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“La muerte como espectáculo”

Una de las novedades más siniestras y preocupantes del mundo globalizado consiste en la proliferación de videos que se ponen en circulación en Internet con escenas de violencia registradas en la vida real. Michela Marzano, en “La muerte como espectáculo” individualiza como fecha clave el año 2004, cuando aparecieron videos macabros realizados por grupos islamitas mostrando la fría ejecución por degollación de cientos de prisioneros occidentales en Irak o en Afganistán.

El fenómeno se desataría como una peste -desde grupos de escolares que filman la vejación de un compañero a violencia y pornografía casera puestas a circular libremente por Internet-, y Marzano estudia la evolución digital de estas escalofriantes prácticas.

“En abril de 2006, la agresión de una profesora del instituto Lavoisier de Porcheville, en Yvelines, Francia, filmada con un teléfono móvil y difundida por Internet, provocó una gran conmoción. Fue cuando se descubrió en Francia este fenómeno social, que en realidad surgió en Inglaterra hacia el año 2004 y que se conoce con el nombre de happy slapping, literalmente “felices bofetadas’. Consiste en caer sobre una víctima e infligirle una especie de “correctivo’, mientras un cómplice filma la escena con una cámara o con un móvil”. Pero pronto, este ejercicio que pretendía ser divertido rápidamente se mostró más bien temible.

En junio de 2005, en un barrio de Leeds, Inglaterra, “una adolescente fue asesinada por varios disparos de rifle; su muerte se filmó y se difundió por Internet. En la actualidad, se han descubierto más de doscientos casos de happy slapping en Inglaterra, que van de la simple bofetada y la paliza “recreativa’ a la violación y el asesinato. En diciembre del año 2005, en Londres, una joven inglesa de 15 años, y sus cómplices de 21, 18 y 17 años, fueron declarados culpables de la agresión a David Morley, 38 años. El guión es simple. La chica de la banda se acerca a la víctima y hace una señal a sus cómplices, que empiezan a golpear a su presa hasta la muerte, mientras otro filma la escena”.

En 2007, el ministro de Educación nacional francés hablaba de un caso de happy slapping por semana. Marzano concluye que el happy slapping es una práctica cuyo significado no está claro, al menos a primera vista. Para empezar, consiste en una agresión corporal tradicional, cuyo objetivo es humillar y hacer vulnerable a la persona agredida. Sin embargo, al filmar la escena, se transforma el sufrimiento de otro en una fuente de entretenimiento y diversión para compartir con otros, cada vez más numerosos y anónimos, gracias al móvil y a Internet. ¿Cómo es posible que unos jóvenes se diviertan lesionando a la gente y filmando sus actos? ¿Por qué se ríen ante el sufrimiento humano?

“En un foro de discusión de la Red, los internautas, en su mayoría jóvenes, intercambian sus opiniones sobre los videos de decapitación. Aparentemente, parecen tener la costumbre de comunicarse entre sí y hablan de estas escenas como si se tratara de un tema de conversación como otro cualquiera. La persona que lanzó en un sitio francófono, en abril de 2007, el foro “Videos de decapitación’ parece buscar una respuesta a una serie de preguntas que se plantea después de haber mirado la degollación de Nicholas Berg. “He visto recientemente el video de la ejecución de Nick Berg en Irak. ¿Qué?, ¿ya habéis visto un video que muestra la decapitación de un rehén? ¿Qué pensáis de eso?’ Las respuestas llegan de prisa, diferentes, a menudo sorprendentes, a veces inquietantes. “Lo evito entre el entrante y el postre’, responde de inmediato alguien, seguido por otro que, sin ningún problema, replica: “¡Sí, en casa de un amigo, he visto algo de este tipo! ¡Nos divertimos mucho!’”. Publicó Tusquets.