto y progresista.

—El mejor servicio que se le puede hacer a Santa Fe es proponerlo a Reutemann -dice Marcial.

—Que no es ni inteligente, ni culto, ni progresista -chicanea Abel.

—Yo no sé si todos los radicales están de acuerdo con Barletta -dice José.

—Esto lo vas a saber el sábado que viene en San Lorenzo -responde Abel.

—¿Y qué pasa si los socialistas insisten en proponer a sus candidatos? -pregunta José.

—Trataremos de llegar a un acuerdo, pero si no hay acuerdo iremos a internas -dice Abel.

—¿Y les parece bien llegar a una interna? -pregunta José.

—La interna es un mecanismo legítimo y democratizador de toda fuerza política -digo-; me preocupan más los partidos que no tienen internas que los partidos que las tienen. Una buena interna no sólo permite seleccionar a los mejores candidatos, sino que además pone en evidencia la madurez de la coalición política.

—Siempre y cuando -dice Marcial- que después de la interna todos trabajen para el mismo candidato.

—Eso lo damos por descontado -dice Abel.

—Lo que hay que tratar -digo- es que no haya heridas profundas. En esto vale lo mismo que en los matrimonios: la pareja puede discutir, pero nunca decirse cosas irreparables.

—Pero ustedes hablan de los radicales y los socialistas y no dicen una palabra de las otras fuerzas que están en el Frente -dice José para meter la chuza.

—Todos tienen derecho a participar y proponer sus propios candidatos -responde Abel.

—Ya que están tan interesados en las internas -le pregunto a José- ¿por casa cómo andamos? ¿Cuándo se van a dignar los peronistas a hacer una interna como la gente y dejar de enroscar en esas “cooperativas mafiosas que arman”?

—El movimiento va a decidir en su momento quién es el mejor candidato para representar la causa nacional -contesta José.

—A ese verso me parece haberlo escuchado varias veces -responde Abel.

—Ya vamos a hablar de los peronistas -dice Marcial-, pero ahora quiero saber cómo se va a democratizar el Frente.

—¿Y a qué se debe esa pregunta? -responde Abel.

—Porque hasta la fecha -continúa Marcial-, la metodología de decisiones del Frente Progresista se parece más al Frente para la Victoria de Kirchner que a la Concertación chilena o al Frente Amplio uruguayo.

—Convengamos -dice José- que los radicales o los demoprogresistas se enteraban por los diarios de las decisiones que tomaba Binner.

—No es para tanto -dice Abel.

—¿Cómo que no es para tanto? -dice José-, Kirchner lo consultaba más a Cobos que Binner a Barletta. Es muy lindo hacerse los democráticos, pero cuando agarran la manija no la comparten con nadie.

—No comparto -dice Abel.