Colón le ganó (y bien) a Lanús después de diez años...

El Negro la tuvo clara

El Negro la tuvo clara

Moreno, un gladiador. Iván le dio una buena mano a Bellone en la contención. Jugó con orden e impuso el sacrificio y la generosidad de siempre. Estuvo un poco más atado y no tan atento a pisar el área rival. En la foto, se tira a los pies de Ledesma para quitarle la pelota. Foto: DyN

 

 

Gamboa les metió en la cabeza a los jugadores que había que jugar y defenderse con la pelota. Lo hizo bien en el segundo tiempo y, además, fue efectivo. Damián Díaz fue figura.

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

Gamboa tiene una filosofía clara. Y la intenta llevar a la práctica. Le salió muy bien en el primer tiempo ante Olimpo; mal con Vélez y encontró un término medio ante Estudiantes. Anoche se fue conforme con el segundo tiempo ante Lanús. Esa filosofía de la que hablamos, se basa en la tenencia de la pelota. Dispone de material humano para hacerlo. Hay jugadores de buen pie, que encajan perfectamente en esa estrategia. La jugada del segundo gol es una muestra clara. Fue un golazo, definido en forma estupenda por el mejor valor que tuvo Colón: Damián Díaz.

No fue un gran partido el de Colón, pero el objetivo estuvo siempre claro. Sobre todo cuando en el segundo tiempo se dedicó a dormir el trámite del partido. Gamboa entiende que la mejor manera de jugar bien es teniendo la pelota. Está claro qué es lo que quiere de “fondo”, las “formas” pasan a un segundo plano. El equipo se puede parar con un 4-3-1-2 o con un 3-4-1-2. Más todavía, anoche daba la impresión de que se paraba con línea de cinco cuando el equipo necesitaba retroceder unos metros. Entonces, Quiroga y Quilez, por sus laterales, se pusieron más el traje de defensores que de volantes, más allá de la libertad que les dio Gamboa para que se proyecten. Hicieron un buen trabajo los dos. Y se ordenaron adecuadamente Moreno y Bellone para que el equipo tuviese esa dosis de marca que tantas veces faltó y se le criticó a este equipo.

Lanús, históricamente, lo complicó a Colón; pero la ausencia de un enganche jugó a favor de los sabaleros. Zubeldía insiste en poner gente hábil, explosiva y con llegada por los laterales. Pero eso permite que se los tenga mejor referenciados. Ocurrió con Carrasco y Ledesma. El primero de ellos —el que más complicó— jugó un ida y vuelta con Quiroga, pero pocas veces transitó por otros sectores de la cancha. Colón se refugió correctamente atrás y no sufrió en demasía, salvo un remate desde buena posición de Silvio Romero que tapó Pozo en forma estupenda.

El único problema de Colón fue la falta de técnica para salir jugando desde atrás, algo que el equipo pretende a partir de esa intención de Gamboa de jugar el mayor tiempo posible siendo propietario de la pelota. Se arriesgó innecesariamente, faltaron recursos, algunos balones se perdieron en las inmediaciones del área y dio la impresión de que no querían “reventarla”. Lo ideal es salir jugando con prolijidad, porque, generalmente, el pelotazo a reventar termina dividiendo la pelota en el terreno de enfrente y muchas veces es improductivo. Pero una cosa es perderla a 60 ó 70 metros del arco y otra muy diferente es hacerlo a 25 metros, algo que ocurrió en un par de ocasiones y se comprometió seriamente al arco de Pozo.

Dos goles psicológicos

Podría decirse tranquilamente que Colón definió el partido en poquito más de 10 minutos. Es que ése fue el tiempo que transcurrió entre el cabezazo de Larrivey y la brillante jugada que terminó con el zurdado de Damián Díaz. Y hasta pareció algo exagerado que Colón se pusiese 2-0 arriba porque no había establecido tantas diferencias ni tampoco había dispuesto de una gran cantidad de situaciones.

Es probable que el gol de Lanús, además de dramatismo y emoción, haya puesto algo más de realismo al resultado final. Colón ganó con justicia, pero la diferencia no fue superior al gol. Por eso, la practicidad sabalera hizo que el equipo se encontrara con la tranquilidad de una buena ventaja para hacer lo que quiere su entrenador: manejar el partido a través de la disponibilidad del balón.

