Cumplió 20 años como entrenador y 61 de vida...

Trullet siempre dice algo

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Carlos Alberto Trullet y la plaqueta que le dio la dirigencia de Atlético de Rafaela en el festejo realizado anteanoche en la Perla del Oeste.

Foto: Gustavo Conti

“Tengo diferencias con Pumpido, pero di buenas referencias a Quilmes cuando ahora me preguntaron. Él, en cambio, siempre me jugó en contra en sus opiniones cada vez que tuve la chance de volver a Unión”, señaló.

 

Enrique Cruz (h)

Se lo vio emocionado y feliz cuando apenas pasadas las 12 de la noche empezaba a celebrar sus 61 años de vida. “No me imaginaba llegar a esta altura, cumpliendo 20 años en forma ininterrumpida como entrenador, algo que pocos consiguen, y teniendo a mi equipo en el primer puesto”, dijo Carlos Trullet en presencia de su familia, sus amigos, algunos jugadores, los dirigentes de Atlético de Rafaela y gente vinculada a Santa Fe y a Unión. Y sobre Unión giró buena parte de la charla con el “Cabezón”.

—¿Cuáles fueron el momento más lindo y el más feo de estos 20 años de técnico, Carlos?

—El más lindo fue el apoteótico ascenso del ‘96. Y el más feo, el día que me tuve que ir del club cuando perdimos el clásico con Colón en el último minuto... Como verás, las dos cosas me ocurrieron en Unión.

—¿Te quedás con ese ascenso, el del ‘96 y no con el del ‘89 que también lo viviste desde adentro?

—Es que en el ‘96 fui protagonista directo y en el otro estaba como ayudante de Humberto Zuccarelli. Pero el del ‘96 fue tremendo porque se trató de un acontecimiento social. Recuerdo que demoramos tres horas cuando, regresando de Córdoba tras el partido con Instituto, nos metimos en la autopista para desembocar en Iturraspe e ir hacia la cancha. Había gente en las dos manos de la autopista... Dicen que superó, por ejemplo, la multitud que se volcó a la calle a despedir los restos de Carlos Monzón. Una locura.

—¿Cuáles fueron los tres mejores jugadores que te tocó dirigir?

—Claudio Borghi, Darío Cabrol y Rodrigo Braña.

—¿Con Cabrol terminaste mal?

—Sí, terminamos mal... Él se portó mal conmigo. Si no habría sido así, quizás hoy estaría como ayudante de campo. Pero no quiero volver sobre ese tema, lo que te aclaro es que era un muy buen jugador.

—¿Y con cuáles otros tuviste problemas?

—Con Bazán Vera viví un episodio en cancha de Defensa que no lo había vivido antes ni después con ningún otro jugador... Es un muchacho que no es fácil de llevar. No sé si aquel episodio significó su alejamiento del club, no creo que sea tan así. Lo valoro por los goles que aún sigue haciendo, pero creo que él no debió demorar tanto en pedir disculpas... Y también Luis Islas, alguien con el que me costó llevarme bien, junto al Flaco Zuccarelli. Pero con el tiempo fui aprendiendo cosas.

—¿Qué por ejemplo?

—Ser más flexible y aprender de los árbitros.

—¿De los árbitros?

—Los buenos árbitros, cuando amonestan, ¿qué hacen?... Muestran la tarjeta y se dan vuelta, así evitan observar cualquier mirada o reacción que los obligue a echar al jugador. Yo hago lo mismo, apercibo, reto y me doy vuelta, no miro la reacción del otro. Eso evita que ocurran cosas.

—¿Te queda pendiente algo en el fútbol?

—Sí, dirigir a Estudiantes. Estuve muy cerca de lograrlo cuando me fui de Unión, allá por 1998... En realidad lo había dirigido en 1987 y en 1990, pero con Zuccarelli. Ahora, la única forma que tengo de volver a dirigir en Primera es ascendiendo. Y seguramente no permitiría que se cometa el error de Quilmes, que dejó ir a Ghiso, trajo un técnico nuevo y más de 20 jugadores.

—¿Dos dirigentes que quieras destacar?

—No quiero nombrar a los actuales de Atlético para no parecer “chupamedias”... Me quedo con Súper Manuel Corral, con Néstor Zenclussen y dejame mencionar a un dirigente que hace cuarenta años que está en un club, como Meiszner en Quilmes. Eso tiene muchísimo mérito.

—¿No terminaste de meterte en el corazón de los hinchas porque alguna vez dijiste que querías dirigir a Colón?

—Eso fue cuando me fui a Quilmes y una vez le gané a Unión... Mirá, yo tenía el berretín de dirigir a los equipos en los que había jugado... Y cuando volví a Unión, al poco tiempo, me encontré con 4.000 volantes con esa entrevista. Yo le estoy agradecido a Colón porque me dio de comer, pero está claro que mi identificación con Unión es total y soy socio desde hace 25 años y pago mi cuota. Como jugador y como entrenador, tuvo como seis etapas en Unión. Es demasiado en mi vida.

—¿Cómo está tu relación con Pumpido?

—Ja ja... Te cuento algo: hace unos días me llamaron de Quilmes y me dijeron que el nuevo técnico estaba entre él, Madelón y Calderón. Me preguntaron por Nery, dije que tenía diferencias pero que no podía desconocer su trayectoria y sus aptitudes; dejé muy buenas referencias y le pedí que, si lo contrataban, le contasen esto que yo dije... Pero bueno, no quiero aburrir a la gente con este tema, quizás no se haya bancado que yo haya conseguido algunas cosas que él, con toda su trayectoria, no pudo conseguir. Yo fui condescendiente con Nery: lo traje como jugador en el ‘91, en el mejor momento de Unión, en el ‘96 o ‘97, lo sumé como manager a pesar de la oposición generalizada que había... Lo que no me gustó es que algunas veces parece que opinó en mi contra cuando se hablaba de la posibilidad de mi regreso.

—¿Lo hablaron cara a cara?

—No, no... A veces me molestó que públicamente lo negara, a eso de que opinaba en mi contra, cuando en realidad era cierto. Y así queda poco margen para el entendimiento, ¿no?


Bien rodeado a puro festejo

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A la izquierda, los amigos de Trullet que viajaron desde Santa Fe, donde se observa, entre otros, a Ricardo Rossini, Oscar Frutos, Alberto Vergara, Rafael Fiz, Horacio Humoller y Guillermo Fernández. Recordó los famosos tiempos de la “Peña del Ganso”, que se hizo popular y “necesaria” en aquella gran campaña de 1996 y 1997-98. Seguidamente, un primer plano para otro ex Unión: Víctor Alfredo Bottaniz. Lo acompañan, entre otros, el presidente de Atlético.