La detección precoz de rutina permitiría iniciar un tratamiento

Alertan sobre un tumor ocular frecuente en niños

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Los Dres. Chantada y Richard intercambiaron experiencias con sus colegas del Alassia. Foto: Guillermo Di Salvatore

El retinoblastoma bilateral, un tumor canceroso de la retina del ojo de niños pequeños, se presenta como un ojo blanco y debe ser advertido por los padres o el pediatra. En nuestro país se usa un novedoso tratamiento.

 

Mariana Rivera

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Uno de cada 15.000 recién nacidos vivos padece fenilcetonuria, una enfermedad hereditaria que -detectada a tiempo- evita complicaciones en el sistema nervioso central y daño cerebral en los bebés. Por ley, en nuestro país es obligación que a todos ellos se les haga un análisis de sangre -un pinchacito en el talón- para detectar precozmente esta y otras enfermedades congénitas y, así, comenzar un tratamiento.

Sin embargo, existe una enfermedad igual de frecuente que la fenilcetonuria, para la cual no existe un programa oficial de detección precoz: el retinoblastoma bilateral, un tumor canceroso de la retina del ojo del bebé.

La advertencia surgió de un hematólogo y oncólogo de Buenos Aires que estuvo capacitando y profundizando relaciones con sus colegas del hospital de Niños Dr. Orlando Alassia de nuestra ciudad: el Dr. Guillermo Chantada, del hospital Garrahan. Compartió esta actividad -organizada por la Fundación Mateo Esquivo, la Dirección de Docencia del Alassia, y la filial Santa Fe de la Sociedad Argentina de Pediatría- con su colega, la Dra. Lucía Richard, del Hosp. Universitario Austral.

“Se trata del tumor ocular más frecuente en los niños pequeños, hasta el primero o segundo año, que en la Argentina se cura en el 95 %”, precisó. Adelantó que “ahora estamos tratando de curarlos (porque esto implica que el paciente puede quedar ciego, ya que la enfermedad suele comprometer ambos ojos), y también de conservar la visión y de que no queden con secuelas”.

Según explicó, “el retinoblastoma tiene una forma típica de presentación: el fondo del ojo no está de color negro, sino blanco, y la gente lo relata como si fuera el ojo de un gato. No es permanente y depende del lado para el que el niño mira y del que le da la luz”.

Advirtió que “muchos papás no lo asocian al cáncer porque el niño crece, madura y está muy bien, ya que la enfermedad está limitada al ojo. Muchas veces consulta al pediatra y, cuando lo examina, no lo ve; si le pone una luz, la pupila se hace más chica y tampoco lo advierte. Por ello, muchas veces se pierde la oportunidad del diagnóstico, que por lo general se da a una edad promedio de 13 meses en nuestro país, aunque los más problemáticos son los chicos más pequeños”.

Novedoso tratamiento

Por este motivo, el Dr. Chantada remarcó que, “ante cualquier anormalidad que se vea en el fondo del ojo del niño (que muchas veces tiene estrabismo, una enfermedad que muchos presentan), se debe consultar al médico para tener la oportunidad de salvarle la visión y, a veces, la vida, ya que algunos pacientes todavía fallecen”.

En este sentido, informó que “en el hospital Garrahan hicimos un tratamiento muy novedoso de los pacientes con retinoblastoma, trabajando en equipo. Nos entrenamos en Estados Unidos para administrar la quimioterapia a los pacientes no por la vena, ya que tiene que dar toda la vuelta por el cuerpo para llegar al 1% de la superficie del cuerpo, que es el ojo, y entrar para poder hacer su efecto. Aprendimos a canalizar la vena que irriga el ojo por vía no invasiva (se entra por la arteria femoral, en la ingle), de manera de administrar la quimioterapia selectivamente en la arteria que va al ojo.

“Gracias a este método -concluyó-, con el cual ya tratamos a cinco o seis chicos, no hay caída de pelo ni bajada de glóbulos blancos; las defensas funcionan bien y los resultados son muy alentadores”.

Intercambio

La Dra. Richard -quien está a cargo de los trasplantes de médula ósea pediátrica en el Hosp. Universitario Austral- reconoció que “hemos compartido casos con los colegas de este hospital y mantenemos una relación fluida. Queremos interactuar más e intercambiar conocimientos, experiencias, y que todo lleve a mejorar la asistencia de los chicos oncológicos aquí y en todo el país”.

En tanto, agregó que “el Alassia ha tomado la iniciativa de hacerse cargo de este tema en los niños de Santa Fe y, si bien todavía están con una serie de problemas, tienen un programa específico y la intención de que se constituya en un centro de referencia, de manera que los chicos de la provincia no se tengan que ir a otros lugares para ser atendidos o, excepcionalmente, para alguna terapia especial. Lo ideal es que pueden ser asistidos acá, lo que contribuye a la mejor calidad de vida del paciente, que no tengan que sufrir el desarraigo y, el resto de la familia, el abandono, que es una problemática que se ve en muchos casos”.