Ganados y carnes

No es sencillo poblar los campos

A medida que sube el precio del novillo, aumenta el valor de los alquileres. Lo mismo ocurre con el precio de la vaca de cría, que ronda entre 3.500 y cuatro mil pesos.

Ignacio Iriarte(*)

(*)Analista del mercado de carnes

La fuerte valorización de la hacienda ha llevado a que en algunas zonas, por ejemplo la Cuenca del Salado, un arrendamiento de un campo ganadero (90 a 100 kilos de novillo) con algunas lomas arables le salga al criador igual o más plata por hectárea que si el precio fuera por tierra agrícola. Se devuelven campos, porque aún con bajas del 20 a 30 por ciento en los alquileres, son muy difíciles de pagar, con la tentación a la que han sucumbido muchos ganaderos de hacer plata un rodeo de vacas de cría, compradas baratas en los años recientes y “capturar” la diferencia de precios.

A medida de que sube el precio del novillo, aumenta el valor de los alquileres, y a medida de que sube el precio de la vaca de cría (3500-4000 pesos) se hace cada vez más inalcanzable poblar un campo, por más confianza que se tenga en el futuro de la actividad.

La inversión en términos absolutos resulta enorme. También han devuelto los campos y han vendido las vacas o los novillos cientos de productores agrícolas que habían invertido en vacas sus excedentes como agricultores o contratistas, y que hoy necesitan ese capital u optan por hacerlo “líquido” ante los altísimos precios del ganado.

Los meses pasan y nadie puebla esos campos vacíos, cuyas instalaciones y mejoras (puestos, alambres, mangas, aguadas y caminos) se deterioran con el paso del tiempo.

No hay ventas

Los campos desocupados tampoco se venden, porque el comprador ofrece valores bajos que el propietario no acepta: se trata de preservar el capital tierra hasta que las pariciones se recuperen y aparezca la hacienda en manos no se sabe de quién para volver a poblarlos.

Tampoco se estarían poblando plenamente las islas del Paraná que, antes de las inundaciones, llegaron a tener más de dos millones de cabezas en pastoreo. Hoy se calcula no tendrían más de una tercera parte de su stock potencial, por ahora casi toda hacienda de propietarios.

Curiosamente, los precios muy altos para la hacienda conspiran contra la entrada de inversores al negocio ganadero. En realidad, la hacienda físicamente no está, y esto explica que los precios sean tan altos, y que la repoblación de los campos vacantes sea todavía casi inexistente.

Aumenta el stock aquel criador o ganadero de ciclo completo que no está en zona de desastre por la sequía, que logró conservar la mayor parte del rodeo y que hoy se guarda para vientres un número superior a lo habitual de terneras y vaquillonas. Pero para los que perdieron el stock o son inversores independientes, este negocio hoy tiene la “entrada prohibida”, como el tango.

/// en relación

 

Estados Unidos

Los ganaderos norteamericanos, mientras tanto, no sólo están amenazados por la baja en los precios reales del ganado sino también por el aumento bien por encima de la inflación de los costos ganaderos (alimento para el ganado, fletes, combustibles, costo de los arrendamientos). Contra su supervivencia conspira además la falta de escala: el rodeo de cría promedio es de 40 vacas, alejado totalmente del mínimo suficiente para vivir. A dólares de hoy, actualizados los valores por el IPC estadounidense, el precio del novillo en Nebraska promedió los 3,90 dólares por kilo vivo en la década del 1970.