Lanús no abandonó casi nunca la estructura táctica. Apenas si el 4-4-2 se transformó cuando Zubeldía ordenó el ingreso de Castillejos, sumando otro delantero a Silvio Romero y el uruguayo Regueiro. Pero a esa altura, Colón sabía muy bien que no debía desordenarse, que la obligación de Lanús lo iba a llevar a amontonar gente en el área rival y que, por ende, había que estar muy concentrado en el juego aéreo. Y defendió bien Colón en el segundo tiempo, con sobriedad y firmeza. A partir de allí, los espacios se abrieron en el campo de Lanús, pero a Colón no le sedujo la posibilidad de aprovechar el contragolpe para liquidarlo. Prefirió frenar el ritmo para tener la pelota, no tirar pelotazos y eligió pausa por encima del vértigo. Le salió bien.

Uno miraba el banco de suplentes y se frotaba las manos con un jugador como Lucero, por ejemplo; inclusive con Lucas Acosta, que en un partido ante San Lorenzo, en el Nuevo Gasómetro, fue elegido por Mohamed para jugar de contragolpe y tratar de definir un partido que, al final, sólo se empató. Pero Gamboa tuvo que hacer dos modificaciones obligadas. Y resignó plantear un partido de contragolpe, por la chance de disponer de la pelota y no transformar el partido en vertiginoso, más allá de que tuvo su ritmo.

Fue inteligente lo de Gamboa. Quizás le haya faltado un poco de precisión en Higuaín para capitalizar esos espacios que se abrieron en el campo rival. Damián Díaz y Larrivey dieron su cuota y con creces. Sobre todo el enganche, que jugó un muy buen partido y marcó un golazo. Por eso, Colón terminó ganando bien. Por el peso de las individualidades y por un equilibrio colectivo y una idea de juego clara que dejó conforme a Gamboa. Parece que es lo que quiere para su equipo.

Perdió la reserva

En el partido preliminar, la reserva sabalera cayó 2 a 0 con su similar de Lanús. La nota negativa, más allá de la derrota, se dio con el golpe sufrido por el arquero Andrés Bailo, que motivó su salida del equipo en forma prematura.

Sciacqua dispuso estos titulares: Bailo; Caire, Fiereder, Magnago y Ballester; Laureiro, Martínez, Luque y Mugni; Jourdán y Bustamante.

Ante la salida de Bailo ingresó Dalino, mientras que Alario ingresó en reemplazo de Bustamante en el conjunto sabalero.

Un dato para destacar de la jornada de anoche, una vez más, fue observar la excelente relación que existe entre las dos hinchadas. No debe haber otra parcialidad tan amiga de la sabalera como la de Lanús. Antes del encuentro se pudieron observar pasacalles de bienvenida en las adyacencias del estadio y, seguramente, habrán compartido algún encuentro gastronómico en la previa.

Luego, en el estadio y durante el partido, se oyó cada tanto el grito de ambas hinchadas: “... El que no salta es de Banfield y de Unión”. Tras el cotejo, festejó la de Colón y despidió con aplausos la de Lanús, aunque en la tribuna local se produjeron algunas corridas (entre los mismos hinchas) y algunos golpes de puño que llegaron a destino.

Lanús 1 - Colón 2

 

Cancha: Lanús.

Árbitro: Alejandro Toia.

Lanús: Marchesín; Grana, Goltz, Hoyos y Balbi; Carrasco, Pizarro, Pellettieri y Ledesma; Regueiro y Silvio Romero. A.S.: Caranta. Estuvieron en el banco: Erramuspe, Arce y Lagos. D.T.: Luis Zubeldía.

Colón: Pozo; Raldes, Candia y Goux; Quilez, Moreno y Fabianesi, Bellone y Quiroga; Damián Díaz; Fuertes y Larrivey. A.S.: Marcos Díaz. Estuvieron en el banco: Ledesma, Lucero y Lucas Acosta. D.T.: Fernando Gamboa.

Goles: en el primer tiempo, a los 40 m Larrivey (C). En el segundo tiempo, a los 6 m Damián Díaz (C) y a los 21 m Silvio Romero (L).

Cambios: en el primer tiempo, a los 25 m Higuaín (C) por Fuertes. En el complemento, al iniciarse, Nicolás Ramírez (L) por Ledesma; a los 10 m Soto (C) por Quilez; a los 27 m Lugo (L) por Grana y Castillejos (L) por Carrasco y a los 32 m Alfredo Ramírez (L) por Bellone.

Amonestados: Colón no tuvo.

El Negro la tuvo clara

Raldes, el eficiente. El boliviano tuvo un partido con más aciertos que errores. Jugó de defensor por derecha y no dio muchas ventajas. En la foto, marca de atrás a Silvio Romero, el autor del gol de Lanús y el delantero que más inquietó a la líneas de tres sabalera. Foto: DyN