Al margen de la crónica

La princesa que habla con los muertos

Varios obispos noruegos han reprendido a la princesa Marta Luisa de Noruega por asegurar que puede ponerse en contacto con los muertos y le han recordado que esas prácticas van en contra de la doctrina cristiana.

“Contactar a los muertos puede conducir a un tipo de religiosidad muy poco sano”, declaró en el diario VG el obispo de Stavanger, Erling Pettersen.

La cabeza de la diócesis de Tunsberg, Laila Riksaasen Dahl, señaló a la televisión pública NRK que los muertos pertenecen a Dios y deben descansar en paz, y tratar de alterar eso “puede liberar fuerzas ocultas que desconocemos”.

Marta Luisa, de 38 años, había revelado la pasada semana en una entrevista al periódico Stavanger Aftenblad su capacidad para entablar relación con los espíritus del más allá.

“No es difícil ponerse en contacto con los muertos, de la misma forma que con los ángeles. También ese contacto lo podemos crear en cualquier momento, cuando así lo deseemos”, había dicho entonces.

Su condición de princesa -hija mayor de los reyes Harald y Sonia, y hermana del príncipe heredero, Haakon- y de cristiana es la que ha llevado a los obispos a reaccionar de forma pública.

“Por eso es por lo que hemos decidido salir. Hay que decir que eso no forma parte de la doctrina cristiana”, dijo Riksaasen Dahl.

Las declaraciones de Marta Luisa han reactivado la polémica originada hace tres años en Noruega, cuando la princesa recibió amplias críticas de diversos sectores por impulsar un centro de educación alternativa, que prometía contactos con los ángeles.

Las denuncias de acoso de los medios de la princesa, unidas a su reafirmación pública de sus poderes sobrenaturales, provocaron incluso que algunos diarios la invitaran a renunciar a su título y a su puesto -el cuarto- en la línea sucesoria al trono.

No es la primera vez que María Luisa se mete en problemas. No hace mucho y por algún tiempo, se dedicó a “alquilar” su presencia a las empresas y grupos que celebran las tradicionales fiestas o cenas de Navidad. El plato fuerte de la real animadora en esas reuniones era contar con detalles muy precisos sus aventuras sexuales. ¡Una verdadera joyita!