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El abrazo al Code fue todo un gesto reparador y educativo

Gastón Neffen

Los docentes, directivos y alumnos de la Escuela Avellaneda “abrazaron” el Centro de Observadores del Espacio (Code) el viernes por la mañana. Fue una muy buena idea para intentar “reparar”, al menos desde lo simbólico, los destrozos que un grupo de adolescentes, alumnos de Enet, causaron a la institución y que tuvieron una enorme repercusión pública.

La foto de los chicos rodeando el Code es una respuesta importante, una imagen poderosa, que en parte alivia la decepción que mucha gente sintió cuando se enteró de que cinco adolescentes habían roto los libros, las maquetas y los cuadros que a los responsables del Code tantos años y esfuerzo les habían costado.

Tal vez esto sea lo más importante, porque los adolescentes se pueden equivocar y “meter la pata a fondo”.

La escuela está para “construir ciudadanía”, como dijo la directora de la Avellaneda, Prof. María Guadalupe Casim. Y para enseñar que, cuando uno se equivoca, hay que pedir disculpas.

La decisión de los responsables de la escuela de recomponer lazos con la sociedad y con el Code representó, sin dudas, un verdadero gesto educativo. De esos que, con los años, los estudiantes valorarán aún más que las clases de Matemáticas o Historia.

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